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El onceno albiazul estuvo dos veces en ventaja, pero no la supo administrar y al final se quedó con las manos vacías en su primera salida en el Apertura.
Aparte de la camiseta y varios jugadores, Millonarios estrenaba este domingo en El Campín una ilusión que parecía adquirir brillo más temprano de lo esperado cuando Rafael Robayo, el capitán albiazul, estrellaba con intensidad una y otra vez su palma derecha sobre el pecho.
A los 14 minutos de juego, los embajadores se iban en ventaja sobre el Huila y el técnico venezolano Richard Páez escondía la emoción detrás de sus lentes oscuros, los cuales terminarían siendo, en cierta forma, premonitorios.
Primero porque tal y como aconteciera el semestre pasado, un descuido en el fondo permitía la paridad visitante por medio de Jorge Vidal, aunque ese no sería el único fantasma que volvería a merodear en el estadio Nemesio Camacho, ya que de nada serviría que los de casa se fueran de nuevo adelante.
El gol de Carlos Preciado que permitió llevarse la ventaja al vestuario no fue garantía de nada para Millonarios, que vio cómo en el complemento el Huila se apoderó de balón, terreno e intenciones.
Pero igual el visitante necesitaba de alguien que fuera capaz de reflejar tal dominio en el marcador y ahí dijo presente un viejo conocido del equipo azul: José ‘Pepe’ Moreno, quien hizo valer la ley del ex y en doble oportunidad.
Primero de penalti y luego al rematar de primera un centro pasado, el atacante caucano permitió la remontada y de paso les dio a los del Teacher Berrío la primera alegría de la temporada 2011. Y es que en Bogotá, los opitas definitivamente ya están acostumbrados a celebrar.
En el local, en cambio, la desazón parece postal eterna y la lección de este domingo parece dejar una advertencia: la renovación ante un proceso siempre llevará las de perder.
En las tribunas, las caras largas de los hinchas azules se dispararon como una alarma lapidaria. Y esa rabia, antes y después del partido, se convirtió en hechos violentos. Cinco personas resultaron heridas de gravedad. Una de ellas aún permanece internada en el hospital San José, como consecuencia de un severo trauma cerebral. Y para rematar la faena, la policía de Bogotá incautó 40 armas blancas y retuvo a 21 personas.