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Tal como se esperaba, el clásico entre paisas y capitalinos fue un duelo en el que ninguno de los dos equipos quiso regalar nada y en el que ambos salieron por la victoria sin ni siquiera pensar en el empate.
Luego de un primer tiempo intenso y trabado en el que reinó la fuerza y el empuje de ambas escuadras, vino una segunda parte con un leve dominio para Nacional, que a la postre fue suficiente para que los locales lograran la anhelada victoria, y devolvieran a Millonarios al purgatorio del cual habían salido con el triunfo sobre Cúcuta la semana pasada.
En esa primera parte primó el orden táctico de Millos, con el cual los albiazules pudieron neutralizar las ganas y hambre de victoria verdologa. La doble línea de cuatro en la mitad de la cancha fue efectiva y desesperó a los paisas, quienes se vieron frustrados a la hora de inquietar el arco rival.
Pero Nacional no podía darse el lujo de quedarse sin conocer lo que es ganar, una vez más, en este Apertura 2009 y por eso en los últimos 45 minutos de juego sacó a relucir ese juego que se le exigió desde el primer partido del campeonato.
Los paisas se adueñaron de la pelota y ya no se la prestaron más a los de Bogotá, que lo único que pudieron hacer, las pocas veces que la tuvieron durante el encuentro, fue estrellarla en el travesaño, gracias a un remate de Jhonatan Estrada.
Desde que comenzó el segundo tiempo Nacional se le fue encima a Millos. Cambios de ritmo, juego por los costados y por el centro, además de un sólido trabajo en la recuperación le dio resultado a los antioqueños.
Así pues, la consecución del gol fue sólo cuestión de tiempo y no en vano el portero José Cuadrado empezó a ser lo más destacado de los embajadores, tras el apagón de hombres clave como Gerardo Bedoya, Rafael Robayo, Carmelo Valencia y el propio Estrada.
Reiterados intentos sin éxito finalmente dieron a los paisas su recompensa. Mendoza sólo tuvo que empujar levemente el balón con un certero frentazo en la línea de gol, luego de que Giovanni Moreno (el mejor jugador del partido) se la sirvió, también de cabeza, tras un tiro de esquina cerrado en el que quizás Cuadrado cometió su único pecado fatal del encuentro, por no salir a cortar efectivamente alguno de esos centros.
Luego de la anotación, Millos encontró en Sherman Cárdenas a su mejor hombre para buscar la igualdad, pero el volante santandereano se vio muy solo a la hora de generar peligro, ya que los delanteros nunca aparecieron y sus compañeros de medio campo no fueron efectivos a la hora de la asociación. En cada jugada el juvenil fue presa fácil para los zagueros antioqueños.
Finalmente Nacional pudo esta vez mantener la ventaja y si bien es cierto que el triunfo no lo sacó del último puesto de la clasificación, sí le dio un importante soplo de vida.
Quizás por lo anterior es que Millos regresa más frustrado que nunca de Medellín, porque más allá de volver sin puntos, llega con el sinsabor de haber permitido que a sus expensas, Nacional, su rival tradicional, resucitara en el rentado.