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                                                                                                                              Myriam Guerrero, la mujer detrás del nombre del estadio del Deportivo Cali

                                                                                                                              El pasado 12 de septiembre, el Deportivo Cali obtuvo su primer título profesional en la Liga Femenina de Fútbol de Colombia en el Estadio Myriam Guerrero. La victoria de las caleñas en dicho escenario es un reconocimiento a la deportista que lleva su nombre, quien soñó desde su juventud con la posibilidad de que las mujeres fueran estrellas del balompié. Esta es su historia.

                                                                                                                              Matt De la Parra, CrossMediaLab, Universidad Jorge Tadeo Lozano

                                                                                                                              Myriam Guerrero (centro), en un entrenamiento en la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano.
                                                                                                                              Foto: Cortesía

                                                                                                                              “Cuando me vieron en la cancha, me empezaron a tratar mal. ‘¿Quién dijo que las mujeres juegan fútbol? ¡Pareces marimacho! ¡Váyase para la cocina!’. Esas eran las mejores cosas que me gritaban. Afortunadamente, empezó a llover durante el partido y mis lágrimas se confundieron con la lluvia, mientras me decía que no me rindiera. Terminé el juego quebrantada, pero ganamos”. Así recuerda Myriam Guerro sus primeros triunfos en el fútbol tres décadas atrás, cuando era impensable que una mujer destacara en actividades que, se decía, eran solo de hombres.

                                                                                                                              Le puede interesar: más historias y toda la información deportiva

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                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              “Cuando era niña no pensaba más que en jugar. Disfrutaba mucho salir en las noches a patear el balón junto con mi hermano mayor Carlos Alfonso y sus amigos. De ahí que, en primer lugar, fue él quien me despertó el amor por el fútbol. Al comienzo solo era espectadora, me quedaba observando los partidos desde las gradas, sin embargo, me sentía tan atraída que me integré al combate en la cancha. Fueron tiempos memorables.

                                                                                                                              A pesar de que el fútbol me gustaba y de que sentía pasión por ello, nunca pensé en dedicarme a este deporte. En el colegio Inem Santiago Pérez, donde estudié, me destacaba como deportista y mi profesora de Educación Física, Eleonora, me decía que tenía mucha madera para ello. Aún así, pensaba en dedicarme a la odontología. Al final, fue tanta la insistencia de mi profesora y de mi hermano, que me persuadieron de no dejar atrás esta vocación. Y me dí cuenta de que la odontología solo era un capricho.

                                                                                                                              (Las escuelas que han marcado la historia del fútbol colombiano)

                                                                                                                              Soy una de las convencidas de que Dios nos pone ángeles en el camino que nos ayudan a direccionar nuestra vida”, recuerda la esta capitana de mil batallas.

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              “Me sentía segura y libre de correr en la cancha sin que me estuvieran abucheando como en Bogotá, estaba tan emocionada que fuí la figura del partido y el estadio terminó coreando ¡Colombia! Por supuesto, fuimos vencedores.

                                                                                                                              (Tres vidas, un sueño: la vida tras un balón)

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Regresé al país en 1989 y me estrellé de nuevo con la realidad del machismo en el fútbol, aun así yo estaba convencida de querer luchar por abrirme espacio en el deporte, no solo a mí, sino a más mujeres que tenían toda la capacidad física para jugar igual o mejor que un hombre”.

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              En ese mismo año, Ramiro Alfaro llamó a Myriam para trabajar con el Club Deportivo Vida, en Fontibón, y más adelante le propuso hacer parte de los jugadores que participarían en el Torneo de Marcas de Bogotá. Sabiendo que podría perjudicar su cupo en este torneo, ya que era netamente masculino, Myriam entró a la cancha digna y campante. Jugó medio tiempo y no pudo seguir porque amenazaron con sacar al Club del torneo; además, los insultos y agresiones por parte de las hinchadas fueron muy fuertes, así que Myriam le dijo al profe Alfaro que se retiraba. A pesar de todo, no perdió la ilusión de abrirle un espacio a la mujer en el fútbol colombiano.

                                                                                                                              A raíz de su trabajo con el Club Deportivo Vida, la Universidad Nacional le propuso, en 1990, conformar un equipo de mujeres, y fue allí donde empezó su trabajo de sembrar en otras su pasión por el fútbol femenino.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              En el 2000 Myriam jugó en el Interclubes con la Selección Femenina de Bogotá en Lima, Perú. Luego decidió no continuar como jugadora, porque quería dirigir el partido, dado que para eso se había preparado en Moscú. En el 2003 fueron nuevamente al Suramericano en Loja, Ecuador, donde Myriam llegó como la primera mujer entrenadora de la Selección Femenina de Fútbol de Colombia.

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              “Quienes se preguntaban ¿qué hace una mujer en fútbol? Myriam les cerró la boca, porque es una de las personas más capacitadas y maravillosas que, sin duda alguna, marcó la historia del fútbol en Colombia”, dice Ricardo Rojas, Coordinador de Deportes de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y compañero de trabajo de Myriam Guerrero desde hace 26 años.Myriam no puede dejar de llenarse de emoción y orgullo cuando las denominadas “Chicas Superpoderosas” y la Liga Femenina le dedican sus triunfos o le agradecen por ser la mujer que les dio las alas para creen en su talento, no doblegarse ante el machismo en el fútbol colombiano y seguir adelante a pesar de todo.

                                                                                                                              En honor a Myriam Guerrero, el Coloso de Palmaseca, como se conocía al Estadio Deportivo de Cali, llevará su nombre. Así lo confirmó la DIMAYOR el pasado 12 de septiembre: “El homenaje simbólico quedará como un tributo para la historia del fútbol femenino de nuestro país y servirá como ejemplo para que en Latinoamérica se sumen al movimiento que busca generar más estadios con nombres de figuras y personalidades femeninas para que sean bandera en la lucha por la igualdad de género”.

                                                                                                                              Myriam Guerrero (centro), en un entrenamiento en la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano.
                                                                                                                              Foto: Cortesía

                                                                                                                              “Cuando me vieron en la cancha, me empezaron a tratar mal. ‘¿Quién dijo que las mujeres juegan fútbol? ¡Pareces marimacho! ¡Váyase para la cocina!’. Esas eran las mejores cosas que me gritaban. Afortunadamente, empezó a llover durante el partido y mis lágrimas se confundieron con la lluvia, mientras me decía que no me rindiera. Terminé el juego quebrantada, pero ganamos”. Así recuerda Myriam Guerro sus primeros triunfos en el fútbol tres décadas atrás, cuando era impensable que una mujer destacara en actividades que, se decía, eran solo de hombres.

                                                                                                                              Le puede interesar: más historias y toda la información deportiva

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                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              “Cuando era niña no pensaba más que en jugar. Disfrutaba mucho salir en las noches a patear el balón junto con mi hermano mayor Carlos Alfonso y sus amigos. De ahí que, en primer lugar, fue él quien me despertó el amor por el fútbol. Al comienzo solo era espectadora, me quedaba observando los partidos desde las gradas, sin embargo, me sentía tan atraída que me integré al combate en la cancha. Fueron tiempos memorables.

                                                                                                                              A pesar de que el fútbol me gustaba y de que sentía pasión por ello, nunca pensé en dedicarme a este deporte. En el colegio Inem Santiago Pérez, donde estudié, me destacaba como deportista y mi profesora de Educación Física, Eleonora, me decía que tenía mucha madera para ello. Aún así, pensaba en dedicarme a la odontología. Al final, fue tanta la insistencia de mi profesora y de mi hermano, que me persuadieron de no dejar atrás esta vocación. Y me dí cuenta de que la odontología solo era un capricho.

                                                                                                                              (Las escuelas que han marcado la historia del fútbol colombiano)

                                                                                                                              Soy una de las convencidas de que Dios nos pone ángeles en el camino que nos ayudan a direccionar nuestra vida”, recuerda la esta capitana de mil batallas.

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              “Me sentía segura y libre de correr en la cancha sin que me estuvieran abucheando como en Bogotá, estaba tan emocionada que fuí la figura del partido y el estadio terminó coreando ¡Colombia! Por supuesto, fuimos vencedores.

                                                                                                                              (Tres vidas, un sueño: la vida tras un balón)

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              A raíz de su trabajo con el Club Deportivo Vida, la Universidad Nacional le propuso, en 1990, conformar un equipo de mujeres, y fue allí donde empezó su trabajo de sembrar en otras su pasión por el fútbol femenino.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              En el 2000 Myriam jugó en el Interclubes con la Selección Femenina de Bogotá en Lima, Perú. Luego decidió no continuar como jugadora, porque quería dirigir el partido, dado que para eso se había preparado en Moscú. En el 2003 fueron nuevamente al Suramericano en Loja, Ecuador, donde Myriam llegó como la primera mujer entrenadora de la Selección Femenina de Fútbol de Colombia.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              En honor a Myriam Guerrero, el Coloso de Palmaseca, como se conocía al Estadio Deportivo de Cali, llevará su nombre. Así lo confirmó la DIMAYOR el pasado 12 de septiembre: “El homenaje simbólico quedará como un tributo para la historia del fútbol femenino de nuestro país y servirá como ejemplo para que en Latinoamérica se sumen al movimiento que busca generar más estadios con nombres de figuras y personalidades femeninas para que sean bandera en la lucha por la igualdad de género”.

                                                                                                                              Por Matt De la Parra, CrossMediaLab, Universidad Jorge Tadeo Lozano

                                                                                                                              Ver todas las noticias
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