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Dice Gabriel Ochoa Uribe, el técnico más ganador en la historia del fútbol colombiano, que un buen equipo comienza a armarse desde el arco y explica que con un par de excepciones los mejores oncenos del mundo han tenido siempre a un gran arquero.
Medellín entendió eso hace dos años, cuando decidió contratar al paraguayo Aldo Bobadilla, quien era suplente en Boca Juniors de Argentina, pero ya había pasado con éxito por Cerro Porteño, Gimnasia y Esgrima de La Plata y Libertad.
Y aunque desde que llegó al club escarlata el golero guaraní impresionó por su seguridad bajo los tres palos y su liderazgo, apenas en el segundo semestre del año pasado se consolidó como figura, al llevar al equipo paisa a la final del torneo, en la que cayó ante el América.
Esa decepción, sumada a la malísima campaña del equipo en la Copa Mustang I, cuando terminó en el último lugar, hicieron que Bobadilla pensara seriamente en irse, porque necesitaba figurar internacionalmente para optar por un cupo entre los 23 jugadores paraguayos que irán al Mundial de Sudáfrica 2010.
Pero Leonel Álvarez, alumno adelantado de la escuela paisa y seguidor de algunos conceptos de Ochoa Uribe, entendió que para armar el equipo que quería, necesitaba a un hombre serio, maduro y profesional en su arco, “una persona que tuviera liderazgo, que supiera hablar, pero que con sus acciones también fuera ejemplo para los muchachos”.
El técnico lo convenció y Aldo decidió quedarse con la ilusión de lograr el título con el DIM, jugar la Copa Libertadores del año entrante y ser convocado por Gerardo Martino al Mundial.
Ahora celebra el primer objetivo, pues gracias a sus atajadas y a los goles de Jackson Martínez, los escarlatas son los nuevos campeones del fútbol colombiano.
“Acá siempre ganamos todos y perdemos todos. En este grupo no hay figuras ni privilegiados”, dijo el arquero guaraní, quien varias veces ahogó el grito de gol de los opitas.
“Ir adelante en el marcador nos motiva, pero no nos podíamos confiar, porque el Huila ya había demostrado que puede ganar afuera”, agregó Bobadilla, quien tiene 33 años, mide 1,91 metros y pesa 85 kilogramos.
Y aunque ha sido campeón con Libertad y Boca, el número uno escarlata afirma que este título tendrá un sabor especial, porque “tengo las espinitas clavadas de la final que perdimos el año pasado y de la mala campaña en el primer semestre. El grupo, la hinchada y los dirigentes sufrimos mucho durante ese período y por eso es lindo el momento de celebrar”.
Ochoa Uribe tiene razón, los grandes equipos se arman desde el arco. Y este año en Colombia el mejor equipo tiene al mejor arquero, un hombre que se convirtió en un poderoso cerrojo.