Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Camilo Zúñiga está convencido de que uno mismo se labra su futuro. Por eso insiste en que la selección de Colombia se merece todo el éxito que ha alcanzado en este Mundial de Brasil. Según el lateral derecho nacido en Chigorodó, Antioquia, el 14 de diciembre de 1985, “este resultado es el fruto de muchos años de trabajo, no sólo de nosotros, sino de toda la gente del fútbol en nuestro país”.
De igual manera considera que particularmente está recibiendo una bendición de Dios, en el que cree fervientemente. Zúñiga estuvo alejado de las canchas durante ocho meses y por poco se pierde el Mundial. “Solo Él y mi familia saben lo mucho que luché para estar acá. Hubo dudas, pero nunca dejé de confiar en que podría recuperarme”.
Camilo sufrió una leve lesión de la rodilla derecha en septiembre de 2012 y los médicos de su club, el Nápoles italiano, decidieron operarlo. Después se dieron cuenta de que sufría de osteofitos, que son unas pequeñas protuberancias de hueso que se forman por el deterioro de las articulaciones. “Hice siempre todo lo que me indicaron, lo que estuvo a mi alcance. De la mano de Dios me sané y ahora estoy cumpliendo un sueño de niño”, dice.
Y ese sueño ha superado todas sus expectativas, porque ni él ni sus compañeros imaginaron tener un Mundial tan redondo, en el que además de obtener buenos resultados, el equipo ha brindado espectáculo y enamorado a la afición. “Tenemos los pies sobre la tierra. Hemos disfrutado mucho cada momento en Brasil, las prácticas, los desplazamientos, los partidos, los ratos libres con la familia”, asegura.
Titular en tres de los cuatro compromisos de Colombia, Zúñiga asegura que “la clave de la selección ha sido su madurez, la claridad para saber leer los partidos y ejecutar correctamente la estrategia. Eso es producto de la planificación y de la experiencia que ya tenemos todos”.
El exjugador de Atlético Nacional y Udinese, volante creativo en su paso por las categorías infantiles, pero convertido en lateral por el técnico Eduardo Lara, quien le veía condiciones para defender y desequilibrar por las bandas, asegura: “Estamos orgullosos y satisfechos con lo que hemos hecho en Brasil. Ganamos cuatro partidos de cuatro posibles, eso es histórico, pero todos sabemos que podemos dar mucho más”.
Se refiere a que “a Brasil se le puede ganar, pero hay que hacer un partido perfecto. Ahí ya no cuenta solamente la parte futbolística, sino la anímica y la física. Ellos van a dejar el alma en cada pelota, pero nosotros también”, dice el jugador de 28 años, a quien no lo desconcentran los rumores sobre el interés que tienen en él algunos equipos grandes de Europa.
“La verdad es que por ahora mis intereses están solamente acá. He tenido que retomar mi forma de juego en pleno Mundial y esta debe ser mi prioridad. Tengo una deuda de gratitud con este grupo, que me respaldó y me esperó hasta el último momento. Después voy a descansar y a pensar en el futuro, pero por ahora quiero seguir disfrutando acá y llegar lo más lejos posible”, asegura.
Sobre la posibilidad de anotar un gol en el torneo y dedicárselo a su mamá, que jugaba como defensa central y fue quien lo motivó para que jugara fútbol, señaló: “Ella me dijo que soñaba con ver un gol mío en el Mundial y me insiste en que lo busque. Quién quita que contra Brasil se dé”.