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Se sabe que Nemesio Camacho nunca tuvo contacto con el deporte de alto rendimiento. Sí que era un político de nombre con una vida pública reconocida y dueño de un terreno de seis hectáreas en Bogotá. También que una enfermedad lo llevó a Francia en búsqueda de la cura y que antes de conocerla, si es que la había, falleció (7 de mayo de 1929). Era uno de candidatos de la lista liberal para el periodo presidencial de 1930-1934.
En ese potrero enorme, que hoy es el barrio Galerías, la gente solía llevar carpas y pasar las tardes hasta el ocaso. De ahí que apareciera el nombre El Campín, como era conocido por las gentes un lugar que adquirió ese apodo alusivo a la palabra camping en inglés, o acampar. Luego vino la alcaldía de Luis Carlos Gaitán y sus ganas de construir un estadio para los bogotanos, la donación del terreno por parte de Luis Camacho y la condición de que el escenario llevara el nombre de su padre. De ahí viene el Nemesio Camacho El Campín.
La gran mole, en medio de una pequeña llanura, que más parecía el centro de una gran zona verde, se inauguró el 10 de agosto de 1938 para la primera edición de los Juegos Bolivarianos. Tenía una capacidad para 25 mil personas y los palcos, diferentes de los de ahora, quedaban a ras de la cancha, cerca de los camerinos.
El escenario, de un blanco marfil, se convirtió en la casa de Santa Fe y Millonarios, y con los años fue testigo de grandes sucesos deportivos para nuestro país. El primer título del cuadro cardenal (el primero de todos en la historia del fútbol colombiano), la clasificación al Mundial de Chile 62 (ya había sido sede para la eliminatoria para la Copa del Mundo de Suecia 58), el Ballet Azul de Adolfo Pedernera y Alfredo Di Stéfano, entre otras cosas.
El tiempo fue pasando y El Campín tomó más fuerza, con partidos nostálgicos y emocionantes entre los clubes capitalinos, también contra los de afuera y como el escenario en el que un equipo colombiano ganó por primera vez la Copa Libertadores. Porque sí, en 1989, Nacional obtuvo ese galardón en Bogotá, en el Nemesio Camacho.
Ya después vino la final entre Colombia y México y el primer título de nuestro país en la Copa América (1-0 con gol de Iván Ramiro Córdoba), el duelo decisivo de la Copa del Mundo sub-20 de 2011 entre Brasil y Portugal (3-2 a favor de los suramericanos) y quizá cientos de anécdotas, de grandes jugadores como Diego Armando Maradona y Pelé, que corrieron en su gramilla, o de Lionel Messi por nombrar uno más actual.
La relación de El Campín y el fútbol tiene tal conexión que seguramente cada bogotano tendrá un recuerdo diferente, de antaño, más reciente, pero igual de especial. Porque si hay un lugar en el que la hinchada capitalina se sienta en su casa es en ese escenario al final de la calle 57, entre carreras 24 y 30, un lugar que por ahora celebra su cumpleaños 82 en silencio, una mole que espera, en pausa, por volver a tener el estrépito de un gol sin importar el bando que sea.