
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Germán Ezequiel Cano nació en Posadas, una pequeña ciudad en la provincia argentina de Misiones. Muy joven llegó a Buenos Aires para cumplir su sueño de ser futbolista y el 17 de febrero de 2008 lo cumplió, con la camiseta de Lanús.
Estuvo después en Chacarita Juniors y viajó a Colombia a mediados de 2011 para reforzar al Deportivo Pereira. Pero fue en Medellín, tras un breve paso por Nacional de Paraguay, en donde el artillero argentino encontró su lugar en el mundo. A punta de goles, muy pronto se convirtió en ídolo de la afición del Poderoso de la Montaña, que lo extrañó en la final ante Millonarios, esa que no pudo jugar debido a una lesión de rodilla.
En tres temporadas vestido de rojo marcó 54 goles en 99 partidos. Y el club se dejó seducir por ofertas que llegaban de México por su goleador. Lamentablemente en territorio azteca Cano no pudo brillar. Las lesiones, entre ellas una de ligamento cruzado que lo dejó fuera de las canchas durante ocho meses, y la falta de continuidad conspiraron contra sus estadísticas y en tres años solamente consiguió 21 anotaciones con Pachuca y León.
Santa Fe, Cali y Nacional lo tentaron. Su prestigio en Colombia seguía intacto, pero en caso de regresar quería hacerlo en el Medellín. Y a finales del año pasado todo se concretó. El 12 de enero el goleador volvió a casa y lloró en el aeropuerto de Rionegro, hasta donde cientos de hinchas llegaron para darle la bienvenida y verlo nuevamente con la camiseta número 14.
Y en el Atanasio Girardot el 'Goleador del Pueblo' se reencontró con su fútbol. En 43 partidos este año ha marcado 30 goles y es uno de los artífices de la buena campaña del DIM en este semestre, en el que ya aseguró un tiquete a los cuartos de final del torneo.
Con 30 años de edad y la motivación de haberse convertido en padre, Cano asumió también el rol de líder y capitán del equipo: “Una responsabilidad, pero también un orgullo”. Tanto que no se quiere volver a ir y está negociando la renovación de su contrato con el club. Su mente está enfocada en salir campeón y convertirse en el máximo goleador histórico del Poderoso. Tiene 84 anotaciones y está a ocho de su compatriota José Vicente Grecco, quien hizo 92 en dos períodos: 1956-57 y 1961-66. A Carlos Castro lo tiene en la mira, apenas a cuatro goles.
Sin embargo, más que el éxito individual, Cano quiere el colectivo y sueña con darle al club y especialmente a la hinchada la séptima estrella. “Hay mucha armonía en este grupo. No ha sido un torneo fácil, porque tuvimos muchos altibajos, pero llegamos bien a la parte definitiva”, asegura el delantero, que aunque es un guerrero dentro de la cancha, fuera de ella es muy tranquilo y disfruta compartir experiencias con sus compañeros más jóvenes, esos que también hacen fuerza para que marque goles y se convierta en leyenda del Medellín.