En el proceso con Pékerman

El panorama del comienzo del proceso hacia Brasil 2014 no pintaba bueno. Pasó lo del profesor Hernán Darío Gómez, luego la llegada y salida de la selección de Leonel Álvarez y lo más grave, estábamos en la franja de los no clasificados en las eliminatorias suramericanas. Desde que yo llegué a la presidencia de la Federación, hace seis años, tenía la convicción de conseguir un técnico con experiencia en selecciones. Al ver que estábamos en crisis y que tanto Reinaldo Rueda como Luis Fernando Suárez ya estaban comprometidos con otros países, retomamos las conversaciones con José Pékerman, con quien finalmente llegamos a un feliz acuerdo.

El comienzo de la era Pékerman no fue fácil. Fueron meses duros, porque yo sí creo que nosotros estamos muy mal acostumbrados. Lo normal era que el técnico de turno tuviera un trato preferencial con algunos medios, cosa que a veces nos hizo mucho daño. Por eso, nosotros le dijimos a Pékerman que no nos importaba cuando hablara, pero que siempre lo hiciera en rueda de prensa para que por lo menos nos permitiera tener ese equilibrio con todo el mundo.

Ahora, un técnico que llega nuevo, en un momento en el que Colombia estaba en una muy mala posición, pues todo se hizo más complejo. Indudablemente hubo quienes se aprovecharon de esto para hacer críticas bastante duras. Pero él necesitaba encerrarse para tratar de acertar en el trabajo y yo creo que en la medida en que también él ha venido conociendo más el país, se ha soltado más un poco frente a los medios y la gente, y creo que también los periodistas lo han entendido, que hay una situación de equilibrio, de respeto por el trabajo, y creo que ahí se va logrando que las cosas ya no sean tan difíciles.

Cuando los resultados son malos, indudablemente afectan mucho a la selección, hay mucho nerviosismo, preocupación, se duerme mal. Cuando las cosas marchan bien —como efectivamente luego ocurrió—, pues yo creo que hay varias cosas: que se duerme más tranquilo, que la gente te deja trabajar y nadie te boicotea. Pero en lo que sí hemos estados muy conscientes y es algo que conversamos mucho con Pékerman, es que este buen cierre de temporada en las eliminatorias para lo que nos debe servir es para estar muy alertas, hay que estar muy prevenidos, no nos podemos confiar, no se puede crear un falso exitismo, porque no hay equipos que ganen siempre. Entonces, cuando se pierda, que realmente se entienda que es parte de un trabajo, pero que sucede en el proceso deportivo.

Ojo, todavía no hemos conseguido nada, vamos bien encaminados, preocupándonos porque sigamos así, porque rodeemos a la selección para que cuando dé un resbalón, no sienta. Lo que uno sabe es que ya tiene un buen equipo y que se está jugando bien y que hay un gran aprecio que uno siente del país por la selección. Hay que construir un proceso ganador y dejar tanto escepticismo, tanta crítica cuando realmente hay muchas cosas que se pueden aprovechar para bien.

Obviamente Pékerman no llegó con una varita mágica. Sencillamente es un gran profesional y un incansable trabajador. El éxito no es producto del azar, el éxito siempre es producto del trabajo, y este grupo de entrenadores hace una labor permanente y eso crea diferencia. Se hace entrenamiento diario sin importar dónde esté el jugador, se habla de una preparación invisible. Entonces qué ocurre, que ellos están desde las 8 de la mañana hasta las 8 de la noche revisando videos de cada uno de sus jugadores, mirando qué está haciendo bien o mal, si tiene algún problema médico y cómo se está tratando, si se presenta algún inconveniente físico. El jugador siempre siente que está en un contacto permanente de entrenamiento con su cuerpo técnico. Por eso hablo de que Pékerman es un gran profesional. Con esto no digo que antes no se trabajaba, es que ahora se hace de manera diferente.

Tenemos todo el optimismo y el sueño de creer que vamos a clasificar a Brasil 2014. Lo que sí digo es que cada día se trabaja en ese objetivo, más allá de que hoy estemos en la franja de la clasificación.

El panorama del comienzo del proceso hacia Brasil 2014 no pintaba bueno. Pasó lo del profesor Hernán Darío Gómez, luego la llegada y salida de la selección de Leonel Álvarez y lo más grave, estábamos en la franja de los no clasificados en las eliminatorias suramericanas. Desde que yo llegué a la presidencia de la Federación, hace seis años, tenía la convicción de conseguir un técnico con experiencia en selecciones. Al ver que estábamos en crisis y que tanto Reinaldo Rueda como Luis Fernando Suárez ya estaban comprometidos con otros países, retomamos las conversaciones con José Pékerman, con quien finalmente llegamos a un feliz acuerdo.

El comienzo de la era Pékerman no fue fácil. Fueron meses duros, porque yo sí creo que nosotros estamos muy mal acostumbrados. Lo normal era que el técnico de turno tuviera un trato preferencial con algunos medios, cosa que a veces nos hizo mucho daño. Por eso, nosotros le dijimos a Pékerman que no nos importaba cuando hablara, pero que siempre lo hiciera en rueda de prensa para que por lo menos nos permitiera tener ese equilibrio con todo el mundo.

Ahora, un técnico que llega nuevo, en un momento en el que Colombia estaba en una muy mala posición, pues todo se hizo más complejo. Indudablemente hubo quienes se aprovecharon de esto para hacer críticas bastante duras. Pero él necesitaba encerrarse para tratar de acertar en el trabajo y yo creo que en la medida en que también él ha venido conociendo más el país, se ha soltado más un poco frente a los medios y la gente, y creo que también los periodistas lo han entendido, que hay una situación de equilibrio, de respeto por el trabajo, y creo que ahí se va logrando que las cosas ya no sean tan difíciles.

Cuando los resultados son malos, indudablemente afectan mucho a la selección, hay mucho nerviosismo, preocupación, se duerme mal. Cuando las cosas marchan bien —como efectivamente luego ocurrió—, pues yo creo que hay varias cosas: que se duerme más tranquilo, que la gente te deja trabajar y nadie te boicotea. Pero en lo que sí hemos estados muy conscientes y es algo que conversamos mucho con Pékerman, es que este buen cierre de temporada en las eliminatorias para lo que nos debe servir es para estar muy alertas, hay que estar muy prevenidos, no nos podemos confiar, no se puede crear un falso exitismo, porque no hay equipos que ganen siempre. Entonces, cuando se pierda, que realmente se entienda que es parte de un trabajo, pero que sucede en el proceso deportivo.

Ojo, todavía no hemos conseguido nada, vamos bien encaminados, preocupándonos porque sigamos así, porque rodeemos a la selección para que cuando dé un resbalón, no sienta. Lo que uno sabe es que ya tiene un buen equipo y que se está jugando bien y que hay un gran aprecio que uno siente del país por la selección. Hay que construir un proceso ganador y dejar tanto escepticismo, tanta crítica cuando realmente hay muchas cosas que se pueden aprovechar para bien.

Obviamente Pékerman no llegó con una varita mágica. Sencillamente es un gran profesional y un incansable trabajador. El éxito no es producto del azar, el éxito siempre es producto del trabajo, y este grupo de entrenadores hace una labor permanente y eso crea diferencia. Se hace entrenamiento diario sin importar dónde esté el jugador, se habla de una preparación invisible. Entonces qué ocurre, que ellos están desde las 8 de la mañana hasta las 8 de la noche revisando videos de cada uno de sus jugadores, mirando qué está haciendo bien o mal, si tiene algún problema médico y cómo se está tratando, si se presenta algún inconveniente físico. El jugador siempre siente que está en un contacto permanente de entrenamiento con su cuerpo técnico. Por eso hablo de que Pékerman es un gran profesional. Con esto no digo que antes no se trabajaba, es que ahora se hace de manera diferente.

Tenemos todo el optimismo y el sueño de creer que vamos a clasificar a Brasil 2014. Lo que sí digo es que cada día se trabaja en ese objetivo, más allá de que hoy estemos en la franja de la clasificación.