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Su excelente desempeño como director técnico del Deportivo Pasto, desde que asumió en propiedad en 2009, le permitió al estratega tolimense Flabio Torres crecer como persona y profesional. Gracias a ello y a los buenos resultados deportivos, en Once Caldas se fijaron en él por varios motivos, pero además de que es un entrenador serio y responsable, la idea del elenco manizaleño es continuar el proceso que se creó con Santiago Escobar.
Su trabajo, basado en las enseñanzas de Jorge Luis Bernal, dio frutos. Con Torres a la cabeza, Pasto regresó a la categoría A en 2011, por lo que en tan sólo seis meses se convirtió en el primer técnico en llevar un equipo a primera división y encarrilarlo hacia el título.
Tras su paso por el cuadro volcánico, Torres disputó 191 partidos, de los cuales ganó 84 (43,9%), perdió 47 (24,6%) y empató 60 (31,4%). En su palmarés quedará grabado para la historia el título del segundo torneo de ascenso y el campeonato que devolvió al Deportivo Pasto a la A del fútbol colombiano, hace dos años exactamente. De igual forma alcanzó la final de la Liga Postobón I 2012 y ese mismo año disputó el título de la Copa Postobón, siendo derrotado en las dos confrontaciones.
Ahora será el encargado de guiar al Once Caldas en la próxima temporada del torneo profesional colombiano. Llegó al cuadro de Manizales con su asistente, Pedro Luis Alzate, y su preparador físico, Mauricio Molina.
En diálogo con El Espectador, Torres afirmó que “es un reto para mí y para mi cuerpo técnico. Quiero confirmar todo lo que hemos hecho. Sabemos que llegamos a un equipo de mayor organización, de mejor estructura. Ahora se vienen cosas más grandes y la idea es llevarlo a lo más alto, ponerlo en los primeros lugares y buscar el campeonato”.
¿De dónde surgió su interés por convertirse en técnico de fútbol?
La decisión de ser entrenador fue mía, pero debo decir que en esta carrera encontré a dos personas que me ayudaron mucho: el profesor Jorge Luis Bernal y Humberto Ortiz, que han influido mucho en conceptos que me han generado confianza y seguridad.
¿Qué significa para usted haber llegado al Once Caldas?
Primero, una responsabilidad muy grande ante un equipo que tiene una buena estructura. Esto significa un escalón más en mi carrera como técnico, y se da gracias a los buenos resultados que tuve en mi antiguo club. Es además un compromiso frente a la hinchada, los directivos y los jugadores, y por todo esto hay mucha expectativa frente a nuestro trabajo para el próximo torneo.
¿Cuál va a ser la filosofía para construir el equipo?
Vamos a tratar de armar un equipo competitivo, lleno de jugadores con buen fútbol, con un excelente manejo de balón, una nómina dinámica, bien organizada, que sea muy equilibrada en la cancha. Queremos hacer un buen semestre y para eso estamos trabajando desde ya.
¿Cómo lo recibieron las directivas, el plantel y la hinchada?
Muy bien. La gente nos ha aceptado de la mejor manera, hemos tenido buena aceptación. Con el plantel, estamos tratando de conocernos mejor, para encontrar una armonía. Todos están tranquilos, pero muy a la expectativa de nuestro trabajo. Se nota que es un buen grupo y eso es vital para conseguir nuestros objetivos.
¿Es difícil dejar atrás un club como el Deportivo Pasto, que tantas alegrías le dio?
Sentí una gran tristeza, porque el último partido fue en mi cumpleaños. También porque tenía la sensación de haber llegado a las entrañas del equipo, y era muy duro dejarlo atrás. No sólo voy a extrañar al Pasto en la parte laboral, sino en lo sentimental. Nos fuimos con la cabeza en alto, gracias al trabajo que hicimos. Somos conscientes de que se cumplió con el deber: pasamos los límites de lo que nos habíamos propuesto.