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Apenas subió a la tarima a recibir el trofeo como máximo artillero de la Copa Mustang II, los 42 mil hinchas escarlatas comenzaron a gritar: “Goleador, goleador, Jackson Martínez goleador”. Él, con la bandera chocoana en su espalda, besó el Botín de Oro, lo levantó y lo ofreció a toda esa fanaticada que celebró cada uno de los 18 tantos que marcó este semestre, pero sobre todo el de el domingo, que llegó en el momento en el que su equipo más lo necesitaba.
“He marcado goles bonitos, el más bello se lo hice hace años al Cartagena, pero el de esta final es sin duda el más importante, porque nos abrió el camino al título y nos iluminó en un momento complicado”, dijo el popular Chachachá, quien superó el récord en torneos cortos que tenía Léider Preciado, anotador de 17 tantos con el Cali en el segundo semestre de 2003.
Este domingo, cuando Medellín perdía con el Huila y no encontraba la manera de acercarse con peligro al arco opita, Jackson recibió un centro de Felipe Pardo, acomodó la pelota y remató fuerte a un costado, para vencer al arquero Luis Estacio y prender la fiesta roja en la capital antioqueña.
Después participó en la acción del segundo tanto y en los minutos finales tuvo fuerzas incluso para bajar a colaborar en defensa. “Tocaba darlo todo, pero valió la pena, por la gente y por nosotros”, dijo el delantero, que aunque tiene un precontrato con un equipo coreano, ha recibido ofertas de clubes argentinos. “Sí, seguramente me iré, pero dejé un título como agradecimiento por todo lo que el club me dio”, concluyó.