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La Equidad abrió el telón de un nuevo ciclo. Este domingo, cuando debute frente a Águilas Doradas en el Estadio de Techo por la primera fecha de la Liga BetPlay 2025-II, el equipo capitalino estrenará temporada.
Bajo la dirección de un nuevo cuerpo técnico y con una dirigencia renovada, el club aseguró una millonaria inversión extranjera que promete transformar su destino en el fútbol colombiano. La llegada del grupo Tylis-Porter, conformado por personalidades como Ryan Reynolds, Mesut Özil y Eva Longoria, no es solo una anécdota mediática: es el punto de partida de una etapa ambiciosa que busca convertir al club bogotano en una referencia regional.
Con la salida de Carlos Mario Zuluaga hacia la presidencia de la Dimayor, Nicolás Maya asumió la conducción del equipo. En diálogo con El Espectador, dejó clara su misión: “Queremos ser protagonistas del fútbol colombiano y ese es el paso adelante que tiene que dar La Equidad”. Y ese paso no será únicamente deportivo: implica una reconfiguración institucional, un enfoque renovado hacia las divisiones menores y una estrategia más agresiva en el mercado, con la mira puesta en la formación y exportación de talento joven.
El nuevo proyecto tiene dos cabezas visibles en lo deportivo: el venezolano Salvatore Simeone, director deportivo, y el español Diego Merino, entrenador. Ambos vienen de comandar el proceso de Carabobo FC en Venezuela, un equipo que ha logrado posicionarse como vitrina de jóvenes talentos en Sudamérica. Esa experiencia es la que buscan replicar en Bogotá. La fórmula, al menos en el papel, es clara: una mezcla entre visión empresarial, fortalecimiento institucional y una apuesta por el fútbol formativo.
Simeone lo resume con una premisa concreta: “Queremos volvernos un club que venda talento”. Para él, La Equidad tiene una ventaja competitiva que pocos en Colombia pueden presumir: una sede deportiva propia, unas finanzas estables y una estructura administrativa organizada. “Muchos quisieran tener lo que tiene Equidad. Nuestro margen de crecimiento es muy grande”, afirmó.
En efecto, La Equidad ha sido un club que, sin grandes luces, ha sostenido una regularidad en la primera división que ya quisieran varios equipos tradicionales. Su estabilidad financiera fue precisamente uno de los elementos que atrajo a los nuevos inversionistas.
Diego Merino, el nuevo entrenador, llega con ideas claras. Su misión no es sencilla: tiene a cargo una plantilla joven, con pocos referentes consolidados, en una liga cada vez más exigente. “Queremos generar una identidad, que reconozcan nuestro juego. Hacer equipo, compenetrar un grupo de talentos muy jóvenes. Finalmente, queremos competir. De nada sirve lo demás si no ganamos”, explicó. Ese es, quizás, el mayor desafío de este nuevo proceso: encontrar resultados a corto plazo mientras se construye un proyecto sostenible en el tiempo.
El discurso de Merino encaja con la filosofía que históricamente ha tenido el club: competitividad, trabajo táctico y aprovechamiento del talento emergente. Pero ahora hay una diferencia sustancial: la inversión económica permitirá mejorar las condiciones de entrenamiento, incorporar metodologías de alto rendimiento y, eventualmente, reforzar la plantilla con jugadores de proyección internacional. Aunque no se han anunciado fichajes rimbombantes, la expectativa es que La Equidad se convierta en una plataforma para talentos jóvenes de toda la región. Es un proceso a largo plazo.
Desde lo institucional, Maya también confirmó que se están evaluando cambios estructurales profundos. Uno de los más comentados es el posible cambio de nombre y escudo del club. Si bien no hay una decisión tomada, la posibilidad está sobre la mesa. “Ahora estamos concentrados en el nuevo semestre. Eso sigue en estudio, no lo sabemos todavía”, dijo el presidente, consciente de que cualquier transformación simbólica debe ir acompañada de un proyecto deportivo consolidado.
Los nuevos dueños de @Equidadfutbo acaban de registrar el nombre INTERNACIONAL DE BOGOTÁ y el siguiente escudo ante la @sicsuper
— Mariano Olsen (@olsendeportes) May 7, 2025
"Es política del grupo registrar todo arte que desarrollamos. Es una idea provisional, puede que quede así o que elijamos otras opciones" me dicen. pic.twitter.com/EHbE3yXaIr
La intención de fondo, sin embargo, es clara: La Equidad quiere reinventarse. No se trata solo de pelear puestos altos en la tabla, sino de redefinir su lugar dentro del ecosistema del fútbol colombiano. Para eso, según Maya, el club planea fortalecer su estructura administrativa aún más. La llegada de Tylis-Porter no implica una ruptura, sino una evolución sobre una base que ya era sólida. Ese modelo híbrido —entre tradición institucional y capital global— es el que podría posicionar al club como pionero en un nuevo tipo de gestión deportiva en Colombia.
A pesar del entusiasmo, la gran incógnita sigue estando en el terreno de juego. La plantilla, aunque prometedora, está compuesta en su mayoría por jugadores jóvenes y sin demasiado recorrido en primera división. En un torneo en el que equipos como Atlético Nacional, América o Millonarios cuentan con nóminas más experimentadas y profundas, el reto de competir será mayúsculo. Pero también es ahí donde La Equidad puede marcar diferencia: si logra consolidar un estilo reconocible y competitivo, puede aprovechar la irregularidad de sus rivales para escalar posiciones.
Por ahora, el equipo de Techo está listo para comenzar una nueva era. La inversión extranjera ha encendido las luces sobre un club que durante años trabajó en silencio. El proyecto deportivo de Salvatore Simeone y Diego Merino tiene bases, ambición y una estructura poco común en el fútbol colombiano. Falta ver si en la cancha todo ese plan se traduce en resultados. Lo cierto es que La Equidad dejó de ser un actor secundario y empieza a reclamar un lugar en el centro del escenario.
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