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Los vaivenes de la Dimayor en 72 años

Tras muchos escándalos en las últimas dos gestiones, Fernando Jaramillo asumió la presidencia del ente rector del fútbol colombiano. Recorrido por la historia y manejo de la institución.

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06 de agosto de 2020 - 08:24 p. m.
Alfono Senior (parado), el artífice de la consolidación del fútbol profesional colombiano, por fa
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Foto: Archivo El Espectador - El Espectador
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La historia de la Dimayor es la misma del fútbol profesional colombiano. Se unieron en 1948 para un campeonato, Santa Fe se llevó la primera estrella, y fue un torneo reglado por un consejo directivo liderado por Humberto Salcedo Fernández y Alfonso Senior Quevedo. El 7 de julio se aprobaron las normas en asamblea de clubes, y el presidente del América de Cali, Humberto Salcedo, fue designado primer presidente de la Dimayor. Al mes siguiente rodó la pelota para los diez equipos que se inscribieron.

En 1949 llegó El Dorado. Alfonso Senior importó de Argentina a Adolfo Pedernera, estelar jugador y campeón del River, que entró a reforzar a Millonarios y cambió la historia del fútbol nacional. Detrás suyo llegaron José Manuel Moreno, René Pontoni, Ángel Peruca y Alfredo Di Stefano. No caben tantos nombres, pero es honroso exaltarlos, porque fueron cuatro años dando cátedra de fútbol en Colombia. El dilema es que el reclamo de los clubes finalmente llevó a la FIFA a calificar el torneo como una “liga pirata”.

Entre la aventura y la informalidad, fueron los tiempos de Salcedo, Germán Ocampo y Arturo García. La Dimayor de El Dorado que obró también como una danza de millones. Cuando terminó, en el ‘postdorado’ de equipos iguales en disputa, llegó a la cúpula de la Dimayor el dirigente que hizo mayor de edad el campeonato nacional: José Chalela Chalela. Hasta 1976, su criterio organizativo y su transparencia regentaron la Dimayor. Veinte años en los que la Federación Colombiana de Fútbol marchó al ritmo del emprendedor Alfonso Senior.

La transición a los 80, ahora desde las directrices mundiales de Joao Havelange, marcaron un relevo en la Dimayor con tres presidentes: Rafael McAusland, el dirigente del Cali Joaquín Losada y el líder político Jaime Castro. En 1983, cuando el ministro de justicia Rodrigo Lara destapó las cartas en el Congreso y encaró al narcotráfico, salieron a relucir los equipos de fútbol. Los Rodríguez Orejuela en América, Rodríguez Gacha en Millonarios, el rastro del dinero narco en Nacional, Medellín, Santa Fe, Pereira o Unión Magdalena.

En ese aire envenenado e impune, llegó a la cúpula del fútbol colombiano el dirigente que lideró su proyección internacional. El expresidente del Cúcuta, León Londoño Tamayo, que regentó la Dimayor hasta 1988 y la Federación hasta 1992. El dirigente clave de la generación dorada del “Pibe” Valderrama, Freddy Rincón, Leonel Álvarez y demás, con la conducción deportiva de Francisco Maturana y Hernán “Bolillo” Gómez. El regreso a los mundiales del fútbol, mientras el país asistía a la embestida de los extraditables.

Lo que no se investigó o calló por conveniencia o por preservar la vida, se avizoró en 1988, cuando fue secuestrado el árbitro Armando Pérez. Una advertencia de la mafia al fútbol que no fue escuchada. Un año después, fue asesinado el árbitro Álvaro Ortega y en 1989 no hubo estrella para ningún equipo. Fue al dirigente del Cali, Alex Gorayeb, que había reemplazado a León Londoño en la Dimayor un año atrás, quien ordenó que el torneo se cancelara. Al año siguiente, dejó el organismo en manos de Jorge Correa Pastrana.

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Forjado en la Dimayor como secretario y gerente, Correa terminó dirigiéndola doce años. Entre 1990 y 2002, consolidó el ascenso, vio crecer a los clubes y, desde su orilla, ayudó a capotear la mala hora del fútbol cuando cayó en el radar del narcoescándalo del 8000, destapado a mediados de los años 90. La idea fue cortar los nexos entre la mafia y la sociedad, y el fútbol no fue ajeno a la redada. La sede de la Federación fue allanada y su presidente Juan José Bellini terminó como uno de los condenados por nexos con el cartel de Cali.

Correa Pastrana regentó la Dimayor, mientras la Federación Colombiana de Fútbol se reacomodaba a la legalidad rotando presidentes. El dirigente del Pereira, Hernán Mejía Campuzano, y Álvaro Fina, que la condujo entre 1996 y 2002. La época del último mundial de fútbol para la generación Valderrama, y también la de empezar a sumar fracasos, como la eliminación al mundial de Corea-Japón 2002. La excepción fue la Copa América de 2001 disputada en Colombia, con ausencia de Argentina y segundo equipo de Brasil.

En 2002 hubo relevo en los entes rectores del fútbol colombiano. La Dimayor entró a ser orientada por el dirigente pereirano Luis Bedoya, forjado en el círculo directo de Jorge Correa en calidad de secretario y gerente. En cuanto a la Federación Colombiana de Fútbol, asumió la presidencia el exdirectivo del Cali, Óscar Astudillo. Una gestión de responsabilidades compartidas con nueva eliminación mundialista, clara improvisación en la conducción técnica, pero importantes logros en selecciones juveniles.

En 2006, Luis Bedoya le entregó la presidencia de la Dimayor al dirigente barranquillero y expresidente del Junior, Ramón Jesurún, y él mismo se fue a presidir la Federación Colombiana de Fútbol. La dupla Luis Bedoya-Ramón Jesurún se mantuvo vigente en la cúpula del balompié colombiano durante nueve años, hasta 2015. Casi una década que equilibró entre el fracaso en la ruta mundialista a Sudáfrica 2010, y la aparición de la nueva generación de futbolistas que recobró la memoria y logró la clasificación al torneo orbital Brasil 2014.

Al tiempo que el equipo de David Ospina, Camilo Zúñiga, Cristian Zapata, Falcao García, Juan Guillermo Cuadrado, James Rodríguez o Juan Fernando Quintero consolidó un proceso deportivo exitoso, de la mano del estratega argentino José Pekerman, los clubes también entraron de frente al rentable negocio de la televisión. La dupla Luis Bedoya-Ramón Jesurún saboreó las mieles de este clímax. Sin embargo, en 2015, estalló el escándalo mundial del FIFAgate y comenzó para el futbol colombiano una crisis que no concluye.

Sin ruido, Luis Bedoya renunció a la Federación Colombiana de Fútbol, y de inmediato trascendió la razón: se sometió a la justicia norteamericana que le imputó cargos en el escándalo de la FIFA. Hoy, sigue a la espera de condena en Estados Unidos. Con el ánimo de calmar las aguas turbias, lo entró a reemplazar Ramón Jesurún, que dejó la presidencia de la Dimayor al expresidente del Atlético Huila, Jorge Perdomo, en un relevo premiado por buenos sucesos del fútbol.

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La victoria de Independiente Santa Fe en la Copa Suramericana 2015, la del Atlético Nacional en la Copa Libertadores de América en 2016, la creación de la Liga Femenina en 2017 que dejó como primer campeón a Santa Fe, y la clasificación al mundial de Rusia 2018. Cuando el panorama parecía despejado en los frentes rectores del fútbol nacional, empezaron las peleas internas, y la pita se terminó cortando por la parte más delgada: súbitamente los clubes le quitaron su apoyo a Jorge Perdomo y entró a reemplazarlo Jorge Enrique Vélez.

Ajeno a los vericuetos del fútbol, y más curtido en los gajes de la política, Vélez llegó a la Dimayor en 2018 con dos misiones inmediatas: la creación del canal Win+, como un apéndice de Win Sport, para generar recursos económicos adicionales a los equipos, y la venta de los derechos internacionales de televisión. Ambas gestiones quedaron a la medida de la mayoría de clubes, pero en los planes de unos y otros, de la propia Dimayor y de la Federación, no estaba la crisis económica creada por la emergencia del COVID-19.

Tampoco han sido vientos suaves para la Federación Colombiana de Fútbol. Además de la incertidumbre judicial respecto a la sentencia de su expresidente Luis Bedoya en Estados Unidos, en el ámbito interno la justicia también aporta pesquisas. Hoy, varios miembros de la Federación están en el ojo del huracán al ser sancionados por una operación de competencia desleal que terminó en la reventa masiva de boletas para la eliminatoria del mundial Rusia 2018, y el caso tiene un capítulo penal que sigue pendiente.

A la expectativa de este ruidoso expediente, se suma finalmente la caída de Jorge Enrique Vélez de la Dimayor. Se quedó sin aire entre los clubes. No lo necesitaron más porque ya cumplió con lo que le autorizaron. Su salida estaba cantada.

En su reemplazo llegó Fernando Jaramillo, un hombre con 16 años de experiencia en altos cargos de la empresa privada en Bavaria. Y quien también fue directivo de Millonarios. Tiene una responsabilidad enorme en medio de la crisis más delicada en la historia del fútbol colombiano.

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