Copete, de corazón albirrojo

El árbitro Wílmar Roldán sancionó falta fuera del área sobre Edwin Cardona al minuto 69 de juego. Deportivo Pasto era un sufrimiento para los cerca de 40 mil santafereños que se mordían sus codos en las tribunas del estadio El Campín porque su equipo no lograba abrir el marcador en la final del fútbol colombiano en el primer semestre de 2012.

Ómar Pérez cogió el balón, ubicó la válvula y lo acomodó sobre el césped. Cogió tres pasos de impulso, luego espero unos segundos, hizo un amague y otros tres pasos hacia delante para pegarle al balón con pierna derecha. No interesaba quién fuera el receptor de ese pase, lo que realmente importaba era que esa jugada terminara en gol.

Parecía que el balón salía a la línea final, que iba muy elevado y nadie lo interceptaría, sin embargo, Jonathan Copete, como si fuera un basquetbolista, hizo un salto altísimo y con un cabezazo desubicó al arquero del Pasto, José Fernando Cuadrado, quien nada más volteó su cabeza para ver cómo el balón se metía rozando el palo izquierdo de su arco.

Copete dándose golpes en el pecho salió gritando el gol hacia el costado noroccidental de la cancha. 20 minutos después Santa Fe lograría el título más importante en su historia luego de 36 años.

Ese día no se le olvidará a Copete porque recuerda que cuando llegó a Santa Fe era un desconocido, pero ahora, cuando regresó para este semestre al cuadro albirrojo, la gente lo adora porque su imagen inmediatamente es relacionada con aquel inolvidable 15 de julio del año 2012. “Cuando algunos venían a pedirme un autógrafo, sentía que lo hacían para que no me sintiera mal. Muchos me preguntaban hasta cómo me llamaba, porque la verdad creo que era el más desconocido del plantel. Ahora, gracias al título y a lo que hice con esta camiseta, todo es diferente. Me impactó, por ejemplo, la cantidad de gente que fue a recibirme al aeropuerto. Agradezco los mensajes que me han llegado y los que me apoyaron en el estadio de Techo frente a Fortaleza en mi regreso”, aseguró a El Espectador Jonathan Copete, quien hoy tiene 26 años, y tras un paso de dos temporadas en Vélez Sarsfield de Argentina se considera un jugador más completo. “El aprendizaje fue muy bueno, estoy convencido de que el fútbol argentino es una excelente escuela. Me ayudó a irme convirtiendo en un jugador más completo. Llegué a Santa Fe a préstamo por seis meses y no cierro las puertas para volver a Vélez, en donde tengo contrato por un año y medio más”, reconoció el delantero vallecaucano.

Su padre, fallecido hace cinco años, soñaba con verlo jugar en Millonarios, equipo del que era hincha ferviente y cuyo escudo adornaba sus relojes, camisetas y cachuchas. Por cosas de la vida, Jonathan Copete, quien a diferencia de su papá se hizo seguidor del Deportivo Cali y terminó jugando para Santa Fe, equipo del que hoy por hoy es uno de los máximos referentes.

“A mi padre le hubiera gustado ver todo lo que he logrado. Ya son varios títulos en el fútbol y eso es algo que a él lo hubiera hecho feliz, sin importar que fueran para Santa Fe, Vélez o los equipos en que jugué en Venezuela”, cuenta Copete, quien aseguró que en su regreso al cuadro cardenal frente a Fortaleza se sintió cómodo, aunque cree que “poco a poco iré creciendo y retomando un mejor nivel”. Y es que desde que regresó quería jugar, pero no lo pudo hacer porque no había llegado el transfer internacional y por eso se perdió el partido de ida por el repechaje de la Copa Libertadores frente al Morelia de México, así que ahora espera que el técnico Wilson Gutiérrez le dé la oportunidad de actuar por primera vez con la camiseta de Independiente Santa Fe en este certamen internacional. “Va a ser un partido de esos que nadie se quiere perder. Es complicado porque Morelia es un rival exigente. Sabemos lo que representa ese compromiso, así que habrá que disputarlo como una final. Llegar a la fase de grupos sería muy importante para la institución. Tenemos que ser verticales y contundentes a la hora de atacar”, afirma Jonathan, quien este semestre deberá luchar por un puesto porque los demás delanteros que tiene Santa Fe son de extraordinarias condiciones. “Creo que eso genera más compromiso porque el que salta a la cancha debe exigirse el doble. Lo bueno es que esto es una linda familia en la que todos vamos para el mismo lado y queremos que la hinchada de Santa Fe esté feliz y orgullosa de su equipo”.

lmontenegro@elespectador.com

@luisguimonte

El árbitro Wílmar Roldán sancionó falta fuera del área sobre Edwin Cardona al minuto 69 de juego. Deportivo Pasto era un sufrimiento para los cerca de 40 mil santafereños que se mordían sus codos en las tribunas del estadio El Campín porque su equipo no lograba abrir el marcador en la final del fútbol colombiano en el primer semestre de 2012.

Ómar Pérez cogió el balón, ubicó la válvula y lo acomodó sobre el césped. Cogió tres pasos de impulso, luego espero unos segundos, hizo un amague y otros tres pasos hacia delante para pegarle al balón con pierna derecha. No interesaba quién fuera el receptor de ese pase, lo que realmente importaba era que esa jugada terminara en gol.

Parecía que el balón salía a la línea final, que iba muy elevado y nadie lo interceptaría, sin embargo, Jonathan Copete, como si fuera un basquetbolista, hizo un salto altísimo y con un cabezazo desubicó al arquero del Pasto, José Fernando Cuadrado, quien nada más volteó su cabeza para ver cómo el balón se metía rozando el palo izquierdo de su arco.

Copete dándose golpes en el pecho salió gritando el gol hacia el costado noroccidental de la cancha. 20 minutos después Santa Fe lograría el título más importante en su historia luego de 36 años.

Ese día no se le olvidará a Copete porque recuerda que cuando llegó a Santa Fe era un desconocido, pero ahora, cuando regresó para este semestre al cuadro albirrojo, la gente lo adora porque su imagen inmediatamente es relacionada con aquel inolvidable 15 de julio del año 2012. “Cuando algunos venían a pedirme un autógrafo, sentía que lo hacían para que no me sintiera mal. Muchos me preguntaban hasta cómo me llamaba, porque la verdad creo que era el más desconocido del plantel. Ahora, gracias al título y a lo que hice con esta camiseta, todo es diferente. Me impactó, por ejemplo, la cantidad de gente que fue a recibirme al aeropuerto. Agradezco los mensajes que me han llegado y los que me apoyaron en el estadio de Techo frente a Fortaleza en mi regreso”, aseguró a El Espectador Jonathan Copete, quien hoy tiene 26 años, y tras un paso de dos temporadas en Vélez Sarsfield de Argentina se considera un jugador más completo. “El aprendizaje fue muy bueno, estoy convencido de que el fútbol argentino es una excelente escuela. Me ayudó a irme convirtiendo en un jugador más completo. Llegué a Santa Fe a préstamo por seis meses y no cierro las puertas para volver a Vélez, en donde tengo contrato por un año y medio más”, reconoció el delantero vallecaucano.

Su padre, fallecido hace cinco años, soñaba con verlo jugar en Millonarios, equipo del que era hincha ferviente y cuyo escudo adornaba sus relojes, camisetas y cachuchas. Por cosas de la vida, Jonathan Copete, quien a diferencia de su papá se hizo seguidor del Deportivo Cali y terminó jugando para Santa Fe, equipo del que hoy por hoy es uno de los máximos referentes.

“A mi padre le hubiera gustado ver todo lo que he logrado. Ya son varios títulos en el fútbol y eso es algo que a él lo hubiera hecho feliz, sin importar que fueran para Santa Fe, Vélez o los equipos en que jugué en Venezuela”, cuenta Copete, quien aseguró que en su regreso al cuadro cardenal frente a Fortaleza se sintió cómodo, aunque cree que “poco a poco iré creciendo y retomando un mejor nivel”. Y es que desde que regresó quería jugar, pero no lo pudo hacer porque no había llegado el transfer internacional y por eso se perdió el partido de ida por el repechaje de la Copa Libertadores frente al Morelia de México, así que ahora espera que el técnico Wilson Gutiérrez le dé la oportunidad de actuar por primera vez con la camiseta de Independiente Santa Fe en este certamen internacional. “Va a ser un partido de esos que nadie se quiere perder. Es complicado porque Morelia es un rival exigente. Sabemos lo que representa ese compromiso, así que habrá que disputarlo como una final. Llegar a la fase de grupos sería muy importante para la institución. Tenemos que ser verticales y contundentes a la hora de atacar”, afirma Jonathan, quien este semestre deberá luchar por un puesto porque los demás delanteros que tiene Santa Fe son de extraordinarias condiciones. “Creo que eso genera más compromiso porque el que salta a la cancha debe exigirse el doble. Lo bueno es que esto es una linda familia en la que todos vamos para el mismo lado y queremos que la hinchada de Santa Fe esté feliz y orgullosa de su equipo”.

lmontenegro@elespectador.com

@luisguimonte