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En Gregorio Aznárez, una pequeña localidad al sur de Uruguay, que no pasa de los 950 habitantes, nació uno de los técnicos más experimentados del continente: Gregorio Pérez. El charrúa de 69 años es un tipo tranquilo, sereno y fiel a sus principios. Es casado, tiene dos hijos y cuatro nietos. La lectura, aparte del fútbol, es otro de sus pasatiempos, con la que busca abrirse y conocer más del mundo. Con 36 años de carrera en el banquillo, Pérez quiere traducir con títulos la confianza que ha depositado Independiente Santa Fe en él.
Don Gregorio, como es conocido por sus cercanos, tuvo un fugaz paso de tres años por el fútbol profesional como jugador. Era mediocampista de Defensor, hoy por hoy Defensor Sporting, club con el que se coronó campeón en 1976. Su carrera como entrenador empezó en 1981 en el Club Atlético Progreso. A partir de ahí, Peñarol, Danubio, Olimpia, Libertad, Argentinos Juniors, Independiente y la selección de Uruguay sub 20 han sido algunos de los equipos que ha llevado de su mano como estratega.
Uno de sus mentores es Óscar Washington Tabárez, actual entrenador de la selección uruguaya. En 1988, el Maestro comenzó su primer ciclo al mando de la selección charrúa. Gregorio Pérez fue el elegido para ser su asistente técnico en la Copa América de Brasil de 1989, en la que fueron subcampeones, y del Mundial de Italia 90, en el que llegaron a octavos de final. Dirigieron esa generación dorada de futbolistas de un combinado encabezado por Enzo Francescoli.
Y fue el mismo Tabárez quien le abrió el camino en el fútbol europeo. En 1996 fue a reemplazarlo en el Cagliari de Italia, equipo en el que no duró mucho tiempo. Y no precisamente por los malos resultados, pues el hecho de que hubiera siete técnicos extranjeros dirigiendo en la Liga italiana no sentó bien en un país de un gran sentido de pertenencia. La solución fue salir de los tres estrategas suramericanos: Óscar Tabárez, que dirigía al Milán; Carlos Bianchi, que llevaba las riendas de la Roma, y obviamente de Gregorio Pérez.
Sus pasos más renombrados fueron en Peñarol de Uruguay, ya que fue tricampeón de 1993 a 1995. Y dos años después, cuando volvió al cuadro carbonero, le dio su cuarto título de Liga en cinco años. En 2010 fue campeón en Paraguay con Libertad. Viene de dirigir a Deportes Tolima, conjunto del que renunció por diferencias con la directiva debido a que Gabriel Camargo, presidente del club, quería interferir en las formaciones del equipo.
El uruguayo asumió las riendas de Independiente Santa Fe luego de una temporada en la que el cuadro bogotano no clasificó al grupo de los ocho y quedó eliminado en la primera fase de la Copa Conmebol Libertadores. Llegó a reemplazar a Gustavo Costas.
En el mes y medio que lleva al mando, el uruguayo ha dejado sensaciones positivas. El cuadro albirojo está invicto, tiene puntaje perfecto en la Liga Águila (9 puntos de 9 posibles), está vivo en la Copa Sudamericana y la Copa Águila. Sus equipos son caracterizados por el orden táctico, una defensa sólida y la presión alta.