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Lo primero que les dijo Hárold Rivera a los jugadores de Santa Fe al regresar a los entrenamientos para la final del domingo frente al América (6:00 p.m., por Win Sports) fue que quien no creyera en la remontada tenía vía libre para irse a casa.
En el plantel no hubo dudas. “Se puede, se puede”, gritaron los referentes, mientras que el entrenador agregaba: “Hay que pasar la página. En Bogotá es a otro precio. A comienzos de año les ganamos 2-0 en El Campín, así que podemos volver a hacerlo. A nosotros nadie nos había metido tres goles y vean lo que pasó. Esto es fútbol y vamos a dejar hasta la última gota de sudor para lograr la décima estrella”.
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Dos días antes, el técnico tolimense había vivido su peor jornada en el banquillo cardenal. Su equipo perdió 3-0 frente al América en el juego de ida de la final de la Liga BetPlay. El rival lo pasó por encima y sacó una buena ventaja para el juego de vuelta. Pero así como mostró humildad ante los elogios durante todo el torneo, Rivera sacó su orgullo para levantar la cabeza ante la adversidad.
“Después del partido hablamos, hicimos autocrítica y entendimos que teníamos que pasar la página para llegar renovados al próximo juego y pelear por la estrella. En estos días no nos queda sino entrenar, trabajar en la parte física, táctica y mental, buscar en revulsivo para mantener la fe intacta”.
Y apeló a la memoria y a las estadísticas. Santa Fe ha sido el mejor equipo del año con 47 puntos, cuatro más que América. Está invicto como local en la Liga. Y viene de jugar partidos muy buenos en El Campín frente a Tolima, Pasto y Equidad.
“Hay un trabajo de algo más de un año en el que hemos avanzado en conceptos y situaciones que debemos corroborar partido tras partido. En Cali no jugamos bien, preciso en estas instancias, pero creemos que tenemos cómo remontar la serie o igualarla para tener una posibilidad adicional desde el punto penal. Veo que en el equipo hay predisposición y los muchachos me muestran buena actitud y entrega por la camiseta, así que tratamos de darles confianza y seguridad para afrontar el desafío”, dijo.
Y es que Santa Fe ya no tiene nada que perder. El gran favorito ahora es el América. De hecho, la remontada sería la mayor gesta del club cardenal en su historia, por encima de las de la séptima estrella en 2012 o la Sudamericana de 2015, por las circunstancias y el rival que tiene en frente.
Al menos en teoría Rivera tiene claro como lograrlo. “Lo primero es que no nos podemos desesperar. Atacar con tres o cuatro no quiere decir que se va a llegar más. Estamos analizando al rival, mirando nuevamente los partidos para escoger lo mejor posible a quienes van a jugar, pero tengo claro que quien juegue va a dejar el alma en el campo”.
“Tenemos 90 minutos o un poco más para marcar tres goles. Ser paciente no es ser lento, ni ser veloz es ser precipitado. Ojalá tengamos la cabeza y la calma para seguir insistiendo con el paso del tiempo”, explicó.
Rivera insiste en que “las emociones cumplirán un papel importante, así como la motivación intrínseca que todos tenemos. Hay que estar ciento por ciento concentrados, y aunque sabemos que tenemos que atacar, no podemos perder el equilibrio, de eso se trata el fútbol. Debemos manejar el balón y crear opciones, hacer presión tras pérdida para no generar espacio y que el rival nos contragolpee”.
Precisamente la velocidad de hombres como Duván Vergara, Santiago Moreno y Luis Sánchez es algo que deberá contrarrestar el equipo albirrojo. “Hay que recuperar rápido, cerca del arco rival y lejos del nuestro, tratar de que jueguen para atrás. Hay que evitar que el equipo se alargue, porque ellos cuentan con armas para jugar a la contra, como lo hicieron para ganarle a Nacional y Júnior como visitantes. No los veo haciendo presión alta, sino más bien replegados, esperando”.
Rivera lamentó, eso sí, que su equipo no haya tenido suerte en Cali. “América no nos metió en un arco. Fue efectivo. Y a nosotros nos faltó precisión. Si Sambueza impacta bien una pelota que pateó al segundo palo, era el empate. O una más clara de Daniel Giraldo en un saque de banda que habíamos trabajado. No tuvimos efectividad y ellos sí, por eso la ventaja fue tan larga”.
En los días que faltan para el duelo, Santa Fe seguirá ensayando fórmulas y variantes para buscar el “milagro”. “No es popular decirlo, pero la serie no está cerrada. Quiero decirle a la hinchada que crea, que este grupo ha trabajado duro para conseguir cosas buenas y me siento orgulloso por eso. Tuvimos una mala salida en un partido crucial, pero estamos convencidos de que podemos darle un final feliz a esta historia, que parecía imposible hace un año”.
Y sobre la posibilidad de que la serie se iguale y se defina por penaltis, admitió que las jugadores siempre se quedan pateando al final de cada práctica, mucho más desde que comenzaran las finales. Para Santa Fe, llegar a esa instancia sería una hazaña.