
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Antes de regresar a Bogotá, para retomar los trabajos con Santa Fe, Hárold Rivera estuvo en Ibagué. Y durante un par de semanas se reunió con la familia, con su esposa que trabaja en una entidad financiera en la capital tolimense y con Hárold hijo, que llegó desde Neiva. Su hija, que vive en Medellín, no pudo ir. Durante esos días de aislamiento, que en realidad fue un período muy breve, el entrenador del equipo cardenal hizo realidad lo que quería con una fuerte añoranza, lo que quiere cuando cada uno tiene que continuar su rumbo: estar cerca de los suyos.
“Estuve con mi nieto, que hace bastante no lo veía, así como analizando videos de mi hijo, mirando su posición, lo bueno que hace con la pelota, lo que tiene que corregir. Es una actividad rutinaria entre los dos. Y que disfrutamos mucho”, dice el DT con respecto al futbolista de Atlético Huila.
Ahora, varios meses después, cuando el torneo colombiano está cada vez más cerca de volver, Rivera contó lo que ha sido un tiempo complicado, diferente, pero retador para él como entrenador. Y también habló de cómo ha tenido que recurrir a la imaginación para hacerle quite a la pandemia cual verónica de novillero y seguir trabajando con el grupo, pero no -valga la redundancia- de manera grupal.
¿Qué conclusiones saca de esta fase de trabajo individual?
Que ha sido complicada, pero que nos ha dado la posibilidad de corregir errores de cada jugador. Es decir, hacer un trabajo analítico, detallado y reforzando la parte física, que es tan importante. Hablo mucho con ellos, les digo cómo quiero que se paren, por dónde quiero que corran, en algunos casos cómo deben controlar la pelota. Eso ha sido muy valioso. Claro, falta lo colectivo para darnos cuenta de que todo está funcionando como queremos.
¿Cómo encontró al grupo luego de tantas sesiones virtuales?
Muy bien. Lo primordial era que no se subieran de peso y se mantuvieron. Y que no perdieran fuerza, algo que tampoco sucedió. Ya hacía falta verlos, observar sus comportamientos, la forma en la que se relacionan, en la que hablan. Hasta mirarlos a los ojos. Eso suma y ayuda a entender facetas que uno, como entrenador, debe saber. Claro, seguimos trabajando de manera lineal, sabiendo que el fútbol no lo es, pero por ahora nos toca.
Me imagino que ha visto partidos de las primeras ocho fechas que se alcanzaron a jugar antes de la pandemia...
Claro. Y no solo de Santa Fe. Vi mucho fútbol. De hecho, con base en eso es que partimos para dar las charlas y para rescatar una idea de juego.
Y viendo eso, ¿qué le gustaría mejorar de su Santa Fe?
Bueno, en esos días costó adecuarse a una idea de juego y fue complicado que llegaran a un nivel apto de competencia. Creo que más que cambiar algo, lo importante, por cómo será la vuelta, es procurar tener ritmo y regularidad, ahí está la clave.
¿Cómo cree que será la reanudación del torneo colombiano?
Igual que si se estuviera comenzando un campeonato. Frenético y de observación. Por eso es que necesitamos varias semanas de trabajo grupal antes de que se estipule una fecha para jugar otra vez. Claro, si no hay, pues tocará hacer las cosas de la mejor manera posible, sabiendo que no será sencillo, y cumplir con los objetivos, que siguen siendo los mismos.
¿Le gustaría una sede o varias para el torneo?
Estar en un solo lugar puede ser costoso. Preferiría, si las medidas de salubridad lo permiten, que cada quien mantenga su sede. No sería sencillo estar otra vez todos encerrados en uno o dos lugares. Eso sí, es una opinión y sea cual sea la decisión nos acomodaremos. Y si toca concentrarnos tres meses, pues nos concentramos.
Los entrenamientos individuales son en las mañanas. ¿A qué dedica sus tardes?
A seguir trabajando. Cuando terminamos una sesión nos reunimos en la sede con el cuerpo técnico para hablar un par de detalles. Y en la noche lo hacemos de nuevo para ver quién tiene molestias musculares, quién no se siente bien, quién tiene alguna sugerencia. No queremos que se nos pase nada. Y diseñar ejercicios individuales, apelando a ser creativos, para que ellos tampoco caigan en una monotonía que los aburra. Esto es dinámico y, por ende, tenemos que serlo.
¿Cómo le ha ido con las pruebas de COVID-19?
Uy, son molestas, incómodas. Esta semana nos hicieron una y por fortuna todo el grupo salió negativo, lo que es una prueba de que estamos siguiendo los pasos exigidos por la Dimayor y el Ministerio de Salud al pie de la letra. Y también de que cada uno, por su parte, se está cuidando. Eso es una muestra de compromiso.