Liana Salazar: el ADN de Santa Fe femenino
La mediocampista cardenal habló sobre su proceso con su equipo, que hoy disputa la final de la Copa Libertadores contra Corinthians (6:00 p.m.).
Los minutos corren lento para la leona, que está tan solo a unas horas de saber si podrá llevar la gloria continental nuevamente en su espalda, pero esta vez con el equipo de sus amores: Independiente Santa Fe.
A las 6:00 p.m., el equipo rojo de la capital jugará su primera final en la Copa Libertadores Femenina contra Corinthians, en Uruguay. Liana Salazar intenta dimensionar lo que significa este hecho con Santa Fe, puesto que ya había alzado el trofeo de este certamen en 2018 como integrante de Atlético Huila.
“Mira que es una sensación muy diferente. Yo soy campeona de Libertadores. En ese momento lo disfruté mucho, pero no con tanto sentimiento y pasión. Esta vez, he intentado vivir cada segundo al máximo. Siento que le debo esto al club”.
Lea: Lo que debe saber sobre la Copa Libertadores Femenina
Liana Salazar nació en Bogotá en una familia que la rodeaba de fútbol y, eso sí, muy santafereña. Desde la habilidad de su padre que no llegó al balompié profesional, una abuela que no quería que ella jugara fútbol, una mamá que la apoyaba en todo y un hermano que jugaba con ella en la sala de su casa con pelotas de papel, ella supo que el compromiso no podía faltar. “Me apoyan así yo gane o pierda. Ellos se sienten muy orgullosos de mí. Yo juego y hago todo por ellos, para darles esa emoción y que se sientan bien representados”.
Es curioso ver el crecimiento de esta jugadora. En sus inicios el ser profesional en este deporte no era uno de sus objetivos, porque el estudio primaba antes de querer enfrentarse a las jornadas de preparación a las que fue llamada en 2005 con la selección de Bogotá. Sin pensarlo, tres años después se estaba coronando campeona del Sudamericano Sub-17 en Chile con el combinado nacional.
Los llamados a la selección de Colombia en la categoría de mayores y la participación en los mundiales de Alemania (2011), Canadá (2015), los Juegos Olímpicos de Londres (2012) y Río (2016), crearon en Salazar una mentalidad de ganadora, pero que a su vez no sintió llegar a su vida. “Hasta ahorita pienso en eso. Uno como deportista se prepara cuando llegan los torneos, pero nunca piensa en qué momento pasó todo y ahora creo que ha sido la consecuencia de la disciplina, de quizás estar en el mejor nivel que he podido”.
Más: Lo que debe saber sobre la Copa Libertadores FemeninaMás: Lo que debe saber sobre la Copa Libertadores Femenina
La disciplina también implica la manera de fortalecer la mente y más en un deporte que ha sido altamente criticado y señalado de manera global. Liana no se preocupa mucho por el qué dirán, pues sabe de qué está hecha y para dónde va. “No tengo muchas amistades; soy una persona muy introvertida. Incluso muchos piensan que soy mala gente por mi aspecto, ya que en ocasiones soy muy seria. También he encontrado entrenadores como Pedro Rodríguez, que crearon pensamientos e instalaron el chip de ganadora”.
La mediocampista cardenal ganó en 2017, cuando logró integrar la plantilla oficial del primer equipo de Santa Fe para participar en la Liga Femenina. “Germán Morales me dice que quiere armar un buen equipo para ser campeón, que si me interesaba. Yo le dije: ‘Hágale, de una’. Obviamente amando el club, porque siempre nos corrió la sangre santafereña en la familia”.
Bogotá juega un rol importantísimo en la identidad de esta jugadora del expreso rojo, lo cual la ata aún más al club. “Soy muy rola, bogotana a morir, yo defiendo la ciudad como sea. Amo a Santa Fe, amo a Bogotá, y son lo más importante para mí en este momento, pues los represento a capa y espada”.
Si uno habla de Santa Fe femenino tiene que mencionar a Liana Salazar, porque es parte del ADN de ese equipo, al que ella misma define entre suspiros y mucha emoción. “Ufff… Uy no, Santa Fe para mí lo es todo [risas]. Representa familia, pasión, garra, sufrimiento, amor, todo; lo es todo”.
Más: Lo que debe saber sobre la Copa Libertadores Femenina
El conjunto bogotano le ha apostado fuerte al fútbol femenino desde 2017. Ha participado en las cinco ediciones que ha tenido la liga local. Incluso en medio de la pandemia y a diferencia de otros clubes, que recortaron su presupuesto y hasta retiraron sus equipos, Santa Fe siguió entrenando de manera virtual y mantuvo los salarios de su plantel de mujeres.
Al pensar en cómo será el futuro, Liana tiene claro que el rojo siempre estará: “Ser parte de la historia de este club es lo máximo. Yo sé que en unos años, cuando me retire y piense en todo lo que ha sido mi carrera, me vendrán muchas sonrisas y lágrimas por Santa Fe”.
Esa es una de las tantas razones por las que ella puede hablar con tanta propiedad de su equipo, porque ganó la primera edición del torneo local con Santa Fe en 2017, así como en 2020 obtuvo la segunda estrella. Hoy tiene la posibilidad de enfrentar una nueva final con las leonas y lo que siente frente al plantel es amor y resalta la mentalidad campeona. “Este equipo con las nuevas integrantes ha formado una familia muy bonita. Hay dificultades, como en todo, pero a pesar de eso entramos a la cancha y decimos: ‘O vivimos juntas o morimos juntas’”.
Una pregunta que pareciera sencilla y de respuesta clara se tornó un mar de emociones para la volante cardenal al recordar su momento más alegre, así como el más triste vistiendo los colores rojo y blanco. “El título de 2017 fue el momento más feliz por lo que significó la primera estrella para el club y para nosotras”. Algunos segundos pasaron para que su voz se entrecortara, tuviera que tomar aire y contener la emoción que le generaba revivir lo que más le ha dolido con su amado club. “Fue ese mismo año cuando, por una lesión, tuve que ver a mis compañeras jugar la Libertadores sin mí. Ahí aprendimos muchas cosas y crecí mucho como deportista, como persona; me hizo más fuerte”, concluye con nostalgia.
En definitiva, Liana Salazar, más que una jugadora, es una leona de garra y corazón que sueña con poder alzar el trofeo de la Libertadores Femenina junto a su manada.
Equipo del año es lo que hay
El lunes 6 de diciembre se realizará la tradicional ceremonia del Deportista del Año de El Espectador y Movistar, el premio más importante de la actividad física en el país.
Y como pocas veces, hay muchos nominados en la categoría de mejor equipo: la selección femenina de voleibol (foto), la sub-23 de béisbol y Titanes de Barranquilla (baloncesto).
Están también Santa Fe y Deportivo Cali femeninos, la sub-23 de minifútbol, la delegación a Juegos Paralímpicos y el combinado campeón suramericano de natación.
Los minutos corren lento para la leona, que está tan solo a unas horas de saber si podrá llevar la gloria continental nuevamente en su espalda, pero esta vez con el equipo de sus amores: Independiente Santa Fe.
A las 6:00 p.m., el equipo rojo de la capital jugará su primera final en la Copa Libertadores Femenina contra Corinthians, en Uruguay. Liana Salazar intenta dimensionar lo que significa este hecho con Santa Fe, puesto que ya había alzado el trofeo de este certamen en 2018 como integrante de Atlético Huila.
“Mira que es una sensación muy diferente. Yo soy campeona de Libertadores. En ese momento lo disfruté mucho, pero no con tanto sentimiento y pasión. Esta vez, he intentado vivir cada segundo al máximo. Siento que le debo esto al club”.
Lea: Lo que debe saber sobre la Copa Libertadores Femenina
Liana Salazar nació en Bogotá en una familia que la rodeaba de fútbol y, eso sí, muy santafereña. Desde la habilidad de su padre que no llegó al balompié profesional, una abuela que no quería que ella jugara fútbol, una mamá que la apoyaba en todo y un hermano que jugaba con ella en la sala de su casa con pelotas de papel, ella supo que el compromiso no podía faltar. “Me apoyan así yo gane o pierda. Ellos se sienten muy orgullosos de mí. Yo juego y hago todo por ellos, para darles esa emoción y que se sientan bien representados”.
Es curioso ver el crecimiento de esta jugadora. En sus inicios el ser profesional en este deporte no era uno de sus objetivos, porque el estudio primaba antes de querer enfrentarse a las jornadas de preparación a las que fue llamada en 2005 con la selección de Bogotá. Sin pensarlo, tres años después se estaba coronando campeona del Sudamericano Sub-17 en Chile con el combinado nacional.
Los llamados a la selección de Colombia en la categoría de mayores y la participación en los mundiales de Alemania (2011), Canadá (2015), los Juegos Olímpicos de Londres (2012) y Río (2016), crearon en Salazar una mentalidad de ganadora, pero que a su vez no sintió llegar a su vida. “Hasta ahorita pienso en eso. Uno como deportista se prepara cuando llegan los torneos, pero nunca piensa en qué momento pasó todo y ahora creo que ha sido la consecuencia de la disciplina, de quizás estar en el mejor nivel que he podido”.
Más: Lo que debe saber sobre la Copa Libertadores FemeninaMás: Lo que debe saber sobre la Copa Libertadores Femenina
La disciplina también implica la manera de fortalecer la mente y más en un deporte que ha sido altamente criticado y señalado de manera global. Liana no se preocupa mucho por el qué dirán, pues sabe de qué está hecha y para dónde va. “No tengo muchas amistades; soy una persona muy introvertida. Incluso muchos piensan que soy mala gente por mi aspecto, ya que en ocasiones soy muy seria. También he encontrado entrenadores como Pedro Rodríguez, que crearon pensamientos e instalaron el chip de ganadora”.
La mediocampista cardenal ganó en 2017, cuando logró integrar la plantilla oficial del primer equipo de Santa Fe para participar en la Liga Femenina. “Germán Morales me dice que quiere armar un buen equipo para ser campeón, que si me interesaba. Yo le dije: ‘Hágale, de una’. Obviamente amando el club, porque siempre nos corrió la sangre santafereña en la familia”.
Bogotá juega un rol importantísimo en la identidad de esta jugadora del expreso rojo, lo cual la ata aún más al club. “Soy muy rola, bogotana a morir, yo defiendo la ciudad como sea. Amo a Santa Fe, amo a Bogotá, y son lo más importante para mí en este momento, pues los represento a capa y espada”.
Si uno habla de Santa Fe femenino tiene que mencionar a Liana Salazar, porque es parte del ADN de ese equipo, al que ella misma define entre suspiros y mucha emoción. “Ufff… Uy no, Santa Fe para mí lo es todo [risas]. Representa familia, pasión, garra, sufrimiento, amor, todo; lo es todo”.
Más: Lo que debe saber sobre la Copa Libertadores Femenina
El conjunto bogotano le ha apostado fuerte al fútbol femenino desde 2017. Ha participado en las cinco ediciones que ha tenido la liga local. Incluso en medio de la pandemia y a diferencia de otros clubes, que recortaron su presupuesto y hasta retiraron sus equipos, Santa Fe siguió entrenando de manera virtual y mantuvo los salarios de su plantel de mujeres.
Al pensar en cómo será el futuro, Liana tiene claro que el rojo siempre estará: “Ser parte de la historia de este club es lo máximo. Yo sé que en unos años, cuando me retire y piense en todo lo que ha sido mi carrera, me vendrán muchas sonrisas y lágrimas por Santa Fe”.
Esa es una de las tantas razones por las que ella puede hablar con tanta propiedad de su equipo, porque ganó la primera edición del torneo local con Santa Fe en 2017, así como en 2020 obtuvo la segunda estrella. Hoy tiene la posibilidad de enfrentar una nueva final con las leonas y lo que siente frente al plantel es amor y resalta la mentalidad campeona. “Este equipo con las nuevas integrantes ha formado una familia muy bonita. Hay dificultades, como en todo, pero a pesar de eso entramos a la cancha y decimos: ‘O vivimos juntas o morimos juntas’”.
Una pregunta que pareciera sencilla y de respuesta clara se tornó un mar de emociones para la volante cardenal al recordar su momento más alegre, así como el más triste vistiendo los colores rojo y blanco. “El título de 2017 fue el momento más feliz por lo que significó la primera estrella para el club y para nosotras”. Algunos segundos pasaron para que su voz se entrecortara, tuviera que tomar aire y contener la emoción que le generaba revivir lo que más le ha dolido con su amado club. “Fue ese mismo año cuando, por una lesión, tuve que ver a mis compañeras jugar la Libertadores sin mí. Ahí aprendimos muchas cosas y crecí mucho como deportista, como persona; me hizo más fuerte”, concluye con nostalgia.
En definitiva, Liana Salazar, más que una jugadora, es una leona de garra y corazón que sueña con poder alzar el trofeo de la Libertadores Femenina junto a su manada.
Equipo del año es lo que hay
El lunes 6 de diciembre se realizará la tradicional ceremonia del Deportista del Año de El Espectador y Movistar, el premio más importante de la actividad física en el país.
Y como pocas veces, hay muchos nominados en la categoría de mejor equipo: la selección femenina de voleibol (foto), la sub-23 de béisbol y Titanes de Barranquilla (baloncesto).
Están también Santa Fe y Deportivo Cali femeninos, la sub-23 de minifútbol, la delegación a Juegos Paralímpicos y el combinado campeón suramericano de natación.