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Hace apenas año y medio Santa Fe pasaba por una de las peores crisis deportivas de su historia. El equipo era último de la Liga y aunque el descenso no era inminente, la sola idea preocupaba a sus hinchas.
En esas circunstancia llegó el técnico Hárold Rivera al banquillo cardenal, en medio de críticas por su inexperiencia en clubes grandes y tradicionales. Fue la apuesta del presidente Eduardo Méndez, quien lo conocía de su paso por el Unión Magdalena.
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Apareció entonces la grandeza de la hinchada cardenal. Por esos días, ante de un partido contra el Medellín, cerca de 500 aficionados llegaron con pancartas y banderas al hotel de concentración para alentar al plantel. En vez de reproches, se escucharon voces de aliento y respaldo.
Y Rivera comenzó a trabajar de manera silenciosa, a implementar sus ideas y su filosofía. Sorpresivamente en el segundo semestre de 2019 el equipo avanzó a los cuadrangulares y le dio la pelea al América, que clasificó a la final y luego fue campeón.
Había razones para soñar con un 2020 mejor y eso lo entendieron jugadores, hinchas, miembros del cuerpo técnico y directivos. Claro, el plantel era más bien discreto y era difícil pensar con una nueva y exitosa era como la que vivió el club entre 2009 y 2017, con nueve títulos y varias finales más, pero se podía aspirar a hacer une buena campaña.
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Y en lo deportivo todo resultó mejor de lo esperado en el año de la pandemia. a pesar del receso del torneo, de los problemas económicos, de la ausencia de hinchas en los estadios y de la emergencia sanitaria, los hinchas santafereños recordaran esta temporada como la de la resurrección deportiva.
Santa Fe jugó 26 partidos, ganó 14, empató ocho y perdió solamente cuatro. Marcó 41 goles y permitió apenas 23. Sumó 50 puntos y quedó primero en la reclasificación. Completó 23 fechan invicto en casa. Por sexta vez quedó subcampeón de la liga local y jugará la Copa Libertadores 2021 y la Superliga, lo que parece poco premio para un plantel que mereció la estrella.
Pero tuvo un día malo en el partido de ida de la final, en Cali, y lo pagó caro. Ese 3-0 no se pudo remontar, más allá de la victoria 2-0 de este domingo en El Campín, con goles de Jeisson Palacios y Fabián Sambueza, el volante argentino que terminó con seis anotaciones y siete asistencias en el torneo.
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Nada que reprocharles a los jugadores y al cuerpo técnico. Desde los más experimentados como Leandro Castellanos, Fainer Torijano, Luis Manuel Seijas y Andrés Pérez, hasta los canteranos como John Velásquez y Juan Sebastián Pedroza, pasando por Daniel Giraldo, Kelvin Osorio, Diego Valdés Carlos Arboleda y Jorge Luis Ramos, entre otros, honraron la camiseta albirroja y el prestigio que recuperó la institución en la última década.
Peor que perder finales es no jugarlas. Santa Fe y sus hinchas sufren por una derrota dolorosa, pero celebran la buena campaña del equipo, el hecho de tener una buena base para el futuro y, sobre todo, ese hermoso capítulo que escribió con sus hinchas. “De esta salimos juntos” decía una pancarta que levantaron jugadores y aficionados hace año y medio. Salieron juntos y más fuertes, para seguir celebrando unidos en el futuro.