“Yo no renuncié a Santa Fe”: Gustavo Costas

Es sábado en la noche en Bogotá y Gustavo Costas ofrece sus disculpas. “Hablemos mañana, que muchos amigos vinieron a despedirme”, dice el entrenador, quien a esa hora recibe a todos esos afectos que recogió durante el año que vivió en Colombia. Hubo pizzas para la ocasión. El Espectador cumplió y, al día siguiente, se comunicó con este argentino que se dio el gusto de ser campeón con Santa Fe, nada menos. Ahora es domingo y el Profe, como le dicen sus jugadores, no se pierde detalle de la Liga argentina, especialmente de su querido Racing, el club donde se crió futbolísticamente y ganó la Supercopa, en 1988. Casualmente, el equipo en el que hizo sus primeras armas como técnico. Son sus últimos instantes en la capital del país, antes de pegar la vuelta para estas tierras. Y Costas aclara, ante la infinidad de rumores que hubo respecto a su renovación: “Yo no renuncié”.

No lo dice el estratega pisciano de 52 años, pero está claro que los pergaminos que consiguió en Santa Fe no alcanzaron para que el presidente César Pastrana le ofreciera un contrato más alto para seguir en la institución cardenal. De hecho, el viernes se juntaron y, al día siguiente, no sólo se anunció la salida de Costas; también la contratación de Gerardo Pelusso, técnico uruguayo que dirigió, entre otros clubes del Río de La Plata, a la selección de Paraguay. El cónclave entre el dirigente y el argentino, según averiguó este diario, apenas duró 10 minutos. Sin acuerdo, se dieron la mano y quedaron en buenos términos. Ahora Costas podría emigrar a México. ¿Será Querétaro su próximo destino?

¿Por qué el viernes Pastrana aseguró que su renovación estaba encaminada y el sábado se anunció su salida?

No lo sé. El presidente fue muy claro conmigo. El club tiene un presupuesto y hasta ahí puede gastar. Y yo lo veo lógico, ojo. Pero se necesitaban tres o cuatro jugadores de nombre para afrontar todo lo que viene. Ahora, Santa Fe tiene tres competencias por delante. La Liga y Copa Águila y la Sudamericana. Había que hacer un recambio importante. Para colmo, Wilson Morelo tiene que volver a México… Hablamos de todo eso con Pastrana, pero no hubo arreglo y no renovamos. Fue una decisión de común acuerdo.

¿Pastrana llegó a la reunión sabiendo que era imposible retenerlo? Se dice que tiene un pie en México.

No le di vueltas al asunto. Acá se especuló mucho, pero no tengo nada cerrado. Hubo muchos rumores, pero me voy para Argentina. Los clubes que me vinieron a buscar lo hicieron para que me fuera en ese mismo momento. Y yo no iba a dejar a Santa Fe en plena competencia. Fui claro. Lo que pasa es que en el fútbol se miente tanto que, por ahí, no me creen (risas). Hay otros equipos que están hablando con mi representante, pero no hay nada firme.

¿Hubiera cambiado la situación si Santa Fe hubiera clasificado a las semifinales de la Copa Libertadores?

Era sentarse a hablar de esa posibilidad concreta, algo que no ocurrió. Se terminó el contrato y no hubo renovación. Por otro lado, no me iba a quedar un mes más en Colombia. Cobré hasta el último día que trabajé, que fue el partido con Inter en Porto Alegre. No vine hasta acá por dinero, sino por el desafío que representaba dirigir en el fútbol colombiano. Y me salió bien.

¿Qué le causó mayor desilusión? ¿Ser eliminado de los “playoffs” a manos de Millonarios o lo de la Libertadores?

Apostamos todo a la Copa. Soñaba con quedar entre los cuatro mejores equipos de América. Lamentablemente nos sacaron de la Libertadores con un arbitraje demasiado polémico. Y también me dolió haber quedado afuera de la manera que nos pasó con Millonarios. Fue una vergüenza. Nos anularon un gol y todavía no sabemos qué cobró. Fue un arbitraje pésimo. Y ahora uno ve que el mismo referí (Wílmer Roldán) va a la Copa América y está en los mejores partidos de la Copa Libertadores. Algunos árbitros dirigen mal y tienen premio. Es algo increíble.

Entonces, ¿le generó más bronca que dolor quedar afuera de los dos torneos bajo esa coyuntura?

Las dos cosas. Y no es la primera vez que me pasa. Cuando dirigía a Barcelona, en la Bombonera, no me cobraron un penal que le hicieron a Damián Díaz. Hasta el propio (Matías) Caruzzo me reconoció que se había equivocado el árbitro. Con Alianza también sufrí los malos arbitrajes. Los referís son muy localistas o tiran de la cuerda a favor del más poderoso.

¿Cree que le dio todo a Santa Fe y por eso era el momento de decir adiós?

Pienso que dimos todo y que el trabajo fue muy bueno. Nos brindamos al ciento por ciento. Seguro que nos habremos equivocado en alguna táctica o hicimos algún cambio mal, pero soy agradecido al grupo por todo lo que nos entregaron. La verdad, lo único que nos quedó pendiente es haber llegado a las semifinales de la Libertadores. Pienso que teníamos equipo para poder acceder a esa instancia. Pero nos expulsaron dos jugadores y eso nos complicó los planes. En definitiva, estoy más que conforme.

¿Qué más rescata de este año en Colombia?

Fue un año bárbaro. Al margen de quedar afuera de la Copa, cumplimos con los objetivos que nos trazamos. Haberle peleado a Atlético Nacional mano a mano y derrotarlo después de mucho tiempo, y a pesar de nuestro presupuesto muy bajo, fue un logro. Y lo que más rescato, por encima de todo, es el grupo. Siempre estuvo bien predispuesto para el trabajo. Y eso es algo más que positivo.

¿A qué jugador se llevaría para su próximo desafío?

A Ómar Pérez, claro (risas). Todos sabemos la capacidad y la jerarquía que tiene. Siempre lo había querido dirigir y cumplí un sueño. Pero hay otros jugadores que están en un nivel muy alto. Los dos centrales, Torres, Roa, Morelo… Hay jugadores jóvenes. Hay un buen plantel, aunque necesita refuerzos.

¿Qué opina de su sucesor?

Es un gran entrenador. Dirigió en el exterior, también selecciones, tiene experiencia. A Pelusso le dejo un equipo armado para que le vaya bien.

¿Se va a México? ¿Es cierto que lo llamaron de Nacional para reemplazar a Juan Carlos Osorio?

No tengo nada definido y no me llamaron de Nacional. Aunque ahora sería muy difícil dirigir a otro equipo colombiano. Más adelante, se verá.

Es sábado en la noche en Bogotá y Gustavo Costas ofrece sus disculpas. “Hablemos mañana, que muchos amigos vinieron a despedirme”, dice el entrenador, quien a esa hora recibe a todos esos afectos que recogió durante el año que vivió en Colombia. Hubo pizzas para la ocasión. El Espectador cumplió y, al día siguiente, se comunicó con este argentino que se dio el gusto de ser campeón con Santa Fe, nada menos. Ahora es domingo y el Profe, como le dicen sus jugadores, no se pierde detalle de la Liga argentina, especialmente de su querido Racing, el club donde se crió futbolísticamente y ganó la Supercopa, en 1988. Casualmente, el equipo en el que hizo sus primeras armas como técnico. Son sus últimos instantes en la capital del país, antes de pegar la vuelta para estas tierras. Y Costas aclara, ante la infinidad de rumores que hubo respecto a su renovación: “Yo no renuncié”.

No lo dice el estratega pisciano de 52 años, pero está claro que los pergaminos que consiguió en Santa Fe no alcanzaron para que el presidente César Pastrana le ofreciera un contrato más alto para seguir en la institución cardenal. De hecho, el viernes se juntaron y, al día siguiente, no sólo se anunció la salida de Costas; también la contratación de Gerardo Pelusso, técnico uruguayo que dirigió, entre otros clubes del Río de La Plata, a la selección de Paraguay. El cónclave entre el dirigente y el argentino, según averiguó este diario, apenas duró 10 minutos. Sin acuerdo, se dieron la mano y quedaron en buenos términos. Ahora Costas podría emigrar a México. ¿Será Querétaro su próximo destino?

¿Por qué el viernes Pastrana aseguró que su renovación estaba encaminada y el sábado se anunció su salida?

No lo sé. El presidente fue muy claro conmigo. El club tiene un presupuesto y hasta ahí puede gastar. Y yo lo veo lógico, ojo. Pero se necesitaban tres o cuatro jugadores de nombre para afrontar todo lo que viene. Ahora, Santa Fe tiene tres competencias por delante. La Liga y Copa Águila y la Sudamericana. Había que hacer un recambio importante. Para colmo, Wilson Morelo tiene que volver a México… Hablamos de todo eso con Pastrana, pero no hubo arreglo y no renovamos. Fue una decisión de común acuerdo.

¿Pastrana llegó a la reunión sabiendo que era imposible retenerlo? Se dice que tiene un pie en México.

No le di vueltas al asunto. Acá se especuló mucho, pero no tengo nada cerrado. Hubo muchos rumores, pero me voy para Argentina. Los clubes que me vinieron a buscar lo hicieron para que me fuera en ese mismo momento. Y yo no iba a dejar a Santa Fe en plena competencia. Fui claro. Lo que pasa es que en el fútbol se miente tanto que, por ahí, no me creen (risas). Hay otros equipos que están hablando con mi representante, pero no hay nada firme.

¿Hubiera cambiado la situación si Santa Fe hubiera clasificado a las semifinales de la Copa Libertadores?

Era sentarse a hablar de esa posibilidad concreta, algo que no ocurrió. Se terminó el contrato y no hubo renovación. Por otro lado, no me iba a quedar un mes más en Colombia. Cobré hasta el último día que trabajé, que fue el partido con Inter en Porto Alegre. No vine hasta acá por dinero, sino por el desafío que representaba dirigir en el fútbol colombiano. Y me salió bien.

¿Qué le causó mayor desilusión? ¿Ser eliminado de los “playoffs” a manos de Millonarios o lo de la Libertadores?

Apostamos todo a la Copa. Soñaba con quedar entre los cuatro mejores equipos de América. Lamentablemente nos sacaron de la Libertadores con un arbitraje demasiado polémico. Y también me dolió haber quedado afuera de la manera que nos pasó con Millonarios. Fue una vergüenza. Nos anularon un gol y todavía no sabemos qué cobró. Fue un arbitraje pésimo. Y ahora uno ve que el mismo referí (Wílmer Roldán) va a la Copa América y está en los mejores partidos de la Copa Libertadores. Algunos árbitros dirigen mal y tienen premio. Es algo increíble.

Entonces, ¿le generó más bronca que dolor quedar afuera de los dos torneos bajo esa coyuntura?

Las dos cosas. Y no es la primera vez que me pasa. Cuando dirigía a Barcelona, en la Bombonera, no me cobraron un penal que le hicieron a Damián Díaz. Hasta el propio (Matías) Caruzzo me reconoció que se había equivocado el árbitro. Con Alianza también sufrí los malos arbitrajes. Los referís son muy localistas o tiran de la cuerda a favor del más poderoso.

¿Cree que le dio todo a Santa Fe y por eso era el momento de decir adiós?

Pienso que dimos todo y que el trabajo fue muy bueno. Nos brindamos al ciento por ciento. Seguro que nos habremos equivocado en alguna táctica o hicimos algún cambio mal, pero soy agradecido al grupo por todo lo que nos entregaron. La verdad, lo único que nos quedó pendiente es haber llegado a las semifinales de la Libertadores. Pienso que teníamos equipo para poder acceder a esa instancia. Pero nos expulsaron dos jugadores y eso nos complicó los planes. En definitiva, estoy más que conforme.

¿Qué más rescata de este año en Colombia?

Fue un año bárbaro. Al margen de quedar afuera de la Copa, cumplimos con los objetivos que nos trazamos. Haberle peleado a Atlético Nacional mano a mano y derrotarlo después de mucho tiempo, y a pesar de nuestro presupuesto muy bajo, fue un logro. Y lo que más rescato, por encima de todo, es el grupo. Siempre estuvo bien predispuesto para el trabajo. Y eso es algo más que positivo.

¿A qué jugador se llevaría para su próximo desafío?

A Ómar Pérez, claro (risas). Todos sabemos la capacidad y la jerarquía que tiene. Siempre lo había querido dirigir y cumplí un sueño. Pero hay otros jugadores que están en un nivel muy alto. Los dos centrales, Torres, Roa, Morelo… Hay jugadores jóvenes. Hay un buen plantel, aunque necesita refuerzos.

¿Qué opina de su sucesor?

Es un gran entrenador. Dirigió en el exterior, también selecciones, tiene experiencia. A Pelusso le dejo un equipo armado para que le vaya bien.

¿Se va a México? ¿Es cierto que lo llamaron de Nacional para reemplazar a Juan Carlos Osorio?

No tengo nada definido y no me llamaron de Nacional. Aunque ahora sería muy difícil dirigir a otro equipo colombiano. Más adelante, se verá.