Alexis y Vidal, la fórmula de Chile

Las historias paralelas de las dos figuras de la selección austral, que este miércoles eliminaron a la Portugal de Cristiano Ronaldo, en la semifinal de la Copa de las Confederaciones.

Redacción Deportes - @DeportesEE
28 de junio de 2017 - 08:51 p. m.
Alexis Sánchez (izq.) y Arturo Vidal, jugadores de la selección de Chile. / AFP
Alexis Sánchez (izq.) y Arturo Vidal, jugadores de la selección de Chile. / AFP

Cada momento en la vida nos quita o nos da algo. Por ejemplo, en la infancia de Alexis Sánchez en Tocopilla, una población del norte de Chile que no supera los 22.000 habitantes, el verbo quitar fue muy habitual. Incluso se combinó con sufrir, palabra arraigada en una ciudad donde la delincuencia y las drogas quiebran voluntades. El hoy jugador del Arsenal comprendió desde muy niño que la única salida a un futuro predestinado por el entorno social era hacer la diferencia, convertir el instinto en el camino al éxito. Lavó carros al frente del cementerio municipal mientras su madre se desplazaba hasta María Elena, a 77 kilómetros, para vender pescado, para darle más oportunidades a un hijo irreverente ante la autoridad y egoísta con la pelota.

A 1.530 kilómetros de allí, en Santiago, otro niño vivía una realidad similar, una vida paralela que quitaba mucho y daba muy poco. Arturo Vidal, dos años mayor que Alexis, nunca entendió de disciplina, mucho menos cuando su padre llamaba a ésta a punta de porrazos. Hambre y frío, mucho frío, dos palabras que aún recuerda el hoy futbolista de Bayern Múnich cuando lo obligan a volver atrás. El problema de drogas y alcohol de su papá, la actitud apacible de su mamá. De él aprendió qué camino no tomar, de ella el silencio prudente en el momento adecuado y no rendirse jamás. Causó problemas, y muchos, al igual que Alexis, sobre todo a su madre, que a su manera le ayudó a construir una voluntad de hierro con la paciencia del amor incondicional.

Con nueve años conoció el valor del trabajo cuando entró al Club Hípico de Chile, donde limpiaba las caballerizas por 300 pesos la jornada. Ese dinero alcanzaba para una bolsa de leche y uno que otro abarrote. Así solventó muchos días en los que su madre llegaba sin un peso tras una jornada de limpieza en varias casas de los barrios más excéntricos de la capital. Hoy en día, Arturo tiene el caballo más caro de su país y el más rápido, Sono Bianco Nero, un animal elegante, con el pelo brillante y los ojos enormes.

Los orígenes de Alexis y Arturo los unieron, los hicieron expresarse en la cancha sin necesidad de usar la palabra, sólo las miradas y los gestos. Con esfuerzos tremendos y hasta desmesurados llegaron al punto en el que la vida les da y por montones. Recompensa de su perseverancia, retribución a quienes estuvieron detrás impulsando, a doña Martina y doña Jackeline.

Chile se debe a ellos, a dos hombres que reflejan lo duro que resulta para muchos sobrevivir en su país, dos futbolistas que desde el punto de vista técnico son una maravilla. Ambos, este miércoles, mostraron por qué juntos en la cancha son un peligro. Los sufrió Portugal y así llevaron a su selección a la primera final de una Copa Confederaciones, un logro que está al nivel de los títulos de la Copa América de 2015 y la Centenario en 2016.

Ganar el certamen, frente a México o Alemenia, un sueño para dos futbolistas acostumbrados a hacer posible lo imposible. Porque para ellos, ser ídolos fue tener que ser responsables, consigo mismos y con los demás.

Por Redacción Deportes - @DeportesEE

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