Así fue la clasificación de Colombia al Mundial de Rusia 2018. Pékerman otra vez cumplió

El técnico argentino una vez más cumplió y en su segunda eliminatoria al frente de Colombia logró la clasificación al Mundial de Fútbol. Este fue el proceso del camino de que dio Colombia para llegar a Rusia 2018.

Luis Guillermo Montenegro - lmontenegro@elespectador.com - @luisguimonte
11 de octubre de 2017 - 03:00 a. m.
El técnico de la selección colombiana, José Pékerman, junto a James Rodríguez, el máximo goleador del equipo nacional en la eliminatoria a Rusia 2018.  / AFP
El técnico de la selección colombiana, José Pékerman, junto a James Rodríguez, el máximo goleador del equipo nacional en la eliminatoria a Rusia 2018. / AFP

La ciudad de Lima fue testigo de la clasificación de Colombia al primer Mundial en su historia, el de Chile 1962. 56 años después, la tricolor clasificó a una nueva Copa del Mundo en esta ciudad, tras empatar 1-1 a la selección peruana, en el estadio Nacional y llegar a 27 puntos, asegurarándose uno de los cuatro cupos directos a Rusia 2018. James Rodríguez fue el autor del gol que representa para la tricolor la clasificación a su sexto Mundial en la historia. El 10 sacó su jerarquía y aprovechó una habilitación de Falcao, para rematar de derecha y vencer al arquero Pedro Gallese. Luego igualó Perú con tanto de Paolo Guerrero.

Terminó el Mundial de Brasil y los colombianos tuvimos que despertar de un sueño hermoso, mágico. Durante un mes el país se dejó contagiar por la fiebre amarilla y por primera vez en muchos años todos tiramos para el mismo lado. Pero con la derrota en cuartos de final ante los pentacampeones del mundo volvimos a la realidad. Y también a pensar en un nuevo proceso con la selección, ahora rumbo a Rusia 2018.

La negociación para que el técnico José Pékerman renovara su contrato con la Federación Colombiana de Fútbol fue más complicada de lo esperado. De hecho, los dirigentes alcanzaron a estudiar algunas alternativas para el banquillo antes de que el empresario Pascual Lezcano, yerno y representante del DT argentino sellara un nuevo acuerdo, después de casi un mes de negociaciones.

No había dudas de la capacidad del entrenador, pero sí de la motivación con la que afrontaría un nuevo reto, especialmente con un plantel que, aunque tenía una base sólida para el futuro, también necesitaba renovación.

Había un riesgo y eso se notó claramente en la Copa América de Chile 2015, a la que Colombia llegó como candidata al título continental, pero fue la gran decepción, más que por los resultados, por el flojo nivel que mostró. Se despidió en semifinales ante Argentina, en definición por penaltis, pero dejó en claro que necesitaba caras nuevas en algunas posiciones, como en los laterales, en los que Camilo Zúñiga y Pablo Armero, claves en el camino hacia Brasil, no habían recuperado su mejor nivel.

Y también ahí se comenzó a extrañar a Falcao, quien seguía luchando contra los problemas físicos y la falta de ritmo. En Brasil brilló James, pero después no apareció un delantero con la efectividad de El Tigre.

Esa Copa América dejó más dudas que certezas justo antes del arranque de la Eliminatoria hacia Rusia. Un estreno promisorio ante Perú, con Santiago Arias, Frank Fabra y Édwin Cardona como novedades, se manchó luego con derrotas ante Uruguay y Argentina, además de un empate con Chile.

Fue probablemente el final de ese 2015 el momento más complicado de Pékerman con la selección. También el de varias de sus figuras, cuestionadas como nunca antes.

Pero precisamente una de las virtudes del argentino al frente del equipo nacional ha sido la de aislarse del entorno y saber manejar las crisis. Acudió a su amigo Marcelo Roffe, psicólogo deportivo, para fortalecer mentalmente al grupo y comenzó a probar jugadores.

Utilizó a Sebastián Pérez, Daniel Torres, Guillermo Celis y Marlos Moreno, pero convocó a muchos otros, a quienes fue acercando al plantel. Recompuso el camino con las victorias ante Bolivia, en La Paz, y el entonces líder Ecuador. “En esa doble fecha resucitamos”, admitió luego Pékerman, siempre ajeno a polémicas, sensato y receptivo a las críticas.

La Copa América del Centenario, en Estados Unidos, sirvió para seguir probando jugadores, algunos de ellos pensando en los Juegos Olímpicos de Río 2016. En ese equipo, que finalizó en el tercer lugar, estuvieron, además de los consagrados, Andrés Felipe Roa, Felipe Aguilar y Roger Martínez.

La solidez defensiva parecía haberse recuperado, con Farid Díaz, Óscar Murillo, Yerry Mina, Jeison Murillo, Santiago Arias y Frank Fabra, quienes complementaron a los dos titulares que quedaban del Mundial, David Ospina y Cristian Zapata.

Adelante, sin embargo, no aparecía un goleador capaz de suplir la ausencia de Falcao. En ataque el equipo dependía casi exclusivamente de la genialidad de James y el oportunismo de Cardona, quien en Asunción anotó el gol de la victoria ante Paraguay, en el último minuto, tres puntos claves en este camino a Rusia.

Volvieron las dudas en casa. El Metropolitano sufrió como nunca en los empates contra Uruguay y Chile, que los aficionados asumieron casi como derrotas, aunque en una competición tan dura y pareja sumar siempre es buen negocio.

Previsible era la derrota como visitante frente a Argentina, con la que terminó 2016. Colombia estaba fuera del Mundial, con 18 puntos, en la sexta casilla. Tocaba, sí o sí, ganarles a Bolivia y Ecuador. Y la selección lo hizo. Con angustia en Barranquilla frente a los del altiplano, pero con mucha solvencia en Quito, en el duelo que definitivamente enderezó el camino.

Ese fue, tal vez, el mejor partido del equipo nacional en esta Eliminatoria, en la que Pékerman utilizó 45 futbolistas, aunque convocó 55. Ya segundos en la tabla, los jugadores recuperaron la tranquilidad y luego de tres años seguidos sin descansar en el verano europeo, por Mundial 2014 y Copas América 2015 y 2016, en julio y agosto disfrutaron de un merecido descanso, no sin antes jugar dos amistosos ante España y Camerún, en los que reapareció Falcao, marcando incluso un buen gol de cabeza.

Pero ni siquiera el delantero del Mónaco pudo rescatar a la selección del mal partido en Venezuela. Eso sí, fue él quien marcó en el empate de hace un mes contra Brasil y nos mantuvo en posiciones de clasificación.

Lo de Paraguay fue un golpe anímico muy fuerte. Colombia ganaba 1-0 con gol de Falcao y en tres minutos, de manera increible, los paraguayos marcaron dos goles y aplazaron la celebración. Los futbolistas colombianos estaban destruidos, sobretodo David Ospina, responsable en los dos goles. Sin embargo, demostraron amor de patria, supieron superar la crisis y ante Perú jugaron con inteligencia.

El DT argentino volvió a demostrar que es un entrenador de talla mundial. Con sapiencia y tacto ha sabido liderar a una magnífica generación de jugadores ricos y exitosos, pero que aman la camiseta y dejan en alma por ella, como si de eso dependieran sus vidas.

Ellos, como estrellas mundiales que son, seguramente intentarán superar su hazaña de Brasil 2014, cuando terminaron quintos, aunque para ser francos, ya cumplieron porque para un país como el nuestro ir al Mundial ya es una inmensa alegría.

Por Luis Guillermo Montenegro - lmontenegro@elespectador.com - @luisguimonte

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