Boca y River Siguen mano a mano

El el Superclásico del domingo Wílmar Barrios y Rafael Santos Borré jugaron todo el partido, que resultó mejor de lo esperado. Sebastián Villa fue protagonista y Juan Fernando Quintero actuó apenas unos minutos. El título de la Copa Libertadores se definirá el 24 de noviembre en el estadio Monumental.

Daniel Avellaneda - Buenos Aires
12 de noviembre de 2018 - 02:00 a. m.
 El delantero colombiano de River Rafael Santos Borré tuvo dos opciones claras de gol, pero no pudo marcar en La Bombonera.
El delantero colombiano de River Rafael Santos Borré tuvo dos opciones claras de gol, pero no pudo marcar en La Bombonera.
Foto: AFP - EITAN ABRAMOVICH

Era la final del mundo, el partido que cautivaba a todo el continente y a gran parte del globo terráqueo. Así se había comercializado este Superclásico, ese duelo que Boca Juniors y River Plate protagonizan desde hace 110 años, los equipos más grandes de Argentina. Definían la Copa Libertadores, claro. Pero el impacto de este mano a mano había superado todos los límites geográficos. Y había cinco colombianos como actores estelares: Wílmar Barrios y Sebastián Villa con el torso azul y la franja amarilla; Rafael Santos Borré y Juan Fernando Quintero con la banda roja sobre el pecho blanco. Y después de la tormenta que sacudió Buenos Aires y obligó a la postergación, se armó un partidazo. Con un empate que dejó abierta la serie que tendrá un campeón en el Monumental, el sábado 24 de noviembre.

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Fue 2 a 2. Pero lo pudo ganar Boca en el final, cuando Franco Armani se hizo gigante, como cada vez que vistió la camiseta de Atlético Nacional. Recuperó Carlos Tévez, que había reemplazado a Villa a los 26 minutos del segundo tiempo y abrió para Darío Benedetto. El goleador remató al cuerpo de un arquero que achicó con maestría. Y lo que parecía el desahogo de una Bombonera ardiente terminó en lamento por esa posibilidad desperdiciada. Así y todo, el empate es el resultado más justo que le queda al partido por el desarrollo del segundo tiempo. En el primero, River debió haber sacado mayor ventaja, aunque haya terminado perdiendo. Y si no lo hizo se debió a la extraordinaria actuación de Agustín Rossi, un arquero cuestionado que respondió con gran categoría.

Boca estaba para el cachetazo en el primer tiempo. Pero Benedetto está tocado por la varita mágica. Como si el guion de su historia con la camiseta xeneize hubiera sido escrita por el mismo libretista que Martín Palermo. La rotura de ligamentos lo dejó fuera de escena durante ocho oscuros meses. El Pipa volvió. Y fue clave en las semifinales con Palmeiras. Y saltó del banco ante la lesión de Cristian Pavón. Entonces, se elevó entre los centrales de River Plate. Con dos colombianos como protagonistas. El que ejecutó el tiro libre, Villa, y el que no llegó a anticipar al goleador, Santos Borré. La pelota se clavó en el arco de Armani. Y la Bombonera estalló con un grito explosivo, visceral.

Boca se imponía en el marcador porque había aprovechado las dos chances de gol que generó con un extremado oportunismo y porque Rossi tuvo un primer tiempo reivindicatorio con tres atajadas fantásticas. River, el que mejor jugó en los primeros 45 minutos. Con un planteo que sorprendió por la disposición táctica. Marcelo Gallardo, que tuvo que quedarse en el Monumental por la sanción de la Conmebol, apeló a cinco defensores. En el medio, Enzo Pérez para reemplazar a Leonardo Ponzio, el capitán lesionado, y Exequiel Palacios y Gonzalo Pity Martínez para romper por afuera. Adelante, Santos Borré y Lucas Pratto.

Pero lejos de meterse atrás, se plantó en campo rival. River tuvo la pelota, la hizo circular con criterio y lastimó por las bandas. Fue punzante. Y en un puñado de minutos ya había transformado en figura a Rossi. Primero, con un tiro libre de Pity Martínez que encontró una notable reacción del número uno. En la jugada siguiente, Martínez Quarta saltó en soledad y su cabezazo se perdió por centímetros. Después Casco metió un centro de izquierda a derecha, Borré cabeceó y otra vez Rossi mostró todos sus reflejos.

Boca estaba aturdido. Sin Pavón, Nahitan Nandez se movió a la derecha y Villa a la izquierda. Entonces llegó el gol en la mejor jugada colectiva. Leonardo Jara jugó para Benedetto, combinó con Nandez, abrió para Villa, llegó el toque para Lucas Olaza y todo fue de Ramón Ábila. Con colaboración de Armani, claro. Porque Wanchope sacudió, Armani dio rebote y en el segundo intento del cordobés la pelota se le escurrió al arquero en el primer palo. Ganaba Boca sin hacer demasiado gasto. Todo por su contundencia.

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Todavía lo estaban gritando los hinchas xeneizes cuando Pity sacó rápido del medio y Pratto metió un derechazo cruzado que no pudo tapar Rossi. En cuestión de segundos el partido estaba como había empezado. Y otra vez, con River dominante. Y de nuevo, notable Rossi ante Martínez.

El segundo tiempo ya no tuvo un claro dominio de River. Pero el gol de Benedetto lo obligó a la búsqueda. Y encontró el empate con una pelota parada. El tiro libre frontal de Martínez rozó en la cabeza de Carlos Izquierdoz y Rossi, esta vez, no pudo evitar la caída. La Copa se definirá en Núñez. Con ansiedad, adrenalina y todos esos condimentos que componen este extraordinario clásico.

Por Daniel Avellaneda - Buenos Aires

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