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Catar 2022, en la búsqueda de evitar los ‘elefantes blancos’

La nación árabe tiene el propósito de inaugurar unos estadios modernos y aptos para la siguiente Copa del Mundo, pero que sean reutilizables una vez termine el certamen mundial y no como sucedió en Sudáfrica, Brasil o Rusia.

25 de septiembre de 2020 - 04:30 p. m.
El Estadio Catar Foundation contará con paneles solares que ayudará a generar la climatización en las gradas y el campo de juego.
El Estadio Catar Foundation contará con paneles solares que ayudará a generar la climatización en las gradas y el campo de juego.
Foto: Fenwick Iribarren - Fenwick Iribarren

La Copa Mundial de fútbol de la FIFA tendrá su edición más atípica de la historia en el campeonato de Catar 2022 ya que este se realizará a finales de año y no a mediados como es costumbre. Esta decisión se tomó debido a las altas temperaturas que azotan al país árabe en el verano boreal, lo cual imposibilita a los jugadores y a los aficionados disfrutar de un espectáculo apto. De igual forma, los escenarios que albergarán la cita orbital ya están en construcción e incluso ya hay algunos que están muy cerca de ser inaugurados.

El principal reto de los estadios en Catar, además de recibir entre 40 mil y 80 mil personas para ser testigos del evento deportivo más importante del año y que estén cómodos con el clima y la organización de estos, es la vida después del Mundial. Estas instalaciones gigantes tendrán un costo de manutención alto luego del campeonato y alguien deberá encargarse de eso. Con los campos de Sudáfrica 2010 y de Brasil 2014, incluso Rusia 2018 podría entrar en esa categoría, los gobiernos de esas naciones han sufrido para poder mantenerlos en un buen estado y las deudas que acumulan son millonarias.

El país africano invirtió casi 4000 millones de dólares en infraestructura para poder realizar el torneo que coronaría a España como campeona del mundo. En total se construyeron o remodelaron 10 estadios para recibir los 64 partidos del certamen. De esos 10, el Soccer City de Johanesburgo (ahora nombrado FNB Stadium por motivos publicitarios para poder mantener el estadio), el Green Point de Ciudad del Cabo y el Moses Mabhida de Durban son los que aún son utilizados para partidos de fútbol y con un promedio de asistencia en la temporada 2018-2019 del 9,7% del aforo total.

En Pretoria, Nespruit, Bloemfontaine o Puerto Elizabeth, la organización de eventos no futbolísticos (rugby, atletismo, cricket o conciertos) han salvado campos que estarían prácticamente en el olvido. Incluso el campo de Mbombela hoy en día es utilizado como el columpio más grande del mundo y es una gran atracción turística en la ciudad de Nespruit.

A pesar de que el sector turístico y empresarial en el país africano incrementó sustancialmente, fue hasta 2016 que pudo recuperar la inversión hecha años atrás.

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En Brasil, un país que lleva el fútbol en la sangre, también hay varios estadios que están sufriendo con su manutención debido a los altos costos que estos generan. Uno de los ejemplos más claros es la Arena Amazonía de Manaos. Este estadio cuenta con capacidad para más de 44 mil personas, pero que no ha sido utilizado por los equipos de la zona -que no son muchos- porque el precio del arrendamiento es muy alto para estos clubes que no cuentan con los ingresos ni el prestigio para llevar gente a las gradas.

El estadio Mané Garrincha de la ciudad de Brasilia se ha convertido en una sucursal del Gobierno Federal que instaló oficinas para más de 400 empleados de tres secretarías distintas. También es utilizado como parqueadero de los buses de la ciudad o para eventos como bodas o eventos empresariales.

Entre los estadios que se han podido mantener se encuentran el Maracaná, el Arena Corinthians, el Arena da Baixada de Curitiba, el Beira Rio de Porto Alegre y el Mineirao son los que se mantiene en mejor estado debido a que los aficionados van a ver los encuentros. De estos, el único que sobrepasa el 50% de su capacidad es el estadio del Corinthians que entre 2015 y 2017 registró un promedio de asistencia del 86% a comparación del 24% que promedian los otros cuatro.

En Rusia la situación es similar. El estadio de Luzhniki de Moscú, que fue el escenario de la apertura y la final del torneo, será utilizado para los partidos de la selección nacional cuando jueguen en casa. Tal y como sucede con el estadio de Wembeley en Londres, Inglaterra.

Los otros estadios que también tendrán un buen uso serán el Spartak de Moscú, el Krestovsky de San Petersburgo y la Rostov Arena de Rostov. En cada uno de estos jugarán de local tres de los equipos más grandes del país como lo son el Spartak de Moscú, con una asistencia promedio de 30.941 espectadores; el Zenit de San Petersburgo, al que van 48.122 aficionado; y el FC Rostov, que consigue llenar 31.034 de las 43.702 localidades que tiene.

Los otros nueve escenarios serán utilizados por equipos de menor envergadura y que algunos militan en la segunda división del fútbol ruso. Nuevamente los altos costos de arrendamiento y de manutención hacen de estos unos activos muy peligrosos para cualquier club. Incluso se ha considerado la opción de convertir algunos estadios en mercados para los habitantes de esa ciudad.

Casos contrarios sucedieron en Alemania luego del campeonato de 2006 en el que 11 de los 12 estadios fueron construidos para equipos de primer nivel de la Bundesliga: el Bayern Múnich, Stuttgart, Hertha Berlín, Kaiserslautern, Colonia, Borussia Dortmund, Frankfurt, Schake 04, Hamburgo, Nuremberg, y Hannover son los equipos que hoy en día utilizan esos campos. El último fue el SSV Markrastadt en Leipzig, que fue comprado años después del torneo por Red Bull y hoy cuenta con un equipo en la elite del balompié teutón

Catar quiere evitar a toda costa tener unos ‘elefantes blancos’ en sus ciudades, este término hace se utiliza para denominar un bien del que el propietario no se puede deshacer, pero por el que paga mucho dinero para mantenerlo. Es por eso por lo que la firma de arquitectos española Fenwick Iribarren ha logrado diseñar estructuras con la capacidad de ser desmontados o reutilizados con diferentes propósitos.

El Ras Abu Aboud Road es el primer campo de futbol desmontable y reutilizable del mundo. El Aalthaumama cuentan también con un diseño ingenioso: un campo que reducirá su aforo a la mitad una vez terminado el mundial cuando de 40.000 espectadores pase a acoger 20.000. De igual forma este transformará su uso y hará convivir el deporte con el alojamiento. El ya antiguo campo de fútbol acogerá un hotel, una mezquita, un centro acuático y servirá también de campo de juego para dos equipos locales.

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