Su regreso al fútbol es un milagro que está cerca de cumplirse. "Si consigues volver a caminar con tu hijo por el jardín, date por satisfecho”, le dijeron los médicos a Santi Cazorla, mediocampista del Arsenal. El fútbol pasó a un segundo plano: una infección en su tobillo derecho hizo que perdiera ocho centímetros de su tendón de Aquiles. Su pierna pasó a estar comprometida.
El calvario empezó el 10 de septiembre de 2013 en un partido amistoso entre España y Chile. El asturiano se retiró lesionado por un fuerte golpe en su tobillo derecho que desencadenó una fisura en el hueso. “Aprendí a jugar con dolor. Las primeras partes las aguantaba, si entraba en calor podía jugar, pero en el descanso, cuando me enfriaba, se me salían las lágrimas”, le confesó el futbolista del Arsenal en un diálogo con el diario Marca.
Los problemas en el tobillo persistieron, el dolor fue mayor. Su último partido fue en octubre de 2016 por una lesión en el tendón de la zona plantar de ese pie derecho. Desde entonces, el quirófano se convirtió en su segunda casa.
La cicatrización fue atípica: la herida se abría una y otra vez y se infectaba. En mayo pasado, desesperado por las respuestas inconclusas de los médicos en Inglaterra viajó a España, donde el doctor Mikel Sánchez encontró una grave infección que le había comido ocho centímetros del tendón de Aquiles.
Y a medida que fue abriendo, encontró tres bacterias más. Una tras otra, una de ellas proveniente de otro quirófano. La esperanza empezó a diluirse. En total fueron ocho intervenciones quirúrgicas en su tobillo.
Pero el milagro empezó a escribirse. Los antibióticos cumplieron su papel y frenaron unas infecciones que pudieron, mínimo, ocasionarle una amputación en su pierna derecha.
Un caso médico sin antecedentes en el fútbol. El pasado 29 de mayo, Sánchez realizó con éxito la última reconstrucción del tendón de Cazorla. Nunca es tan oscuro como cuando está a punto de amanecer. Y está saliendo el sol: el Arsenal le ha renovado contrato hasta junio de 2018 y espera volver a tenerlo en las canchas el próximo año.
"Es como un desahogo de todo lo que he pasado, no ha sido una simple lesión como la gente ha creído. Nadie confiaba en mí pero yo sí, lo sigo haciendo, aunque el dolor me mantiene cauto", señala Cazorla.
David Silva, Andrés Iniesta y David Villa le escriben a diario. "Ahora me doy cuenta de quién es quién". El estado de su cuenta de Whatsapp lo resumen todo: “Para los que no quieren que vuelva a jugar, VOLVERÉ”.