No solamente se perdieron los puntos en el juego con los uruguayos, sino que se extravió una manera de jugar, casi siempre adherida a la piel de los legionarios de la selección. Más grave aún haber perdido el señor Queiroz el sentido común para oficiar como local en Barranquilla.
¿Por qué tres volantes de primera línea? Uribe, Barrios y Lerma, todos ellos de bajísima producción, a tal punto que dos de ellos dejaron sus lugares. El sentido común, y gracias a su presencia permanente en la televisión internacional, mostraba a Juan Guillermo Cuadrado en un papel bien distinto al asumido ante Uruguay. Él debe actuar en ese sector, pero con tendencia a estar más en ataque que en defensa. Cuadrado se notó incómodo, porque no funcionó en su papel de marcador derecho y estuvo muy alejado de zona de ataque, donde sabe proyectar centros y dar salida de juego en Juventus.
Podría afirmar que el planteamiento de juego fue equivocado. No soy técnico, ni lo pretendo, pero el sentido común se aplica en este esquema. Mojica y Muriel aportaron escasos movimientos para ser aprovechados y solo pareció mejor el semblante con Luis Díaz en el cierre de la etapa inicial. Después desapareció y terminó correteando por la zona derecha y llevándose una tarjeta amarilla. Por supuesto peor le fue a Mina, quien fue expulsado, por doble amarilla.
Uruguay, por su lado, jugó tranquilo. Cavani apuntó el primer gol sacando provecho de un regalo defensivo nuestro. Suárez acertó en el cobro del penalti por una imprudencia de Murillo en una jugada de contragolpe nacida por error de James, al perder un balón que tenía controlado. Y el tercero de Darwin Núñez, conseguido a distancia, libre de marca, porque por ahí no andaba Lerma.
Podría justificarse el marcador por los errores nuestros. Es, sin embargo, un consuelo tonto. Porque donde hay un error existe otro que lo aprovecha y eso fue justamente lo hecho por los delanteros orientales.
El martes en Quito la tarea es de para arriba. Hay que salir a recuperar terreno, o sea a ganar en lo posible los tres puntos. Mientras Queiroz se devanea los sesos sobre cuál alineación poner, sería necesario equilibrar la línea defensiva, bien con Muñoz u Orejuela, el regreso obligado de Dávinson y revisar el puesto de Mojica, teniendo opciones con Fabra y Tesillo. Quedamos pendientes, eso sí, de cuál resultará el plan de volantes. No tres en primera línea, a no ser que lleve la intención de pelear por el empate y definir si Cardona y James son inicialistas y Cuadrado estaría en el sitio donde debe estar.
Es difícil echarle tierrita a este lapidario 3-0, pero no hay mucho tiempo para rearmar el espíritu de juego, que fue lo que faltó. Perdidos por todos los lados en la derrota con Uruguay, pero viene un mañana.