Millonarios empató con Independiente y quedó con un pie fuera de la Copa Libertadores

Andrés Cadavid, por los locales, y Emanuel Gigliotti por el visitante, los anotadores del encuentro. Ahora, el cuadro embajador deberá ganarle a Corinthians en Brasil y esperar que el rojo de Avellaneda y Deportivo Lara empaten en Argentina.

Redacción deportes
18 de mayo de 2018 - 02:23 a. m.
Ayron del Valle, uno de los más incisivos en el ataque del conjunto azul. / AFP
Ayron del Valle, uno de los más incisivos en el ataque del conjunto azul. / AFP

Primero fue el suspiro y las manos a la cabeza por el remate de Ayron del Valle que se estrelló en un rival en lo que parecía una acción clara de contragolpe. Seguido, muy seguido, en la misma jugada, el silencio mortuorio en el estadio El Campín. Emanuel Gigliotti aprovechó el desorden atrás y llegó rápido al área contraria, y con pausa, y tranquilidad, y con la cabeza levantada, dejó que Andrés Cadavid pasara de largo con un descanso en pleno acelere y fusiló a Wuilker Fariñez, el venezolano que lo había atajado todo hasta ese momento.

Gol para Independiente, empate para Millonarios. Así se pasa de la euforia a la decepción infundada en la incredulidad de lo que se acaba de ver. Así pasó el cuadro embajador de ganarle al equipo argentino a terminar igualando a un tanto. Así se esfuman las opciones de los dirigidos por Miguel Ángel Russo que ahora deberán ganarle a Corinthians en Brasil y esperar que el rojo de Avellaneda y Deportivo Lara no se saquen ventaja en Argentina.

Esa es la bipolaridad que genera el fútbol. Porque hubo alegría luego de la mano en el área de Independiente, de que Cadavid, como un verdugo, tomara la pelota sin importarle nada ni nadie. Y que con sus mirada desafiante, penetrante, intentara intimidar al portero Martín Campaña. El cobro, con rabia, fue casi al centro, pero tan potente que no le dio opción al arquero visitante. Y todo fue fiesta en la tribuna y Millonarios atacó más y hasta tuvo el 2-0 en los pies de Juan Camilo Salazar, que pateó desviado cuando tuvo el tiempo para definir sin problemas.

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Pero, apelando a lo que le apostó desde que salió a la cancha, Independiente marcó y se resguardó aún más, como lo había hecho casi todo el encuentro, esperando el error del rival, anticipando los centros, rechazando todos los balones, yendo hacia adelante cuando no había riesgo de quedar mal atrás. Y el visitante también tuvo la victoria, en una jugada de tres camisetas rojas y una azul que finalizó con una volada de Fariñez, que se mandó a la pelota sin importarle su integridad física, solo para interponer su humanidad entre el balón y el arco.

Y no hubo tiempo para más y otra vez las manos a la cabeza, ya no solo de los hinchas sino de los mismos jugadores. Y el “vamos, vamos” de Miguel Ángel Russo para no dejar morir lo poco que quedaba con vida.  Porque, si hay algo explicable en este deporte, es que el resultado fue justo a pesar de las maneras diferentes de plantear todo. Unos sofocando y corriendo, otros esperando, haciendo correr la pelota. El 1-1 y el resultado perfecto para Independiente que una vez más salvó la derrota en territorio colombiano y que depende de sí mismo para seguir en carrera. El empate y el desespero y la ansiedad para Millonarios que tendrá que ganar en Sao Paulo y rezar para que en el otro juego del grupo no haya un ganador.

Corinthians goleó a Deportivo Lara

De manera simultánea, el equipo brasileó superó 7-2 al venezolano en condición de visitante ratificándose como el mejor club del grupo con 10 puntos y ya pensando en lo que será la siguiente ronda de la Copa Libertadores.

Por Redacción deportes

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