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Tres, ese fue el número de goles que Cristiano Ronaldo marcó en los 13 primeros juegos que disputó en un Mundial. Una cantidad impropia para una figura del talante del portugués, acostumbrado cada semana, en el fútbol español, a rasgar gargantas y acelerar corazones con sus anotaciones. (Puede leer: Mundial de Rusia: La honradez de Cristiano Ronaldo)
Y tres goles fueron los que marcó en su debut en Rusia 2018 contra España, partido en el que deslumbró con su calidad, con su pegada y su capacidad de definición. En ese encuentro se metió en el papel que más le gusta, el de ser Cristiano. Y lo fue en todo su esplendor. Tres llegadas portuguesas, tres tantos y un comienzo que invita a soñar a los lusos. (Le puede interesar: La selección de España no pudo con Cristiano Ronaldo)
“Ser uno de los cuatro jugadores que ha anotado en cuatro copas mundiales es una marca personal importante, una más en mi carrera”, dijo con el orgullo que lo caracteriza. “Pero para mí lo más importante es lo que ha hecho el equipo. No somos favoritos, somos candidatos y debemos ir partido a partido”, añadió el delantero una vez fue elegido como el mejor jugador del encuentro.
El debut de CR7 en Rusia fue ilusionante. Llegó al campeonato del mundo con una sola idea en la cabeza: lograr el único título que le hace falta en su carrera, el Mundial. No es una tarea fácil, pero de lejos ya está superando lo que hizo hace cuatro años en Brasil 2014, torneo en el que llegó con una tendinitis en la rodilla derecha y en su primer partido cayó goleado en Bahía 4-0 frente a Alemania. Ese fue el preludio de una presentación desilusionante.
Pero, para este campeonato del mundo, en sus ojos se ve la decisión de querer ganarlo todo. Es la manera en la que está acostumbrado a competir. Así se crió en Funchal y se abrió camino por la difícil ruta del fútbol, que es una vía empedrada, llena de obstáculos y abismos, los cuales logró superar con empeño, trabajo y dedicación hasta convertirse en uno de los mejores en su posición. Desde que Portugal se instaló en Kratovo, hace más de una semana, sus compañeros hablan de haberse encontrado con un Cristiano más obsesionado por competir. “No lo veo preocupado por su futuro. Está bastante concentrado en la selección y en ayudar”, aseguró el volante Manuel Fernandes. (Lea: La época dorada de la selección de España comenzó en 2008)
El técnico Fernando Santos de igual manera alabó el foco con el que llegó el delantero portugués. “Es un extraordinario jugador”, dijo sin titubeos, como si nadie lo supiera. “Es decisivo tanto dentro como fuera del campo de juego. También en los entrenamientos. Sin embargo, más importante que él o yo, es el grupo”, agregó el estratega, que siguió perplejo desde la línea cómo su estrella se encargó de cargar con el peso del seleccionado luso en el debut frente a España.
Las estadísticas develan a un futbolista en plenitud física, con el trajín lógico de una temporada larga con el Real Madrid. No presenta ninguna molestia que le impida explotar todo su poderío, algo que no le había sucedido desde su debut en los mundiales, en Alemania 2006, cuando Portugal alcanzó las semifinales. Problemas en el gemelo y en una articulación de su rodilla izquierda le impidieron mostrar su mejor versión en los campeonatos del mundo. Ahora está ante una oportunidad única y la está aprovechando: empezó siendo la gran figura de la primera jornada y dibujando una sonrisa en la cara de los portugueses. (Vea aquí nuestro especial sobre el Mundial de Rusia 2018)