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Luego de la participación en el Mundial de Chile 1962, del que todavía se recuerda el gol olímpico de Marcos Coll al legendario ruso Lev Yashin, la selección de Colombia tenía como único hecho para destacar el subcampeonato en la Copa América de 1975. Tuvieron que pasar 12 años para que el país volviera a deleitarse con los representantes del combinado nacional, en la Copa América de 1987.
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Con sede en Argentina, que venía de ser campeona del mundo con un genial Diego Maradona, Colombia desplegó en la cancha un balompié de toque y calidad con Carlos El Pibe Valderrama como actor principal, junto a René Higuita, Bernardo Redín, Leonel Álvarez y Arnoldo Iguarán, entre otros. Con ese talento, los dirigidos por Francisco Maturana, quien llevaba poco en la dirección técnica tricolor, fueron terceros.
Con esa base, más algunos otros destacados como La Gambeta Estrada, Bendito Fajardo y Freddy Rincón, Colombia se jugó su clasificación al Mundial de Italia 1990. Quedó en el Grupo 2 de las eliminatorias sudamericanas, con Paraguay y Ecuador. El seleccionado nacional solo perdió un partido: ante el equipo guaraní en Asunción y se ganó el tiquete al repechaje, en el que superó Israel.
El país, hace 30 años, desbordada de emoción por las expectativas que generaba un equipo que se ganó el corazón de los aficionados con su buen juego. Italia 90 arrancó el viernes 8 de junio con la derrota de Argentina contra Camerún. El sábado, con Andrés Escobar en defensa y Gabriel Gómez en el mediocampo más los nombres que ya salían de memoria, Colombia venció 2-0 a Emiratos Árabes Unidos con tantos de Valderrama y Redín, una dupla histórica del Deportivo Cali.
El segundo encuentro de Colombia fue contra la desaparecida Yugoslavia, que ganó 1-0 con anotación de Davor Jozic. El 19 de junio se convertiría en una de las fechas eternas de nuestro fútbol. Ese día Colombia le demostró al planeta que su juego deleitaba, que tenía hombres con enorme calidad para enfrentarse a cualquiera sin ser pasado por arriba. Así sucedió frente a la poderosa Alemania de Lotar Matthaeus, Rudi Voeller y Klinsmann. Esa que ese año levantaría la Copa del Mundo.
En un partido en el que se definía la clasificación a octavos de final, el empate a cero se mantuvo hasta el minuto 88, cuando Pierre Littbarski convirtió, desatando las caras de desconcierto en los colombianos, que, a pesar de no contar con mucho tiempo, fueron por la igualdad y el tiquete a la siguiente ronda. Fue así como en el suspiro final El Pibe entregó una más de sus brillantes asistencias y Rincón definió por entre las piernas de Bodo Illgner. Las gargantas de los colombianos, tanto jugadores como hinchas en Italia y en todo el mundo, se exigieron al máximo con un grito de gol que será eternamente recordado.
En octavos el rival fue Camerún. Colombia, que ya estaba en el radar del entorno futbolero, tenía juego para pasar a cuartos y seguir soñando con alguna hazaña. Sin embargo, en el estadio San Paolo de Nápoles, Roger Milla acabó con las ilusiones con dos tantos, uno de ellos tras un error de Higuita al intentar eludirlo. El descuento de Redín fue apenas para las estadísticas. La selección nacional se fue de Italia dejando un buen augurio para el futuro. Hasta la clasificación a cuartos en Brasil 2014, esa era la mejor actuación en la máxima cita de la pelota.