Dávinson Sánchez, de Caloto a la élite del fútbol mundial

El defensor de 22 años brilló en la temporada 2018-2019 con el Tottenham. Ahora sueña con un título con la selección de Colombia en Brasil 2019. Perfil.

Redacción Deportes - @DeportesEE
02 de junio de 2019 - 02:02 a. m.
Dávinson Sánchez llegó al Tottenham en 2018 proveniente del Ajax de Holanda. / AFP
Dávinson Sánchez llegó al Tottenham en 2018 proveniente del Ajax de Holanda. / AFP

Dávinson Sánchez Mina tenía cinco años cuando sus padres Óscar Arvey y Esther decidieron divorciarse porque ya no se entendían; porque los problemas no tenían solución y cada uno tenía proyectos de vida diferentes. Él trabajaba recogiendo caña en el ingenio La Cabaña, mientras que ella se dedicaba a trabajar haciendo aseo en casas. Pero crecer en un hogar disfuncional no fue problema para que el pequeño pudiera llegar a ser futbolista profesional. Papá y mamá, cada uno por su lado, se encargaron de apoyarlo a su manera. Creció viviendo junto a Ángela, su hermana; su madre y sus abuelos María Elcira y Paco. La casa, en la que aún residen los Mina , queda en la vereda Ciénaga Honda, Cauca, entre Caloto y Guachené. Justo en frente hay una cancha de fútbol, el lugar en el que se forjó la pasión de Dávinson por este deporte.

Se acostumbró a ver gente jugando y cuando el terreno no estaba ocupado, salía con una pelota a patear solo contra una pared de ladrillo o, si había otros amigos, a hacer pequeños partidos emulando ser futbolista. Fue Óscar Arvey el primer emocionado al ver que su hijo tenía algo diferente a los demás niños de su edad. Era rápido, temerario y con la pelota mostraba una habilidad especial. Por eso, reservaba parte del sueldo que ganaba recogiendo caña, para comprar guayos, canilleras y uniformes.

Se dio cuenta que si apoyaba a “Dao”, como siempre le han dicho a Dávinson, podía cumplir sus sueños por intermedio de él. “Esta era una gran oportunidad para darle a él lo que no me dieron a mí”, dice Óscar Arvey, quien reconoce que el esfuerzo de la mamá también fue fundamental, porque ella era la de la disciplina, la que exigía y advertía que primero estaba el estudio y después el fútbol. De hecho, Esther también es responsable del gusto de su hijo por el deporte, porque cuando niño, cuando lo cuidaban sus abuelos, era habitual que lo sentaran en una silla de plástico que lo hacía ver diminuto y en la que sus pequeñas piernas quedaban lejos del suelo. Cuando había gol y se escuchaba el largo y prominente grito del narrador, el movimiento de sus manos y sus pies era inminente, involuntario.

Hugo Mosquera, profesor de educación física del colegio Escipión Jaramillo, de Caloto, conoció a Dávinson cuando entró a esta institución educativa. Asegura que quedó sorprendido desde la primera vez que vio al pequeño con la pelota en sus pies. “Era tímido y callado, pero jugando fútbol se transformaba y como era de los mejores deportistas del colegio, ahí sacaba su personalidad y se convertía en un líder”. Hasta este momento su único contacto con un equipo había sido con una escuelita de Caloto, la cual entrenaba con un instructor empírico.

A pesar de crecer en una zona del país que ha sufrido los rigores de la guerra y en la que es común que los jóvenes tengan relación con grupos al margen de la ley, Dávinson estuvo aislado, gracias a la guía de sus padres. De hecho, en una noche de un 31 de diciembre, uno de sus familiares recuerda que mientras los jóvenes de su edad (en ese momento 15 años) estaban de parranda y tomando aguardiente caucano para darle la bienvenida al Año Nuevo, él salió solo a caminar por la cancha del barrio, como queriendo huir de ese mundo que le generaba apatía. “Nunca se tomó un trago”, asegura su padre, orgulloso de la fuerza de voluntad que tuvo y lo sigue destacando.

Pedro Sellarés, sucursal del América de Cali, fue el único equipo de formación de Dávinson. Iba tres veces a la semana con sus amigos de Caloto a entrenar a las canchas del equipo escarlata. Un día, mientras el entonces técnico de Atlético Nacional, Juan Carlos Osorio, observaba unos partidos en La Troja, apareció su primera gran oportunidad. Osorio se paró al borde de una de las canchas y comenzó a ver un juego de la categoría 96. Desde los primeros minutos le llamó la atención un volante de marca que medía 1,85 metros, que se movía bien en la cancha y que tenía gran precisión en los pases. Una, dos, tres intervenciones, y a la cuarta se animó a preguntar: “¿Quién es ese muchacho?”. “Es Dávinson Sánchez”, le respondieron.

El juego continuó y Osorio también preguntó por Deivy Balanta. Cuando el árbitro dio el pitazo final, se les acercó y se presentó. Con timidez, Dávinson solo se atrevió a agradecer y llamó a sus padres, quienes hablaron con el DT y aceptaron que él viajara a Medellín. En agosto de 2013 Sánchez se fue para la capital antioqueña a formalizar el vínculo con el equipo verde. Firmó contrato y comenzó a entrenar con los profesionales, en la sede deportiva de Guarne.

Todo ha sido rápido en su vida. Su salto del equipo del colegio a primera división fue fulminante. De jugar con Cristian, John y Óscar, amigos de infancia, pasó a entrenar con Macnelly Torres, Alexis Henríquez y Franco Armani. El primer gran cambio que le sugirió Osorio es que no fuera volante de marca sino defensor central. Veía que su panorama de juego podría ser aprovechado si armaba desde unos metros más atrás. Gracias a su habilidad para dominar la pelota y entregar bien, se ganó rápidamente la confianza del DT risaraldense, quien no se fijó en la edad sino en la capacidad. Fue campeón de Liga en 2013 y 2015, y logró la Copa Libertadores como titular, en 2016.

En ese momento le llegaron opciones para ir al Barcelona B, pero él quería ir a Europa a un equipo de primera y por eso aceptaron la oferta del Ajax de Holanda, una de las mejores canteras del fútbol mundial. Allí se adaptó rápidamente y se consolidó como titular. En la temporada 2016-2017 fue reconocido como el mejor jugador del club y aceptaron una oferta del Tottenham de Inglaterra, equipo con el que juega desde 2017. Su habilitad para adaptarse rápidamente lo llevó a consolidarse con el equipo de Mauricio Pochettino, con el que en este 2019 llegó a la élite, a la final de la UEFA Europa League. Con 22 años, es el referente de la defensa de la selección de Colombia con la que también espera brillar en la Copa América de Brasil, que comienza el próximo 14 de junio.

Por Redacción Deportes - @DeportesEE

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar