Diez finales que dejaron huella en la Champions League

Repaso por los momentos estelares de una competición mágica que alimentó su leyenda gracias a genios de la talla de Johan Cruyff, Alfredo Di Stéfano, Franz Beckenbauer, Xavi Hernández, Eusebio, Iniesta, CR7, Maldini, Messi, Raymond Kopa, Zidane y Ronaldinho, entre otros.

David Ruiz de la Torre /Especial para El Espectador. Madrid
31 de mayo de 2019 - 05:53 p. m.
La final de la Champions League en 2011 fue la consagración universal del 'Pep Team'. / AFP
La final de la Champions League en 2011 fue la consagración universal del 'Pep Team'. / AFP

El coqueto Wanda Metropolitano madrileño vestirá este sábado sus mejores ropajes para albergar su primera final de la Copa de Europa, la número 64. Y qué mejor modo de introducir el esperado derbi inglés entre Liverpool y Tottenham que recordando los momentos estelares de una competición mágica que alimentó su leyenda gracias a genios de la talla de Johan Cruyff, Ferenc Puskas, Alfredo Di Stéfano, Franz Beckenbauer, Xavi Hernández, George Best, Eusebio, Kubala, Iniesta, CR7, Maldini, Messi, Bobby Charlton, Van Basten, Gerd Müller, Raymond Kopa, Zidane, Ronaldinho, Raúl, Ryan Giggs…

 

10- La historia Real arranca en París  

Real Madrid 4 – Stade de Reims 3   (13 de junio de 1956)

París fue el punto de partida de una aventura que acabaría por convertirse en la competición deportiva con mayor número de seguidores en todo el planeta. Y la capital francesa fue también el lugar donde el Real Madrid abrió el libro de su historia legendaria adjudicándose la primera final de Copa de Europa tras superar, no sin muchísimo sudor y alguna que otra lágrima, a un brillante contrincante que, además, jugaba como en casa.

Medio Reims emigró por un día a la 'Ciudad Luz' para empujar a su querido Stade rumbo a ocupar un lugar prominente en la historia del balompié. Y en verdad que no anduvo lejos de lograrlo. A los 10 minutos ya vencía 2-0. El Madrid entró en calor a partir de ahí y a la media hora había logrado enjugar la renta gala. El Stade, abanderado por un genio de nombre Raymond Kopa, al que Santiago Bernabéu tomó ese día la matrícula, recuperó el mando y puso de nuevo contra las cuerdas a los de Concha Espina. Pero los hombres de Villalonga no se arredraron y, primero Marquitos y después Rial, autor de un doblete, dieron la vuelta a la tortilla para asegurarse el título. 

Cuentan que al día siguiente, el director de L’Equipe comentó al presidente blanco, mientras le hacía entrega del trofeo: “Agárrela con mucho cuidado. Esta Copa de Europa es como una niña mimada”. Y Don Santiago le hizo tanto caso que no la dejó escapar de las vitrinas de Chamartín en cinco años.

LA FICHA 

Estadio: Parque de los Príncipes, París. 38.239 espectadores.

REAL MADRID: Alonso; Atienza, Lesmes; Muñoz, Marquitos, Zárraga; Joseíto, Marcial, Di Stéfano, Rial y Gento. Técnico: José Villalonga.

STADE REIMS: Jacquet; Zimny, Giraudo; Leblond, Jonquet, Siatka; Hidalgo, Glovacki, Kopa, Bliard y Templin. Técnico: Albert Batteux.

GOLES: 0-1 Leblond (6′). 0-2 Templin (10′). 1-2 Di Stéfano (14′). 2-2 Rial (30′). 2-3 Hidalgo (62′). 3-3 Marquitos (67′). 4-3 Rial (79′).

 

9- Schwarzenbeck y su zapatazo imposible

Atlético de Madrid 1 – Bayern 1  (15 de mayo de 1974)

“Si te quieres suicidar, no vayas al Viaducto. Hazte socio del Atleti que te matará a disgustos”. Este lema que durante tantos años persiguió a los colchoneros hasta que Quique Sánchez Flores y, sobre todo, el Cholo Simeone, lo hundieron en el fondo del añorado Manzanares, tuvo su primera entrega la tarde de San Isidro de 1974 en Bruselas.

Fue como un truco de magia. Nada por aquí, y de repente el morterazo lanzado por Schwarzenbeck desde su casa en Múnich apareció entre los tres palos del marco defendido por Miguel Reina para sellar un empate con sabor a tragedia. Al Bayern lo había herido de muerte Luis Aragonés, en el tramo final de la prórroga, con un golpe franco ‘Made in Hortaleza’ que paralizó al mismísimo Sepp Maier, el mejor portero del planeta entonces, con fama de imbatible. El zapatazo del futuro seleccionador español dejaba a los rojiblancos a seis minutos de alcanzar el mayor logro de su historia y los pupilos del ‘Toto’ Lorenzo se dispusieron a colocar delante de su marco el caudal enterito de su vecinal río para detener el arreón desesperado de los Beckenbauer, Müller, Hoeness o Kapellmann.

Pero las estrellas de aquella trituradora germana jugaron al despiste y dejaron expedito el camino a su particular ‘soldado Schweik’ para que sorprendiese en el suspiro final al guardameta cordobés, más pendiente ya de las celebraciones que de seguir con el catalejo el rumbo del balón. Tan monumental despiste daría pábulo a un devastador 4-0 en el choque de desempate, un par de días más tarde.

LA FICHA 

Estadio: Heysel, Bruselas. 49.000 espectadores.

ATLÉTICO: Reina; Melo, Capón, Adelardo, Heredia; Luis Aragonés, Eusebio, Irureta; Ufarte (Becerra), Gárate y Salcedo (Alberto). Técnico: Juan Carlos ‘Toto’ Lorenzo.

BAYERN: Maier; Hansen, Breitner, Schwarzenbeck, Beckenbauer; Roth, Zobel, Uli Hoeness; Torstensson (Dürnberger), Gerd Müller y Kapellmann. Técnico: Udo Lattek.

GOLES. 1-0 Luis Aragonés (114′). 1-1 Schwarzenbeck (119′).

 

8- Aquel taconazo de Madjer

Oporto 2 – Bayern 1  (27 de mayo de 1987)

Pocas veces en esto del balompié un hecho puntual acaba ocupando un sitio preminente en la memoria colectiva pese a no haber sido el de mayor trascendencia o relevancia en un partido. Sucedió con aquellos 33 toques iniciales de la ‘Naranja Mecánica’ en la final entre Alemania y Holanda en el Mundial de 1974, que acabaron con el penalti de Vogts a Cruyff. Del mismo modo, el argelino Rabah Madjer fagocitó al resto de compañeros de reparto en la finalísima del 87 entre Bayern y Oporto con un genial taconazo que metía a los ‘dragones’ de nuevo en el partido a falta de 13 minutos para la conclusión.

La onírica imaginación del que luego sería jugador del Valencia en su definición, que por cierto hoy día protagoniza un inmenso mural a la entrada de la zona de vestuarios en Do Dragao, fue algo más que el emblema de aquel duelo de estilos. Supuso también el punto de partida de la reacción portuguesa ante un enemigo que había logrado imponer su descomunal físico hasta ese instante sobre el césped del Prater vienés. El brasileño Juary, hoy día chef en un restaurante de cocina brasileña en Avellino, salió del banquillo para chamuscar a los bávaros cual faquir un par de minutos después del 1-1, tras ser habilitado precisamente por Madjer.

LA FICHA 

Estadio: Prater, Viena. 59.000 espectadores.

OPORTO: Mlynarczyk; Joao Pinto, Eduardo Luis, Celso, Inacio (Frasco); Quim (Juary), Magalhaes, Madjer, Sousa, Andre; Futre. Técnico: Artur Jorge.

BAYERN: Pfaff; Winklhofer, Eder, Nachtweih, Pflüger; Flick (Lunde), Brehme, Matthäus, Rummenigge; Dieter Hoeness y Kögl. Técnico: Udo Lattek.

GOLES. 0-1 Kögl (24′). 1-1 Madjer (77′). 1-2 Juary (79′).

 

7- Eusebio se corona, Guttman maldice

Benfica 5 – Real Madrid 3  (2 de mayo de 1962)

‘La Pantera negra’ no figuraba en los pronósticos como el elemento desequilibrante de la que aún hoy es la segunda final con más movimiento en tablero. Pero Eusebio afiló las garras en el segundo acto de un partido con mayúsculas que hasta ese instante había tenido como protagonista estelar a un sublime ‘Pancho’ Puskas.

El interminable goleador magiar había firmado un primoroso ‘hat-trick’ en apenas 38 minutos, sosteniendo hasta el descanso al Real Madrid en su condición de gran favorito a recuperar su corona y sellar la ‘sexta’. Pero la flecha mozambiqueña, perfectamente arropada por los también excepcionales Coluna y Simoes, machacó la retaguardia merengue en cuatro minutos electrizantes en los que culminó el cambio de mando sobre el manto verde del Olímpico amsterdanés y la sentencia definitiva con un doblete que valió el segundo entorchado consecutivo del campeón portugués.

La coronación lusa fue el preludio del inesperado despido de su técnico, Bela Guttman, quien antes de dar un portazo en Da Luz lanzó su famosa maldición: “El Benfica no volverá a ser campeón sin mí”. Ocho finales después el anatema del húngaro sigue teniendo vigencia y en el barrio de Benfica continúan de apagón.

LA FICHA 

Estadio: Olímpico, Amsterdam. 65.000 espectadores.

BENFICA: Costa Pereira; João, Angelo; Cavem, Germano, Cruz; Augusto, Eusebio, Aguas, Coluna y Simões. Técnico: Bela Guttman.

REAL MADRID: Araquistáin; Casado, Miera; Felo, Santamaría, Pachín; Tejada, Del Sol, Di Stéfano, Puskás y Gento. Técnico: Miguel Muñoz.

GOLES. 0-1 Puskas (17’). 0-2 Puskas (23′). 1-2 Aguas (25′). 2-2 Cavem (34′). 2-3 Puskas (38′). 3-3 Coluna (51′). 4-3 Eusebio (55′). 5-3 Eusebio (58′).


 

6- Robben, fútbol a ritmo de látigo y el ‘triplete'

Borussia Dortmund 1 – Bayern 2  (25 de mayo de 2013)

El Bayern salió airoso del primer derbi germano en una final de la máxima competición continental por mor de una joya trenzada sobre el césped por el dueto Ribery-Robben en el minuto final de un duelo electrizante, jugado a ritmo de látigo por dos escuadras que venían de completar una campaña colosal. Wembley se convirtió muy pronto en una auténtica bacanal de ocasiones de gol. La pelota surcaba sin tregua la medular en dirección a sendas áreas, permitiendo a los atacantes de sendos equipos afilar sus garras y sacar los colores a los sufridos defensores enemigos.

El gol, sin embargo, se resistió hasta el primer tercio del segundo acto, cuando Mandzukic acertó a romper el candado borusser. Lejos de rendirse, el once de Klopp replicó casi al instante forzando una pena máxima que Gundogan convirtió en el 1-1. De ahí al final, Bayern y Borussia pisaron de nuevo el acelerador, brindando al respetable una memorable veintena de minutos de fútbol vértigo a los que Ribery puso la guinda con un mágico taconazo que habilitó a Robben para certificar el primer ‘triplete’ en la historia de los bávaros. 

LA FICHA 

Estadio: Wembley, Londres. 86.000 espectadores.

BORUSSIA DORTMUND: Weidenfeller; Piszczek, Subotic, Hummels, Schmelzer; Sven Bender (Sahin), Gundogan; Kuba (Schieber), Reus, Grosskreutz; Lewandowski. Técnico: Jürgen Klopp.

BAYERN: Neuer; Lahm, J. Boateng, Dante, Alaba; Javi Martínez, Schweinsteiger; Robben, T. Müller, Ribery (Luiz Gustavo); Mandzukic (Mario Gómez). Técnico: Jupp Heynckes.

GOLES. 0-1 Mandzukic (60′). 1-1 Gundogan -Pen- (68′). 1-2 Robben (89′).  


 

5- El efecto Larsson mató el sueño eterno de Wenger

Barcelona 2 – Arsenal 1  (17 de mayo de 2006)

Samuel Eto’o y Giuliano Belletti tumbaron al mejor Arsenal de la era Wenger en cinco minutos para la hazaña justo cuando el entrenador francés de los ‘gunners’ comenzaba a vislumbrar seriamente la posibilidad de obtener la gloria máxima con la escuadra a la que dedicó el corazón de su carrera. Nunca lo tuvo tan cerca.

Los ingleses aguantaron estoicamente los embates azulgranas jugando con un hombre menos por la temprana expulsión de Lehmann. El certero testarazo de Sol Campbell iluminó el camino de Henry y compañía hasta que Frank Rijkaard dio con la tecla correcta: ante la imposibilidad de poder echar mano de un lesionado Messi, el estratega tulipán tiró de Henrik Larsson como recurso de emergencia final, sacrificando un medio centro (Van Bommel). Coronarse en París bien valía ese riesgo. Y el ‘artificiero’ sueco se ganó para siempre un lugar en el panteón de los héroes blaugranas desactivando el campo de minas tejido por Don Arsène en torno al español Almunia en dos movimientos que deberían ser de estudio obligatorio para cualquier aspirante a centro delantero que se precie.

El Barça volvió a levantar el trofeo 14 años después del zarpazo de Koeman en el viejo Wembley y Belletti, el firmante de la ‘remuntada’, regresó una hora después al césped del Stade de France, aún de corto, para cerciorarse de que todas las imágenes que pululaban por su cabeza no eran producto de ese sueño ideal que todos, alguna vez en la vida, hemos tenido entre las sábanas.

LA FICHA 

Estadio: Stade de France, Saint Denis. 77.000 espectadores.

BARCELONA: Valdés; Oleguer (Belletti), Puyol, Márquez, Van Bronckhorst; Deco, Edmílson (Iniesta), Van Bommel (Larsson); Giuly, Ronaldinho y Eto’o. Técnico: Frank Rijkaard.

ARSENAL: Lehmann; Eboué, Kolo Touré, Campbell, Ashley Cole; Pires (Almunia), Gilberto Silva, Fábregas (Flamini), Hleb (Reyes); Ljungberg; Henry. Técnico: Arsène Wenger.

GOLES. 0-1 Campbell (37’). 1-1 Eto’o (76′). 2-1 Belletti (81′).

 

4- Una remontada utópica

Liverpool 3 – Milan 3  (25 de mayo de 2005)

La edición número 50 de la Copa de Europa se merecía una definición que habría firmado el mismísimo Alfred Hitchcock. El Milan salió dispuesto a recuperar la corona continental y a los 52 segundos ya mandaba gracias a un remate a quemarropa de Maldini. El universo ‘rossonero’, integrado por los Cafú, Nesta, Kaká, Shevchenko, Crespo y el inimitable Paolo, reventó el partido con dos tantos más de ‘Valdanito’ al filo del descanso.

El Liverpool se fue al vestuario trasquilado y rendido, pero Rafa Benítez inoculó a los suyos el virus de la rabia y el partido vivió los siete minutos más electrizantes en la historia de la competición. Con el ‘You’ll never walk alone’ aún retumbando en los oídos en las gradas del Ataturk, los ‘reds’ equilibraron la batalla con tres zarpazos imposibles. El viento de la desgracia se prendió entonces de Shevchenko. El heroe de la sexta ‘rossonera’ se dejó en el cargador dos goles cantados y luego, en la tanda de penaltis, marró el suyo ante un bendecido Dudek. Gerrard levantó la copa y ya no la soltó hasta el día siguiente. Durmió con ella.

LA FICHA 

Estadio: Olímpico Ataturk, Estambul. 60.000 espectadores.

LIVERPOOL: Dudek; Finnan (Hamann), Hyypiä, Carragher, Traoré; L. García, Alonso, Gerrard, Riise; Kewell (Smicer); Baros (Cissé). Técnico: Rafa Benítez.

MILAN: Dida; Cafú, Stam, Nesta, Maldini; Gattuso (Rui Costa), Pirlo, Seedorf (Serginho); Kaká; Shevchenko y Crespo (Tomasson). Técnico: Carlo Ancelotti.

GOLES: 0-1 Maldini (1′). 0-2 Crespo (39′). 0-3 Crespo (44′). 1-3 Gerrard (54′). 2-3 Smicer (56′). 3-3 Xabi Alonso (60′).

 

3- Una final comprimida en 101 segundos 

Manchester United 2 – Bayern 1  (26 de mayo de 1999)

La escena final del ghanés Kuffour desparramado sobre la hierba del Camp Nou y de Kahn acurrucado sobre el palo tratando de entender qué había sucedido en esos 101 segundos malditos rompió un mito del fútbol moderno: los alemanes también lloran. Si no la mejor y más intensa, la finalísima que clausuraba el milenio puede considerarse como la más infartante de todas.

El gol de libre directo de ‘SuperMario’ Basler puso en jaque a los ‘Fergie babes’ desde prácticamente el comienzo de las hostilidades. Sin Roy Keane ni Scholes, sus dos motores de impulsión, el United naufragaba en sus continuas intentonas por equilibrar la balanza. Pero en la recta final, Hitzfeld se sintió ganador y cometió el error fatal de sacar del césped a Lothar Matthaus, el mariscal bávaro.

Mientras el ex presidente de la UEFA, Lennart Johansson, abandonó el palco rumbo al césped para entregarle a Kahn la cuarta Copa para el Bayern, los papeles se invirtieron e inesperadamente cambió el guión de la película. Con el tablero del cuarto árbitro aún señalando los tres minutos de prolongación, Teddy Sheringham igualó el choque a la salida de un córner. Minuto y medio después, el otro sustituto del United, Solksjaer, empujó a la red un balón peinado por Beckham y desató el delirio absoluto en las hordas inglesas, que volvieron a reinar en el Viejo Continente 31 años después.

LA FICHA 

Estadio: Camp Nou, Barcelona. 90.000 espectadores.

MANCHESTER UNITED: Schmeichel; Gary Neville, Johnsen, Stam, Irwin; Beckham, Butt, Giggs; Blomqvist (Sheringham), Yorke y Andy Cole (Solskjaer). Técnico: Alex Ferguson.

BAYERN: Kahn; Matthäus (Fink), Babbel, Linke, Kuffour; Tarnat, Effenberg, Jeremies, Basler (Salihamidzic); Jancker y Zickler (Scholl). Técnico: Ottmar Hitzfeld.

GOLES: 0-1 Basler (6′). 1-1 Sheringham (91’). 2-1 Solskjaer (93′).

 

2- Al ritmo de Xavi e Iniesta

Barcelona 3 – Manchester United 1  (28 de mayo de 2011)

La consagración universal del ‘Pep Team’. El Barça volvió a jugar al gato y al ratón con el United, repitiendo el baile de máscaras de un par de años atrás en Roma. Xavi e Iniesta tomaron la batuta y dirigieron con insuperable maestría el ritmo acompasado del tuya-mía-nuestra azulgrana. La presión iniciática de los de Ferguson se prolongó casi media hora, hasta que un pase imposible del genio de Terrassa imnotizó al fuera de juego para que Pedro, que entraba y salía del reverso tenebroso con el baile de sambito metido en el cuerpo, abrió la veda.

El 1-1 de Rooney fue una mera nota discordante en medio del vals dibujado sobre el green de Wembley por los muchachos de Guardiola en un segundo tiempo que entró por derecho propio en los anales del torneo. Messi (de cabeza) y Villa rubricaron la cuarta ‘orejona’ del Barça la tarde que Xavi Hernández se consagró como el mejor mediocentro de todos los tiempos: corrió más que nadie en la final, tuvo un acierto de pase del 97%, dio una asistencia y echó el cierre a su participación en la Champions sin cometer una sola falta. Sin duda, la peor pesadilla de sir Alex en su intachable hoja de servicios diablesca.

LA FICHA 

Estadio: Nuevo Wembley, Londres. 87.695 espectadores.

BARÇA: Víctor Valdés; Dani Alves (Puyol), Mascherano, Piqué, Abidal; Xavi, Busquets, Iniesta; Messi, Villa (Keita) y Pedro (Afellay). Técnico: Pep Guardiola.

MAN. UNITED: Van der Sar; Fabio (Nani), Ferdinand, Vidic, Evra; Valencia, Carrick (Scholes), Giggs, Park Ji Sung; Chicharito Hernández y Rooney. Técnico: Alex Ferguson.

GOLES: 1-0 Pedro (27′). 1-1 Rooney (34′). 2-1 Messi (54′). 3-1 Villa (69′).

 

1- La perfección hecha final

Real Madrid 7 – Eintracht Frankfurt 3  (18 de mayo de 1960)

Cuentan los más viejos del lugar que la Quinta del Real Madrid ha sido la final de finales de la añeja Copa de Europa. Una bajada de telón sencillamente primorosa en la que se batieron varios registros que aún hoy día siguen formando parte de la historia de la competición: récord de espectadores en las gradas (127.000), mayor cantidad de goles en una final (10), mayor diferencia de tantos entre un conjunto y otro (4, compartida con el Milan y el Bayern) y la cifra más elevada de tantos firmados por un solo jugador en una final (Puskas, con 4 dianas).

El concierto goleador de Hampden arrancó con doblete de un desmelenado Di Stéfano (firmaría uno más) y alcanzó su cénit mediado el segundo período con cuatro goles en 6 minutos. El intercambio de golpes fue permanente entre dos escuadras que ya habían dado muestras de su alta concentración de ‘fuego’ con anterioridad: los alemanes venían de superar en semifinales en dos espectaculares ‘sets’ al Glasgow Rangers (6-1 y 6-3), mientras que los pupilos de Miguel Muñoz habían dejado en la cuneta al Barça de Czibor, Kócsis y Kubala por un doble 3-1 (6-2 en el global de la eliminatoria). Así que a nadie le extrañó que ese día en Glasgow se erigiera un monumento al gol.

LA FICHA 

Estadio: Hampden Park, Glasgow. 127.000 espectadores.

REAL MADRID: Domínguez; Marquitos, Pachín; Vidal, Santamaría, Zárraga; Canario, Del Sol, Di Stéfano, Puskas y Gento. Técnico: Miguel Muñoz.

EINTRACHT: Loy; Lutz, Höfer; Weilbächer, Eigenbrodt, Stinka; Kress, Lindner, Stein, Pfaff y Meier. Técnico: Paul Oswald.

GOLES: 0-1 Kress (18′). 1-1 Di Stéfano (27′). 2-1 Di Stéfano (30′). 3-1 Puskas (46′). 4-1 Puskas (56′). 5-1 Puskas (60′). 6-1 Puskas (71′). 6-2 Stein (72′). 7-2 Di Stéfano (73′). 7-3 Stein (75′). 


 

Por David Ruiz de la Torre /Especial para El Espectador. Madrid

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