El Liverpool, la Premier y una temporada predicha

Manuel Rodríguez Lloreda
06 de marzo de 2021 - 05:57 p. m.

Lo que parecía una temporada de Premier totalmente caótica durante el primer semestre, se ha convertido en un torneo bastante normal —igual a lo que venimos viendo hace varios años en Inglaterra. Simplemente se demoró en acomodarse, tardó tal vez un poco más en llegar el “orden” al que estamos acostumbrados.

Como en la campaña pasada, hay un equipo que se despegó del resto. Como en la campaña pasada, el United, el Leicester y el Chelsea pelean puestos de Champions. El Arsenal y el Tottenham, por su parte, siguen en su irregularidad eterna y, nuevamente, hay dos o tres sorpresas —nunca faltan— que sobrepasan las expectativas y asombran con su posición en la tabla: fue el caso del Sheffield o el Wolves la temporada anterior, y este año podemos apuntar al West Ham, al Everton o al Aston Villa. La diferencia más grande, claro está, es el declive del Liverpool, que se ha convertido en fuente de análisis, rumor y polémica en Inglaterra y en el mundo.

El City y el Liverpool, que han dominado esta liga en los últimos años, han sido cara y cruz en esta campaña. El momento del City, que se ve imparable y va camino a romper todos los records posibles, se explica en gran parte porque Guardiola reinventó al equipo a mitad de temporada. Al principio de la campaña le estaban costando los partidos. Se veía espeso, predecible, lo leían fácil. No generaba peligro y sufría para ganar. Y Pep ajustó. Más protagonismo para Foden; Stones y Ruben Días inamovibles atrás; Gundogan como pieza clave jugando casi de falso nueve, entrando constantemente al área. Guardiola priorizó la solidez defensiva y potenció y revitalizó el mediocampo, incluso a costa de la delantera.

Si vamos al otro extremo, el nivel del Liverpool se explica en parte porque Klopp ha sido incapaz de hacer lo mismo. El fútbol estampa del equipo, de transiciones rápidas, balones largos y poco transporte en el medio campo se ha vuelto un poco más fácil de contrarrestar. Los rivales han entendido que con un bloque bajo y líneas juntas complican a Klopp y los suyos. Thiago y Alexander-Arnold pronto se quedan sin ideas y Mané, Firmino y Salah se quedan sin servicio. Se mueren de hambre. Al entrenador alemán le ha costado reaccionar. Se ha demorado en patear el tablero, improvisar un poco y retocar el sistema. El equipo se ha ido hundiendo lentamente a lo largo de las últimas semanas, y sin embargo sigue haciendo lo mismo, esperando resultados diferentes.

No obstante, hay una consideración adicional que es indispensable. No se puede dejar por fuera del análisis, porque no todo ha sido culpa de Klopp: le ha tocado enfrentar la temporada (ya de por sí muy dura por el calendario) con una letanía de lesiones inexplicable. Inédita. La defensa ha sido una auténtica ruina. Perder a los tres mejores centrales de la plantilla por toda la campaña es algo absolutamente impensado para cualquier entrenador. Duelen, principalmente, las ausencias de Van Dijk y Joe Gómez, que son, además de excelentes jugadores, fundamentales para el estilo de juego del equipo. La defensa está rota, y esto ha estropeado también el mediocampo, pues tanto Henderson como Fabinho, pilares en el centro, han tenido que ser sacrificados para ubicarse más atrás.

El tema de las lesiones, lamentablemente, es motivo de desaprobación entre hinchas y periodistas. Cada vez que un entrenador habla de los problemas físicos de sus jugadores se le acusa de sacar excusas, de dar explicaciones baratas y fáciles para no asumir responsabilidades. Si bien es cierto que las lesiones son, después de todo, parte del fútbol, y que un entrenador del nivel de Klopp debe poder conseguir buenos resultados independientemente de cualquier contratiempo, la realidad es que pedirle que modifique el juego del equipo o que ajuste la estrategia cuando una tercera parte de su esquema está totalmente deteriorado parece demasiado.

Es tentador decir que no todo está acabado en la liga. Que faltan aún muchas fechas, que el City no podrá mantener este ritmo hasta el final, en especial considerando que deberá lanzarse por una Champions que tiene servida en bandeja. Pep, sin embargo, y la enorme profundidad de su plantilla, se asegurarán de que nadie les saque la Premier de las manos. Igual, la lucha por puestos europeos seguramente irá hasta el último día del campeonato, y queda ver qué pasa con el Everton de James y Mina, tan ilusionante como irregular, pero mal que bien peleando arriba.

A veces intentamos sobre elaborarnos en las explicaciones. Ni tan inesperado lo del City, ni tan sorpresivo lo del Liverpool. Dentro de todo, una Premier tan apasionante como siempre, con la misma intensidad, la misma emoción (faltan los hinchas, claro está), pero al final del día, apenas normal.

 

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