La imagen es curiosa: un pequeño sentado en una silla al frente de su casa tomando jugo mientras en una mesa expone lo que para él son sus pertenencias más valiosas, tal vez las únicas: sus juguetes. Renzo, de seis años y quien lleva la camiseta de River Plate, tuvo la brillante idea de hacer una venta de garaje con un solo propósito: ir al juego de vuelta de la final de la Copa Libertadores entre el conjunto millonario y Boca Juniors.
“Vendo juguetes para poder ir al monumental”, dice el cartel que acompaña el pequeño descubierto por un periodista argentino en Paraná, una ciudad de la provincia Entre Ríos, donde la pasión del Superclásico ha trastocado la vida de los 247 mil habitantes.
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La imagen ha dado tantas vueltas que, según medios de ese país, llegó hasta la dirigencia de la institución de la banda cruzada que, en un gesto de agradecimiento con el joven hincha, lo llevaría a él y a su madre para que disfrute del partido que paralizará al planeta fútbol este sábado.
Esto se suma a las locuras alrededor del planeta, como el aficionado de Boca que viajó desde Japón para ver el primer encuentro y que, no pudo hacerlo, pues su tiquete de regreso estaba para unas horas antes del horario en el que se jugó el duelo, o los periodistas de Letonia que pidieron acreditarse para llevar cada incidencia en un país que no supera los dos millones de habitantes y en el que el partido más importante de Argentina ha hecho eco.
#117AñosDeHistoria ⚪🔴⚪
— River Plate (@RiverPlate) November 17, 2018
⏮️ 17/11/1946: último partido de La Máquina.
⚽ Un día como hoy, pero de hace 72 años, jugaban juntos por última vez Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau, la delantera más legendaria de la historia de nuestro fútbol. pic.twitter.com/YumGG522yV