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El fútbol que se juega en las calles, también conocido como micro. El que se practica en los barrios de diferentes ciudades en canchas de cemento, con balón pequeño y pesado. El deporte nacional. Ese es el que tiene hoy por hoy soñando a Colombia con un nuevo título internacional. La selección, liderada por su estrella, Jhon Jairo Pinilla, está disputando el Mundial de mayores en Misiones (Argentina) y es uno de los equipos favoritos a quedarse con todos los honores.
El combinado nacional viene de superar de manera notable la fase de grupos. Ganó los tres partidos que disputó: venció con un marcador apretado a Marruecos (2-1) y después pasó por encima de Bolivia (8-1) y Curazao (10-0), para sellar su paso a los cuartos de final, en los que enfrenta hoy a una selección de Brasil que viene con un andar lleno de altas y bajas. Empató sin goles en su debut con Paraguay, venció a Pakistán porque el equipo asiático no se presentó y superó 4-3 a Uruguay en el último juego.
Este Mundial el seleccionado nacional lo está afrontando con la mente puesta en el relevo generacional. Jugadores como Jhon Pinilla, Carlos Santofimio, Diego Abril y William Estupiñán no continuarán después del torneo. “Venimos renovando gradualmente. Del 2011 al 2019 cambiamos 13 jugadores”, dijo el entrenador del seleccionado, Jaime Cuervo. “Ahora se van cinco o seis y tendrán que llegar otros, pero esperamos que los que están en Argentina sean un soporte para ese nuevo proceso”, añadió el estratega, quien fue artífice de los títulos que ganó el país en el Mundial de 2011, que se disputó en Colombia, y el de 2015, que se jugó en Bielorrusia.
La idea de la federación era que para este campeonato se fueran asomando jugadores nuevos, pero no ha sido un trabajo fácil. Sin embargo, aparecieron hombres como Cristian Camilo Romero, Diego Gómez, Sebastián Orjuela y Daniel Betancur. Este último se ha convertido en la sensación, con siete goles marcados en la primera fase, la misma cantidad que Jhon Pinilla. Los dos son una pareja letal y vital para el cuadro tricolor.
El buen andar de estos jugadores nuevos es uno de los puntos positivos que ha dejado el Mundial de Argentina, más allá de los resultados. La presencia de estos futbolistas le plantea un panorama muy positivo y despejado a la federación, debido a que se confirma que el país tendrá un equipo competitivo por los próximos años, que mantendrá el fútbol de salón nacional en lo más alto a nivel mundial.
Este relevo generacional se debe al desarrollo que ha tenido en los últimos años la Copa Profesional de Microfútbol, que les ha permitido a los jugadores adquirir jerarquía y experiencia para afrontar un campeonato oficial. Esos futbolistas nuevos hicieron unos microciclos con la selección desde el año pasado, para que se fueran acoplando a la idea de juego que tiene el estratega del combinado colombiano. Él los llevó a Argentina, donde tuvieron un desafío de cuatro partidos de preparación en Mendoza y Buenos Aires.
Otros fueron apareciendo con el paso de estas concentraciones, como es el caso de Sebastián Orjuela y Diego Gómez, quienes se unieron en el último microciclo, llevado a cabo este año, y se quedaron con un puesto en la lista de 12. Esta selección de Colombia, que une veteranía y juventud, se cristalizó a través de la necesidad principal: la renovación. Ahora está brillando en Argentina con el objetivo claro de coronarse campeona en su tercer Mundial consecutivo.