Publicidad

La España quijotesca del fútbol mundial

Hace ocho años, la selección de ese país ganó la Eurocopa realizada en Polonia y Ucrania, y se convirtió en la primera nación en obtener dos títulos de manera consecutiva.

01 de julio de 2020 - 01:00 p. m.
El equipo español levantando el trofeo de campeón en la Euro 2012. /EFE
El equipo español levantando el trofeo de campeón en la Euro 2012. /EFE
Foto: EFE

Hubo un día en que España se hizo invencible en Europa, quizá en el mundo. Y no solo por su juego elegante y práctico, sino por la manera de despertar admiración cuando siempre había generado escepticismo en las gentes que veían, por ejemplo, que los cuartos de final de un Mundial eran el techo de un equipo que sin importar los nombres tenía el mismo destino.

Sin embargo, el 1 de julio de 2012, hace ocho años, la España de Vicente del Bosque, el entrenador que supo darle continuidad a la visión de Luis Aragonés, demostró que triunfar sí era una cuestión de método y que esa regla en el terreno, que curiosamente tenía como base la libertad para hacer y deshacer, podría perdurar. Y que no era una cuestión de azar que España fuera invencible.

La Roja, conocida más por sus conflictos de antes y las continuas decepciones, se ganó el corazón de los hinchas, el respeto de los rivales y la admiración de quienes aprendieron, gracias a ella, que el fútbol podía ser mecánico, repetitivo, y a la vez una obra de la imaginación, contradicciones que sólo son posibles con la pelota. En cuatro años, que tuvieron como picos el 29 de junio de 2008, el 11 de julio de 2010 y el 1 de julio de 2012, España le dio un sentido al toque incesante, al ir y venir, al avanzar y retroceder cuando es necesario para comenzar otra vez. Un rival vertiginoso que en el papel era predecible de anticipar, pero que en la acción se tornaba incontrolable y hasta irritante para el oponente.

Le puede interesar: Andrés Iniesta, el héroe del fútbol en España

“Uno no piensa en hacer las cosas bonitas en el campo, sino en hacerlas bien, para el beneficio del equipo”, dijo Andrés Iniesta en entrevista con El País luego de que la UEFA lo distinguiera como el mejor jugador de la Euro 2012, un volante en apariencia frágil, pero acaso el más fuerte mentalmente y el más rápido con la cabeza. Ese 1 de julio España superó 4-0 a Italia en el estadio Olímpico de Kiev convirtiéndose en el primer país en ganar, de manera consecutiva, el torneo de selecciones del Viejo Continente. Ese día, los españoles hicieron ver tan fácil superar a los italianos que poco se nombró el honor y la nobleza con la que los jugadores de La Nazionale aguantaron lo que pudieron.

Saltándose los manuales, Sergio Busquets se hizo impasable e imprescindible sin el balón, Xabi Alonso fue el socio de Xavi Hernández, que a su vez hizo las veces de espejo de Iniesta. Y David Silva, con el perfil cambiado, o como quisiera, fue para un lado para asociarse con Jordi Alba y después al otro para tocar con Álvaro Arbeloa, no sin antes juntarse con Cesc Fábregas y repetir todo otra vez para terminar con el debate de que la figura de un 9 era más que necesaria.

Pero no solo fue saber atacar y hacerlo de manera paciente, también fue conocer cómo defenderse y convertir a los defensores, valga la redundancia, en los primeros atacantes. A Sergio Ramos y a Gerard Piqué en jugadores precisos como cualquier volante ofensivo y a Iker Casillas en un portero líbero y bastante entrenado para jugar por abajo porque “nunca al pelotazo”. No en vano, en todo el campeonato, la España invencible solo recibió un gol (frente a Italia en la fase de grupos) y marcó 12, y se hizo arte y a la vez parte de la historia de este deporte, de la reciente al menos. “Esta generación representa el trabajo de un país y es un síntoma de modernidad. Atravesamos una época de oro que, para ser realistas, costará repetir. Por eso les digo que disfruten y rememoren lo que han sido estos cuatro años de buen fútbol”, aseveró Del Bosque en la rueda de prensa posterior a la goleada sobre Italia.

España, acostumbrada a los éxitos de sus clubes y a los fracasos de sus selecciones, se quedó con la triple corona (Eurocopa de 2008, el Mundial de 2010 en Suráfrica, y la Euro de 2012), una hazaña que puede que sea irrepetible, pero tan memorable para quienes la vimos y entendimos que durante ese ciclo el mundo no giraba alrededor de la pelota. Todo lo contrario: la pelota giraba alrededor de la selección española.

@CamiloGAmaya

icamaya@elespectador.com

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar