Fútbol y política: Migrar para triunfar

La técnica y la calidad también nace en los lugares más oscuros del planeta. Continuando con la serie de fútbol y política, aquí está la historia de Alphonso Davies.

Daniel Bello
28 de octubre de 2019 - 10:08 p. m.
Fútbol y política: Migrar para triunfar

No siempre que el fútbol y la política se relacionan tiene que ver con dictadores, ideologías o maneras de obtener un beneficio para los gobiernos de turno. en este caso, la guerra y los campos de concentración son los lugares en los que esta historia se desenvuelve. Alphonso Davies, jugador canadiense de 18 años y que actua en el Bayern Múnich, ya dejó su marca en la MLS y ahora intentará hacer lo mismo en el Viejo Continente. Aquí su historia.

El nombre de Alphonso Davies es apenas nuevo en el mundo del fútbol europeo, perfilándose como un volante que, de a poco, con su destreza y velocidad, se está ganando la confianza de Niko Kovač en el Bayern Múnich. Pese a su corta edad, numerosas distinciones individuales han hecho que un chico de 18 años, que creció como refugiado en un país donde el fútbol poco importa, llegue a ser considerado para jugar en la élite del fútbol.

Davies nació en Buduburam, Ghana, en un campo de refugiados abierto por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Acnur, en 1990 para recibir a los desplazados de las guerras civiles que azotaron Liberia durante esa década. Sus padres vivieron en Monrovia, la capital, hasta que se vieron forzados a dejar la ciudad debido a la inminente llegada de los enfrentamientos entre el gobierno y los rebeldes.

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Su padre afirmó que la única garantía para vivir en Liberia por esos días era tener un arma y, para evitar cualquier conflicto, huyeron a Ghana. Allí, Alphonso nació y junto a sus padres, experimentó las difíciles condiciones que el refugio ofrecía como el pobre acceso a los servicios básicos, la paupérrima oferta educativa y las pocas oportunidades para que su familia saliera adelante.

Ante tal panorama su familia buscó asilo y la opción de Canadá llegó a su padre. Cinco años después tuvieron finalmente el chance de tener la vida que añoraban lejos del campo de refugiados. Se establecieron en Edmonton, donde dio sus primeros pasos en el fútbol jugando para el Strikers, equipo juvenil en el que sus actuaciones le hicieron llegar al equipo reserva del Vancouver Whitecaps, donde disputó la USL (segunda división norteamericana). Con 15 años y 3 meses, el zurdo se convirtió en el jugador más joven en firmar contrato en esa liga.

Sus buenas actuaciones le condujeron al primer equipo tan solo cuatro meses después, convirtiéndose en el segundo jugador más joven en debutar en la MLS (primera división). Siendo titular indiscutible en primera con 17 años, además de ser el más joven en debutar con la selección canadiense, era lógico pensar que iba a llamar la atención de algún grande europeo. En diciembre, el Bayern Múnich pagó 11,5 millones de euros para tener dentro de sus filas a la joven promesa.

Sin lugar a dudas, su temprano éxito, más allá del talento nato, es gracias a la posibilidad de haber crecido en un ambiente con una infraestructura suficiente, como lo es Canadá. Su caso representa la fortuna de recibir asilo, contrario al de millones que buscan una mejor vida afuera de su país de residencia y sus solicitudes son rechazadas. ¿Cuántos grandes jugadores habrán perdido el chance de ser profesionales y de explotar sus capacidades por verse obligados a crecer en un ambiente de inestabilidad política que no les permitiera crecer? Bastantes.

Fonzie, como le llaman de cariño, es hoy la esperanza de los próximos años para un país caracterizado por la inmigración. El portero de la selección, Milan Borjan, de familia serbia, abandonó su natal Croacia cuando empezó el proceso independentista en la guerra de los balcanes, caso similar al defensa central de etnia serbocroata Dejan Jakovic, quien a los seis años llegó a Canadá para alejarse de esa misma guerra.

Recientemente, Ahmed Hussen, refugiado somalí y actual Ministro de Inmigración de Canadá, anunció que planean recibir un millón de inmigrantes en los próximos tres años. Eso no garantiza que otro Alphonso Davies aparezca, pero sí que muchas familias tendrán la oportunidad de empezar de nuevo.

(Fútbol y política: Gerard Piqué y el sueño catalán)

Daniel Bello

Por Daniel Bello

Periodista de la Pontificia Universidad Javeriana. Fue practicante de Pacifista entre 2020 y 2021. Desde el 2019 escribe sobre fútbol, política e historia en El Espectador. Tiene experiencia cubriendo paz, mundo y medio ambiente.@daniel_eudosiodbello@elespectador.com

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