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Las veladas maniobras llevadas a cabo por la FIFA en las últimas semanas para tratar de influir en el resultado de las elecciones presidenciales de la Confederación Africana (CAF), que se celebrarán el viernes próximo en Rabat (Marruecos), han puesto en tela de juicio la limpieza del proceso electoral. A nadie escapa que el apoyo del voto africano asegura en gran medida la victoria en la carrera por alcanzar o mantener el mando en la plaza dorada de la FIFA, de ahí la implicación directa de su presidente, Gianni Infantino, a quien las fuertes restricciones de movimientos existentes en la actualidad a causa de la pandemia de la COVID no han impedido visitar a lo largo del mes de febrero Senegal, República Centroafricana, Ruanda, Congo-Brazzaville, RD Congo, Sudán, Marruecos, Mauritania y Sudáfrica.
La necesidad de encontrar en el nuevo hombre fuerte de la CAF un aliado fiel que logre aglutinar a su alrededor a la mayoría de las asociaciones miembro, con la vista puesta en las elecciones de 2023, es el motivo de que el dirigente suizo se haya remangado los pantalones para ‘arropar’ sobre el terreno a Patrice Motsepe y Ahmed Ould Yahya, sus dos candidatos afines, en estas semanas previas a la gran cita de Rabat.
Conviene recordar que ambos candidatos fueron validados por la FIFA pese a las dudas que la propia CAF tenía respecto a la idoneidad de sus portafolios: el multimillonario Motsepe, amigo personal de Donald Trump, invitó a los 54 presidentes de la CAF a Pretoria para asistir al 50 aniversario de su club, el Mamelodi Sundowns, contraviniendo de ese modo el código ético de la FIFA. Por su parte, Ould Yahya fue uno de los presidentes africanos que participó en el viaje de peregrinación a La Meca en 2018, organizado por Ahmad, y financiado con fondos de la Confederación Africana, pese a ser de ámbito privado. También se vio salpicado por una sentencia del Tribunal Supremo de su país que acusó a la federación mauritana, que preside el propio Yahya, de haber retenido ilegalmente los 75.000 US dólares que el club español Levante UD pagó al ASAC Concorde por el fichaje del jugador Aly Abeid, en 2016.
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El último episodio de esta telenovela en que se han convertido las elecciones presidenciales del fútbol africano se produjo el pasado fin de semana en la capital marroquí. Allí fueron convocados tres de los aspirantes (Yahya, el marfileño Jacques Anouma y el senegalés Augustin Senghor) por el presidente de la federación local, Fouzi Lekjaa, con el pretexto de buscar un acuerdo para presentar una sola candidatura en representación del Africa Occidental. Para sorpresa de los presentes, en el cónclave hicieron también acto de presencia Veron Mosengo-Omba y Mathias Grafstrom, dos de los pesos pesados del equipo de trabajo de Infantino.
Los emisarios del presidente de la FIFA trataron de persuadir a los asistentes para que retiraran sus candidaturas y brindaran su apoyo al sudafricano Motsepe, quien parece haberse convertido con el paso de las semanas en el delfín de Infantino. A cambio, Mosengo y Grafstrom ofrecieron a Yahya y Senghor las vicepresidencias primera y segunda de la CAF, mientras que al marfileño Anouma le propusieron ocupar un cargo de ‘asesor especial’ si se retiraba de los comicios. Tanto el mauritano como el senegalés aceptaron el trato casi al momento. No así el dirigente de Costa de Marfil.
Anouma, exmiembro del Ejecutivo de la CAF y del FIFA Council, se perfilaba como el único de los candidatos que no parecía dispuesto a seguir bajo ningún concepto las reglas del juego que Infantino ya impuso durante el caótico mandato del depuesto Ahmad Ahmad, pendiente éste de la sentencia definitiva del Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS), que hará pública muy probablemente este lunes. El experimentado y bien conectado dirigente marfileño contaba con el apoyo de algunas federaciones francófonas que piensan del mismo modo y, sobre todo, con el respaldo institucional del gobierno de su país.
Precisamente ese apoyo gubernamental fue utilizado en su contra, con la clara intención de obligarle a renunciar, cuando el responsable de la Comisión de Gobernanza de la FIFA, Mukul Mukdal, solicitó a Anouma una declaración jurada desmintiendo haber recibido más de 15 millones de euros de las arcas estatales para financiar su campaña electoral. El propio gobierno de Costa de Marfil salió al paso de tal información, publicada en varios medios del continente, a través de un comunicado en el que afirmó que “nuestro apoyo a Jacques Anouma se viene realizando únicamente a través de canales diplomáticos y políticos”.
Sin embargo, la presión sobre el candidato marfileño ha sido tal en los últimos días que este sábado optó por echarse a un lado y anunciar, del mismo modo que hicieron en las últimas horas tanto Ould Yahya como Senghor, su renuncia a la carrera presidencial y dar su apoyo a la candidatura del noveno hombre más rico de África según la revista Forbes, que estima su fortuna personal en 2.900 millones de US dólares.
Sólo una sentencia favorable -e inesperada- por parte del TAS respecto al caso de Ahmad Ahmad obligaría a Motsepe a competir en las urnas con el expresidente malgache para ocupar un trono que literalmente se ha asegurado con una semana de antelación a la fecha estipulada.
Mientras tanto, Gianni Infantino rechazaba de plano el pasado viernes, durante la rueda de prensa virtual posterior a la reunión de la International Board, haber jugado directa o indirectamente un papel activo en el desenlace final de los comicios del próximo día 12. “Las elecciones del fútbol africano se rigen por un proceso democrático. No es ningún secreto que la CAF se ha enfrentado a momentos difíciles recientemente, de ahí que mi reciente viaje haya sido una oportunidad para hablar con todos los candidatos, con el único objetivo de intentar ayudar al fútbol africano”.