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O era tomar un taxi o perderse el primer partido de Perú en Rusia 2018. La decisión era obvia. El fútbol lo vale todo cuando se pierde el tiquete de avión hacia Saranks y la única opción es llegar en taxi, cueste lo que cueste.
Cuatro amigos que viajaron desde el país inca hasta Rusia para ver a su selección tras 36 años de ausencia en una copa del mundo se vieron sin más remedio, luego de perder la conexión en Moscú de su vuelo hacia Saransk, ciudad en la que debutó la selección nacional junto a Dinamarca el pasado 16 de junio, de tomar un taxi para atravesar los 650 kilómetros que los separaban de llegar a tiempo a ese sueño.
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"Fue un taxi de 10 horas con un chico de Tayikistán que no hablaba inglés. Fue difícil", dijo Rodolfo Devercelli, uno de los hinchas, a el medio El Comercio de Perú.
Por ende, Google Translate se convirtió en la única herramienta de comunicación en la que negociaron que el precio final del viaje sería de US$800 dólares y no de US$1.000, valor que el conductor determinó a tres horas de llegar al destino.
En un principio, cuando comenzó la carrera, el joven tayikistán les fijó la tarifa en US$600, luego les subió US$100 más, hasta que llegó a la cifra exorbitante de US$1.000 sin incluir la tanqueada que también sería de cuenta de los cuatro amigos.
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Lograron llegar al acuerdo de que serían US$800 con la gasolina para poder llegar hasta Saransk. A pesar de que el partido quedó 1-0 a favor del equipo europeo, de que Perú no logró pasar a octavos de final y de la cantidad de dinero que tuvieron que pagar para cumplir su sueño, los cuatro amigos hinchas lo hicieron por amor al fútbol y a su equipo.