La segunda oportunidad de Franco Armani en el Mundial de Clubes

En 2016, disputó este torneo con el Atlético Nacional. Ese año no pasó de semifinales después de que el equipo verde cayera derrotado por el Kashima Antlers.

AFP
14 de diciembre de 2018 - 10:57 a. m.
Franco Armani, arquero de River Plate.  / AFP
Franco Armani, arquero de River Plate. / AFP

En 2016, Franco Armani soñaba con ser campeón del mundo y terminó con los ojos con lágrimas de rabia: su equipo de entonces, el Atlético Nacional colombiano, falló en el Mundial de Clubes. Ahora el destino le brinda una segunda oportunidad, esta vez con River Plate.

Si hay una enseñanza que Armani está transmitiendo estos días a sus compañeros de los 'Millonarios' es que hay que evitar cualquier exceso de confianza, pese a que River sea favorito en la semifinal del martes 18, contra el ganador del duelo de cuartos del sábado entre el Al Ain emiratí y el Esperance tunecino.

"No hay que menospreciar al equipo rival. El partido del martes es el más importante porque es el que da el paso a jugar una final. No hay que subestimar al rival. Se debe jugar con humildad", afirmó a los periodistas el jueves en la concentración de Al Ain.

A sus 32 años, Armani ha vivido en primera persona las sorpresas que puede deparar este torneo. Entonces fue en forma de 3-0 en contra ante el Kashima Antlers japonés, que frustró así las esperanzas 'cafeteras' de jugar la final contra el Real Madrid, que precisamente vuelve a estar en un Mundial de Clubes en el que juega el arquero de Santa Fe.

En sus inicios en Argentina no terminó de encontrar hueco para llegar a la élite. Debutó en la segunda categoría con Ferro Carril Oeste en la 2007-2008 y después jugó para el Deportivo Merlo. En 2010 inició su aventura colombiana, que duró siete años y que le permitieron hacerse un nombre y engrosar su palmarés, pese a que los inicios fueron muy duros e incluso se llegó a dudar que pudiera desarrollar una carrera como la que ha tenido.

Él incluso llegó a pensar en cómo poner fin a su contrato en Colombia al ver que nunca podría ser como su ídolo Ubaldo Fillol, ni poder regresar a Argentina a lo grande, como era su deseo. No se rindió, ayudado por su padre. Resistió en los peores momentos, incluida una seria lesión, y los éxitos acabaron llegando: además de en campeonatos nacionales en su país de acogida, Armani pudo proclamarse campeón de la Copa Libertadores (2016) y de la Recopa Sudamericana (2017) con su equipo.

Con esa experiencia y ya con la madurez de un jugador treinteañero anunció a principios de año su regreso a Argentina, para jugar por fin en un grande de su país, el River Plate, con el que ganó la Supercopa Argentina y, sobre todo y ante todo, la Copa Libertadores el pasado domingo en el Santiago Bernabéu. En este 2018 pudo también disputar el Mundial de Rusia-2018, donde se vio inesperadamente como titular por el bajo rendimiento de Willy Caballero.

Armani defendió el arco albiceleste en el crucial partido ante Nigeria (2-1) en la primera fase, que permitió evitar una eliminación a las primeras de cambio, y también en la derrota 4-3 ante la luego campeona Francia en los octavos de final. Su actuación especialmente en el partido ante los Bleus le hizo recibir críticas, pero su final de año está borrando cualquier sinsabor.

Fue elegido por la Conmebol como mejor arquero de América, ganó la segunda Libertadores de su carrera y tiene ahora otro Mundial de Clubes por delante. Con la experiencia necesaria para no repetir los errores del pasado.

 

Por AFP

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