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Hubo un momento en la vida de Larry Vásquez en el que el fútbol desapareció de su trasegar, aunque desde pequeño esa pasión les fue inculcada a él y a su hermano, Ómar Vásquez, también jugador profesional, por su padre, José Ómar Vásquez. “Cuando tenía diez años jugué un torneo en Cúcuta y dejé de hacerlo. Pensé que no volvería a las canchas, porque me dediqué al estudio, pero a los 18 años lo retomé”, le contó Larry a El Espectador.
Tuvo una infancia feliz, pese a que sufrió las dificultades económicas que caracterizan la vida de la mayoría de las familias en Colombia. En El Zulía, un municipio de Norte de Santander, jugó a las escondidas, al béisbol y a los ponchados. “Actividades que ya no se hacen por el tema de la tecnología. No me quejo, porque mis padres me dieron buenas enseñanzas, fueron muy especiales y vivimos a gusto con lo que teníamos, pese a que grupos ilegales merodeaban por la zona”, relató el mediocampista del Deportes Tolima, que encontró en su hermano la motivación para regresar a patear el balón.
“Cuando lo vi jugando en Millonarios fortalecí un sueño que siempre había tenido y para el cual, en el pasado, no tuve la convicción suficiente”. Comenzó a entrenar con un esmero que no le alcanzó para pasar las pruebas que presentó en el club albiazul. No desechó su propósito. Disputó el torneo nacional Sub 19 con Expreso Rojo, militó en Academia, un equipo del ascenso colombiano que se convirtió en Llaneros y con el que debutó en el balompié profesional.
El actual entrenador de la selección Sub 20, Arturo Reyes, lo llevó a Patriotas. A él, Larry lo considera como un faro en uno de los objetivos que tiene a largo plazo: ser director técnico. “Me gusta su manera de laborar, más allá de los resultados. Admiro su manejo de grupo y la forma en la que trabaja la parte táctica”, destacó Vásquez, un hombre que pasó por Tigres de México y América de Cali, antes de llegar al Tolima, y que también resaltó los aprendizajes adquiridos de Hárold Rivera y Diego Corredor.
“Hay muchos técnicos importantes y otros no tan reconocidos, que hacen cosas muy buenas, no solamente en el aspecto deportivo, sino en el tema humano para sacar el máximo rendimiento de cada futbolista”, aseguró Larry, de 26 años y quien todavía no tiene un modelo definido de juego para cuando él sea estratega.
Se encuentra estudiando en la Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino (ATFA) y considera que en un futuro, cuando deje de jugar profesionalmente, puede nutrir su repertorio como entrenador con diferentes ideologías, sin volverse repetitivo e implementando algo original. “Quiero crear un juego único. Estoy en el proceso de construir las bases y de no copiar a alguien. Además, anhelo especializarme, continuar viendo fútbol, analizándolo y nunca dejar de estar vinculado a él”.
Hoy, Larry Vásquez Ortega intentará, como en casi toda la temporada, ser el hombre que le da equilibrio al Deportes Tolima en el centro del campo. Las recuperaciones constantes de pelota son su función, así como lo es el hecho de entregarla con precisión y hacer los relevos para que sus compañeros se desplieguen a la zona ofensiva. Además, frente a Argentinos Juniors, por la Copa Sudamericana, deberá contribuir a que no lleguen centros al área.
“Vimos el partido de ellos contra Boca en la semifinal de la Copa de la Superliga Argentina. Se defienden muy bien y tienen volumen de ataque cuando sus volantes se proyectan”, concluyó Larry Vásquez, un futuro entrenador y quien es consciente de que deben “partir del cero en arco propio, ser compactos en defensa para que el ítem del gol visitante no juegue a favor de los argentinos, conjunto al que buscaremos someter con nuestro ataque por las bandas”.