Los penaltis fallados más famosos del fútbol

Baggio tras fallar su cobro en la final del Mundo frente a Brasil en 1994. / Archivo

La probabilidad dice que es mucho más fácil que un jugador falle un penal (la mande fuera de la portería) a que anote. Es decir, lo más sencillo resulta ser lo más difícil. La presión, los nervios y la inexperiencia son factores que alteran esa ecuación a la hora de ejecutar un penalti. 

Partamos del punto de que el lugar exacto del cobro está a 11 metros de un arco que tiene como medidas 7.32 metros de largo y 2.44 de alto. En otras palabras, una distancia corta, un espacio para encajar enorme y un portero que, por más portentoso que sea, se verá pequeño. Pero hay muchos que abren los brazos y juegan con la mente del cobrador y lo que son unas medidas grandes en el espacio real pasan a ser centímetros en la cabeza del otro.

Penaltis fallados en la historia, en momentos clave, hay muchos. Unos más dolorosos que otros, pero al final de cuentas lacerante para quien lo erra. Por ejemplo: para no ir tan lejos está el cobro de Mateus Uribe en el Mundial de Rusia 2018, el mismo que dejó fuera a Colombia ante Inglaterra en octavos de final. El llanto y el desconsuelo del antioqueño fueron inmensos.

Pero ha habido otros más duros, más desgarradores como el del italiano Roberto Baggio en la final del Mundial de Estados Unidos 94. Su remate terminó en las tribunas del estadio Rose Bowl de Los Ángeles y le dio el cuarto título a Brasil en una Copa del Mundo.

También está el del francés David Trezeguet en la final de Alemania 2006 ante Italia. El franco argentino no impactó bien la pelota y le dio la ventaja a los italianos que se quedarían con el trofeo.

Viniendo más acá, de este lado del Atlántico, no se puede dejar de lado el penalti fallado por Anthony de Ávila en la final de la Copa Libertadores de 1985 entre América de Cali y Argentino Juniors. El delantero colombiano fue el único que no la pudo meter y los argentinos ganaron 5-4 para quedarse con la corona.

En la misma competencia hay otros muy recordados, como el de Faustino Asprilla en la final entre Palmeiras y Boca Juniors en 2000. El tino mostró mucho su intención de mandar la pelota al costado derecho y su compatriota Óscar Córdoba leyó bien el instante y los xeneizes fueron campeones en territorio brasileño.

Un año antes Deportivo Cali se quedó a las puertas de su primer título en la Libertadores, también con Palmeiras, cuando Martín Zapata no acertó su cobro en Sao Paulo (el marcador global fue de 2-2 y en los cobros desde los 12 pasos de 4-3).

O el de Maxi López en la histórica semifinal entre River Plate y Boca Junior en 2004. El espigado goleador intentó ubicarla, pero Roberto Abbondanzieri adivinó las intenciones y lo atajó para darle la victoria a su equipo.

 Curiosamente, en esa final, en Manizales, Juan Carlos Henao fue la figura de Once Caldas, campeón gracias a la poca efectividad de los rivales. Los jugadores de Boca la mandaban a las nubes o a las manos del arquero colombiano.

En la Copa América también hay un registro, una historia que sigue vigente: los tres cobros desperdiciados por Martín Palermo frente a Colombia en la segunda fecha del grupo C del certamen de 1999. Nuestro país se impuso 3-0 además del duelo que le ganó Miguel Calero al goleador de Boca. Primero fue el travesaño, después el arco se le quedó pequeño y por último el guardameta vallecaucano puso sus manos. Noche para el olvido de Palermo, de felicidad para Colombia y Calero.

Y para no ir tan lejos, otro que será recordado es el de Andrés Correa, jugador de Medellín, juvenil en ese entonces, que se amilanó ante Luis Delgado y permitió que Millonarios volviera a ser campeón del fútbol colombiano luego de 24 años.

Los anteriores solo son algunos de los penaltis errados más recordados y que dejan una lección: no siempre lo más fácil resulta ser sencillo, pues puede convertirse en algo muy, pero muy complicado.

Si usted sabe de otro cobro fallado que deba ser incluído en esta lista (es imposible meterlos todos) escríbanos a icamaya@elespectador.com