A menos de un mes de la Copa de África la guerra por los derechos de televisión sigue abierta

El torneo, cuyos derechos de transmisión están valorados en US$55 millones pero realmente podrían costar cerca de US$100 millones, se celebrará del 21 de junio al 19 de julio en Egipto.

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Gaby Ferre
04 de junio de 2019 - 07:05 p. m.
El presidente de la CAF, Ahmad Ahmad, en el centro de todas las miradas por el conflicto televisivo. / Cortesía @Ossama Abd Elnaby
El presidente de la CAF, Ahmad Ahmad, en el centro de todas las miradas por el conflicto televisivo. / Cortesía @Ossama Abd Elnaby
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El conflicto que mantiene el COMESA (Comité Africano para la Libre Competencia) con Lagardère Sports y la Confederación Africana de Fútbol (CAF) por los derechos de televisión de la Copa de África de Naciones (CAN) tiene en vilo a las 24 selecciones participantes a menos de tres semanas de que el seleccionado anfitrión, Egipto, mida sus fuerzas en El Cairo al combinado de Zimbabue. 

La falta de acuerdo entre las partes implicadas para definir el reparto de los suculentos beneficios económico que dejará la 32ª edición del mayor evento deportivo en tierras africanas no es más que el enésimo capítulo de una guerra que arrancó hace 27 meses a raíz de la necesidad de revisar los contratos de derechos de televisión y patrocinio que el ex presidente de la CAF, Issa Hayatou, había concedido de modo fraudulento a Lagardère Sports por más de 20 años.  

Lo llamativo del caso es que la misma espoleta que en 2017 hizo saltar por los aires la dictadura de casi tres décadas del corrupto dirigente camerunés al frente del fútbol africano, se encuentre todavía en fase retardada con la aquiescencia de su sucesor, el malgache Ahmad Ahmad. 

Ahmad, cuyo breve reinado se tambalea a causa de las acusaciones de corrupción y abuso sexual a varias empleadas de la organización que preside, no ha cumplido una sola de las promesas que hizo durante su campaña electoral respecto al escabroso asunto de los derechos de televisión. De hecho, el ex presidente de la Federación de Madagascar afirmó rotundamente que pondría fin a la posición privilegiada de Lagardère y su socio, BeIN Sports, si lograba desplazar del sillón presidencial a Hayatou.

Nada más lejos de la realidad, para desgracia de las 24 selecciones que el próximo día 21 empezarán a jugarse la Copa de África muy cerquita de la sede central de la CAF. Ahmad no sólo no ha eliminado de la escena a la multinacional francesa, sino que ha dilatado a propósito las negociaciones para revisarlos y actualizar el monto económico que deberán percibir los equipos participantes en el torneo continental, al haber pasado éstos de 16 a los 24 de la presente edición. 

De nada ha servido la Comisión Estratégica que Ahmad creó al poco de tomar mando en plaza con la intención de  renegociar los contratos y atender las demandas del canal egipcio que se vio perjudicado directamente por la concesión fraudulenta de los derechos de retransmisión de las competiciones continentales a Lagardère. Sus tres miembros, el congoleño Costantine Amari, el marroquí Fouzi Lekjaa y el egipcio Hany Abo Rida, todos ellos hombres de confianza de Ahmad, se han dedicado a dar largas a todos los actores implicados en el conflicto en las reuniones mantenidas durante el último año y medio en Casablanca, París, Dakar y Rabat. La comisión de negociación ha hecho caso omiso sistemáticamente a las propuestas presentadas tras dichos cónclaves por los egipcios y el COMESA para tratar de destrabar el problema y hacer un reparto justo y equitativo de la torta televisiva. 

Las selecciones, pendientes aún del beneficio económico

La prolongación  injustificada del conflicto audiovisual afectará con seguridad a la inminente Copa de África, que se celebrará del 21 de junio al 19 de julio. Los países participantes en el torneo por excelencia del balompié africano tenían la esperanza de que la cuestión de determinar el valor financiero de la CAN se resolvería una vez aumentado el número de selecciones de 16 a 24, es decir, de 32 a 52 partidos. Pero esa sospechosa complicidad entre la CAF y Lagardère ha impedido hasta ahora sacarlo adelante, con el consiguiente perjuicio económico para los protagonistas.  

Los derechos del torneo, que están valorados en 55 millones de dólares (de los cuales 40 millones corresponden únicamente a derechos de televisión), continúan sin modificarse, aunque el artículo 9.5 del contrato de la CAF con Lagardère especifica claramente que el valor económico de tales derechos debería ser superior una vez se haya aumentado el número de equipos. Sin embargo, la compañía gala ignora sistemáticamente dicha cláusula, en tanto que a Ahmad tampoco parece importarle demasiado que se aplique.

Se estima que el valor real de los derechos audiovisuales de 'Egipto 2019’ llegará a los 100 millones de dólares, toda vez que se ha aumentado el número de partidos y también por el hecho de haber trasladado la competición de invierno a verano, agregándole así un valor de marketing adicional, puesto que ya no coincidirá con los campeonatos domésticos europeos. 

Conviene destacar que Egipto es de largo la selección más afectada por la deliberada inacción de la CAF. Su participación fija en los ingresos del torneo asciende al 20% del total de la torta. En otras palabras, que si no se corrige el actual contrato en tiempo récord, los ‘Faraones’ percibirán 10 millones de dólares, en lugar de los 20 que obtendrían si Ahmad pensara en el bien común en lugar de en el de sus amigos.

Por Gaby Ferre

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