“Mi meta es jugar el Mundial”: Róger Martínez

En los próximos días se definirá su futuro, tras una temporada en el Jiangsu Suning de China. Pertenece al Inter y todo parece indicar que jugará seis meses a préstamo en algún club Italiano.

Daniel Avellaneda.
02 de enero de 2018 - 03:58 a. m.
El delantero colombiano Roger Martínez podría jugar este semestre en Italia. / AFP
El delantero colombiano Roger Martínez podría jugar este semestre en Italia. / AFP

De Nankín a Cartagena y de la ciudad amarullada a Miami, para volver a la casa de sus padres a celebrar la Navidad. Pasó los últimos días de diciembre a bordo de un avión, pero feliz por ese futuro que asoma en 2018. Róger Martínez sumó millas y está a punto de cumplir su sueño europeo. Después de una temporada en el Jiangsu Suning de la Superliga china, recalará en un equipo de la serie A. Aunque Inter de Milán es el dueño de su ficha, tiene todos los puestos de ataque cubiertos. Por eso será cedido a préstamo.

“Fue una experiencia muy bonita y ahora espero dar un salto en mi carrera”, le dice el delantero de 24 años a El Espectador. Y hace un repaso de su vida en el país oriental, toda una aventura para el colombiano que explotó en el Racing de Argentina y cuyo pase le demandó al club nerazzurro una inversión de 10 millones de euros.

¿Qué evaluación hace de su temporada en el fútbol chino?

La verdad, fue muy positiva. Más que nada en el segundo semestre. En el primero tuve un par de lesiones que me complicaron un poco. Primero, un desgarro en el posterior de la pierna izquierda; después, a la semana de recuperarme, sufrí un esguince en la rodilla derecha. Nada grave, pero siempre era complicada la comunicación con los chinos. Y en esos momentos la pasé muy mal.

¿Pensó en dejar China, a pesar del dinero que habían invertido?

Hubo un momento en que pensé tratar de recuperarme en otro lado, en Colombia o Argentina. No llegábamos a un acuerdo. Los chinos no tenían idea de cuál era la lesión que me afectaba y yo no sabía cómo explicarles el dolor que sentía. Se hizo difícil. Después salí adelante.

¿El balance, entonces, es positivo?

Hice más de 20 goles en el Jiangsu Suning y dejé muchas amistades, entre chinos y extranjeros. Había muy buena onda en el plantel. Estaban los brasileños Ramires y Alex Texeira, el australiano Trent Sainsbury. Con ellos me llevaba fantástico; son grandes personas y me hicieron más fácil la adaptación en un país difícil.

¿Qué es lo que más le costó en China? ¿Aprender el idioma?

La lengua es complicada para el jugador que llega de Occidente. La cultura también. Lo que me facilitó las cosas de entrada es que llegué a China, me presentaron al presidente y al día siguiente teníamos que jugar un partido. Le ganamos 4 a 0 al Hebei Fortune y metí dos goles. A partir de ese momento me llevé bien con los compañeros, con los técnicos y con la gente del club. Pero fuera de la cancha, todo es mucho más difícil.

¿Qué fue lo más raro que le pasó?

Muchas cosas raras viví. Después de ver la comida, no le digo… A veces había cosas que caminaban... Bichos. O por ahí, uno estaba comiendo tranquilo y te eructaban al lado. En los primeros días, a uno le daba rabia. Después entendí que era parte de la vida de ellos, me acostumbré y ya dejó de sorprenderme.

¿Cómo es la Superliga china?

El fútbol chino es rudo. Tiene jugadores muy fuertes, físicamente bien preparados, inteligentes, pero el latino marca la diferencia por su habilidad, por su técnica. Después, los técnicos extranjeros se atreven a jugar más, a ser ofensivos y protagonistas. Y, realmente, eso es lo que hace que un equipo tenga un salto de calidad.

¿Qué significó ser dirigido por el italiano Fabio Capello?

En el Jiangsu Suning siempre tuvimos un entrenador extranjero. Primero estuvo el coreano Choi Yong-soo. Después llegó Capello y el equipo cambió mucho la forma de jugar. Fue una experiencia maravillosa ser dirigido por un técnico con tanta capacidad y trayectoria. Aprendí mucho de Capello en este tiempo que estuve bajo sus órdenes. Siempre me exigía, me decía que me moviera libre, arriba, que estuviera tranquilo, que encarara. Este tipo de entrenadores deja huella.

¿En qué liga le gustaría jugar ahora?

Ojalá me toque en Italia. Es una liga importante, siempre soñé con vestir la camiseta de un equipo de Europa. Estoy mentalizado.

¿Cree que jugando en Italia tendrá más posibilidades con la selección?

Lo importante es que siempre estuve en la mira de José Pékerman. El cuerpo técnico estuvo pendiente de mí. Y eso es importante. Ahora tendré la posibilidad de jugar un torneo más competitivo. Pienso que puedo jugar el Mundial, esa es mi meta, llegar a Rusia con esfuerzo y sacrificio.

No parece fácil. Hay muchos delanteros de gran nivel en la tricolor…

Sí, hay una competencia dura, con atacantes muy buenos. Para mí, apuntar a competir con esa clase de jugadores es un desafío. Ojalá se me dé la oportunidad.

¿Quién es el jugador que más le gusta en su puesto?

Falcao es un futbolista de otra dimensión. Es un ídolo para mí. A todos los estoy mirando, ojeando, y trato de aprender de cada uno de ellos. Me gusta Muriel, la forma como encara y la potencia que tiene.

¿Cómo ve el grupo de Colombia en el Mundial, con Japón, Polonia y Senegal?

Uno nunca se debe confiar. Muchos piensan que es una zona accesible, pero ningún partido es sencillo. Colombia tiene que pensar en sus propias armas y potenciarlas.

¿Qué mirada tiene de Pékerman?

Es un excelente entrenador, está pendiente de todo. Es de esos técnicos que marcan la diferencia, están encima del futbolista, tratando de ayudarlo, de enseñarle, más a uno que es joven.

¿Qué otros técnicos fueron importantes en su carrera?

Siempre recuerdo a Luis Zubeldía, que fue el que me dio la oportunidad de debutar en Racing. Tuvo confianza en mí. Lamentablemente, me hizo jugar por primera vez y al partido siguiente se tuvo que ir. Pero en ese tiempo me enseñó bastante. Le voy a estar agradecido eternamente.

Se divierte Róger con los recuerdos, mientras disfruta el comienzo de año jugando en la playa con sus amigos. Es tiempo de rélax para el goleador que después del cuento chino se ilusiona con una carrera de fábula en Europa y, por supuesto, en la selección.

Por Daniel Avellaneda.

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