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Reflexiones de Champions League

Antonio Casale
18 de agosto de 2020 - 02:00 a. m.

Ni ingleses ni españoles ni italianos. Ningún equipo de las tres grandes ligas está en las semifinales de la Champions League. Solo el tiempo dirá si fue una coincidencia o si el descanso prolongado de los franceses, que cancelaron su campeonato local por cuenta de la pandemia, y el descanso moderado de los alemanes, que terminaron tres semanas antes que los demás, sirvió para marcar la diferencia. Y en el fútbol de hoy la parte física sí que es importante.

De cualquier manera esta definición de Champions nos muestra una nueva tendencia, apasionante por cierto. Adiós a los partidos entre un equipo que ataca y otro que defiende. El modelo de Diego Simeone con Atlético de Madrid, por ejemplo, se vio obsoleto ante la cantidad de variantes tácticas propuestas por el joven Nagelsmann, entrenador de RB Leipzig. Movimientos engañosos sin la pelota que el equipo colchonero nunca supo leer y que trajeron como consecuencia la pérdida repetida del balón, presión alta con precisión y velocidad, y un juego tan intenso en el interior como en las bandas, fueron las claves de un equipo cuyo técnico autodefine sus fortalezas en la capacidad para descifrar al rival de turno sin temor a cambiar el libreto dentro del mismo juego.

El PSG le sacó la eliminatoria del bolsillo a Atalanta que murió en la suya, con las líneas adelantadas. Totalmente exhausto, el equipo de Bérgamo vio cómo las ausencias y la salida de su mejor hombre, Alejandro El Papu Gómez, se daba al tiempo que al otro lado entraba Kylian Mbappe. Ese duelo lo ganaron los franceses por capacidad individual y física superior a la de su rival, pero los italianos se quedan con el título moral. Campañón.

Hablar del Bayern Múnich es hablar del equipo que mejor interpreta el fútbol moderno que no es otra cosa que la adaptación del modelo español de hace una década a nuestros tiempos. A las tres pes (posición, posesión y presión), le metieron velocidad, movilidad y sorpresa. Sin la pelota mantienen el orden, con la pelota buscan engañar al rival con asimetría preparada. Algo así como una improvisación libreteada. Ahora, esta evolución de las tres pes es riesgosa. O pregúntenle a Guardiola que vio cómo en tres pérdidas de pelota vio resignadas sus posibilidades aun cuando cuenta con la nómina más costosa del mundo. Olympique de Lyon, con el viento en la camiseta de haber sacado en ocho días a la Juventus y al Manchester City, pasó de ser el gordito de la fiesta a un rival de cuidado.

Por primera vez en 13 años no hay equipos españoles en semifinales de Champions. Más allá de si es coincidencia o no, los modelos de Real Madrid, Barcelona y Atlético, sus tres equipos más importantes, lucen caducos ante tanta rapidez, sorpresa y capacidad de ir al frente de los demás. De los colombianos ni hablar. No hay ninguno en semifinales y salvo Duván, Muriel y Cuadrado, no se ven en el panorama jugadores para hacer parte de la élite del fútbol moderno bajo las características anteriormente descritas.

 

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