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Salah, Mohamed Salah. El mismo que clasificó a Egipto a un Mundial tras 28 años de ausencia en citas orbitales. El mismo que quedó segundo en las elecciones presidenciales de Egipto. El mismo que tiene el mundo a sus pies luego del doblete y las dos asistencias que dio ante la Roma en el triunfo 5-1 en la ida de las semifinales de la Champions League. No tiene techo, va por más.
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Una mística que solo tiene el Liverpool, que solo tiene Anfield. Y que ha seducido al mundo entero. El egipcio abrió el marcador a los 35 minutos con un remate colocado con su pierna izquierda desde el borde del área. Luego, a los 46', enloqueció a la afición con una elegante picada al portero rival. Un repertorio que sigue sorprendiendo al mundo.
En la segunda parte asistió a Sadio Mané (56') y a Roberto Firmino (61') para que sus compañeros ampliaran una goleada con la que pusieron un pie y medio en la final de la UEFA Champions League. A 20 minutos del final, el brasileño anotó el quinto definitivo, o al menos eso parecía. Porque al 81' Edin Dzeko descontó y al 86' Diego Perotti transformó un penal en gol para dejar cifras concretas en Liverpool. Premio para los italianos, quienes a pesar de tener un 5-0 en contra nunca bajaron los brazos.
El africano registra 43 goles y 13 asistencias en 47 partidos disputados en la presente temporada. Supera en la carrera por la Bota de Oro a Lionel Messi y a Cristiano Ronaldo. Al minuto 74' fue sustituido en medio de una ovación nunca antes vista en Anfield. Temblor de dos goles y dos asistencias en la escala de Salah en la tierra de los Beatles.
Salah es un fenómeno mundial y este Liverpool se ha ganado el corazón de todos los aficionados del fútbol. Va por el título de clubes más importante del mundo y, por qué no, por el Balón de Oro. De un hombre que no se cansó de luchar y que fue mirado por encima del hombro por José Mourinho en febrero de 2015, cuando fue cedido, como si fuera uno más del montón, a la Fiorentina. Su talento lo ha puesto en su sitio, en la cúspide del fútbol mundial.