Santos Borré, hijo del vallenato

“Mi muchacho”, la canción que le compuso Diomedes Díaz a su hijo Rafael Santos, fue la que motivó a los papás del hoy idolo de Eintracht Frankfurt a bautizarlo así. Esta es la historia del barranquillero de 26 años, campeón de la UEFA Europa League.

18 de mayo de 2022 - 11:40 p. m.
El delantero del Eintracht Frankfurt Santos Borré celebra tras marcar el penalti definitivo ante el Glasgow Rangers.
El delantero del Eintracht Frankfurt Santos Borré celebra tras marcar el penalti definitivo ante el Glasgow Rangers.
Foto: EFE - Jose Manuel Vidal

“Por eso Rafael Santos yo quiero dejarte dicho en esta canción, que si te inspira ser zapatero solo quiero que seas el mejor, porque de nada sirve el doctor si es el ejemplo malo del pueblo”. Rafael Santos Borré Amaury ha cumplido con estas palabras que le cantaban Deisy e Ismael, sus padres, desde que él estaba en el vientre. En la casa retumbaba la música, la caja, la guacharaca, el acordeón y las canciones de Diomedes Díaz. En especial esta, Mi muchacho, la misma que le compuso el Cacique de la Junta a su hijo Rafael Santos, nombre que repitieron los Borré para su pequeño.

(Video: el gol de Rafael Santos Borré en la final de la UEFA Europa League)

La cantaban una y otra vez. La oían y se ilusionaban con el momento de tener al pequeño en brazos y, cuando él creció, la parte en la que hacían especial entonación era en la que dice: “Solo quiero que seas el mejor”. No les importaba en qué, pero al decirlo firmaban un compromiso con el pequeño de que siempre lo iban a apoyar en todo, con la motivación de que él siempre fuera cabeza y no cola.

Desde muy niño en el barrio Santo Domingo de Barranquilla, Rafael disfrutaba junto a Ismael, su papá, quien era un fanático del fútbol y lo llevaba a ver los partidos de sus tíos, quienes todos los fines de semana jugaban en una de las polvorientas canchas del sector. Disfrutaba ese plan porque soñaba con poder estar dentro del campo. Cada vez que el balón se iba lejos, él era quien corría a recogerlo para poder pegarle algunas patadas y, cuando terminaba el partido, su papá cogía el balón y hacía pases con el pequeño Rafa.

Cuando sus padres se separaron, Rafael fue a vivir con su papá y su nueva esposa Ana Beatriz Madera a Valledupar, en donde comenzó a entrenar con un equipo de la ciudad. Claro que en vacaciones aprovechaba para ir a visitar a Deisy, su mamá, a Barranquilla. En uno de esos viajes a la capital del Atlántico le ofrecieron hacer pruebas en la escuela Neogranadinos, la cual era de Federico Chams y de Álvaro Aguilar, el papá de Abel Aguilar. Fue elegido. Sin embargo, Ismael, su padre, no estaba de acuerdo con que viviera en el barrio Santo Domingo, pues lo consideraba peligroso. El interés de los neogranadinos era tal, que Federico Chams aceptó llevarse a Rafael a vivir junto a su familia para que pudiera quedarse en la escuela.

En diálogo con El Espectador, el hoy goleador del club alemán afirmó que cuando no tenía para los pasajes “me tocaba caminar hasta el entrenamiento. Eran trayectos largos bajo el sol, los cuales me desgastaban mucho. Claro que llegaba a entrenar y no tenía excusas”.

Henry Peralta era uno de los entrenadores de la escuela y desde que vio jugar a Rafael Santos quedó impresionado. Por eso siempre le insistió a su amigo Agustín Garizábalo, un cazatalentos del Deportivo Cali, para que fuera a algún partido a verlo. Luego de seis meses de insistencia Garizabalo aceptó la invitación y con ver tan solo 20 minutos de un juego se convenció del talento del goleador. “Este ‘pelao’ me interesa”, le dijo a Henry. Y así llegó al equipo azucarero.

(La evolución de Rafael Santos Borré)

Cuando Leonel Álvarez era el técnico del Cali lo hacía entrenar con la plantilla profesional, así jugara con el equipo sub-20. Luego fue Héctor Cárdenas quien le dio la oportunidad de debutar en un partido en el que hizo gol ante el Deportivo Independiente Medellín y con el DT que mejor rindió fue con Fernando el Pecoso Castro, quien lo supo llevar y lo complementó muy bien con Hárold Preciado. Ganaron la Liga y al poco tiempo Rafa pasó al Atlético de Madrid de España.

La adaptación al Viejo Continente le costó. Era muy joven y la competencia por un puesto en la titular era dura. Luego lo prestaron al Villarreal y allá tampoco logró destacar. Así que su salvavidas fue volver a Suramérica, pero a un grande como River Plate.

Llegó sin hacer mucho ruido, no había muchas expectativas en lo que él pudiera lograr. Pero en silencio, con el apoyo de su familia, especialmente de su esposa, con quien vivía en Argentina, se ganó un lugar. El técnico Marcelo Gallardo le dio el espaldarazo necesario para brillar. Ya ganó la Copa Libertadores 2018, entre otros títulos. Este miércoles fue la figura en la conquista de Eintracht Frankfurt en la Europa League.

Rafael Santos Borré sigue cumpliendo con la promisoria letra que le cantaron sus padres en su momento.

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