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Los bailes de Yerry Mina tienen nuevo destino: el Camp Nou. El nacido en Guachené (Cauca) fue oficializado como nuevo futbolista del FC Barcelona. El exjugador del Palmeiras se acaba de convertir en el segundo colombiano de la historia en el equipo catalán. El primero fue el vallecaucano Lauro Mosquera en 1964 al mando de César Rodríguez. (Leer más: Barcelona hace oficial fichaje de Yerry Mina por 11,8 millones de euros)
A sus 19 años debutó con Deportivo Pasto, club con el que disputó 24 partidos y anotó un gol. Sus buenas presentaciones hicieron que Independiente Santa Fe se fijara en el zaguero central para el primer semestre de 2014. En el cuadro cardenal se convirtió en referente y en uno de los principales responsables del título de la Copa Sudamericana 2015, certamen en el que fue distinguido como el mejor joven del torneo e incluido en el once ideal de la competencia. Además ganó la Liga Águila II en 2014 y la Superliga de 2015. (Lauro Mosquera, el primer colombiano en el Barcelona)
Tras dos años y medio vestido de rojo fichó por el Palmeiras. En el equipo paulista llegó a ser titular. Su personalidad arrasadora hizo que la adaptación no fuera un problema. A los tres días de haber llegado, ya había puesto a bailar con su alegría a sus compañeros. Luego, dentro del terreno de juego, se convirtió en un líder y en una garantía en la defensa del conjunto brasileño. En el Verdão se consagró campeón de la Serie A 2016 de Brasil y fue escogido como el mejor central de la competencia.
Un jugador fuerte, con gran juego aéreo y que no tiene miedo de salir jugando. Y también, un central que hace goles: registra 23 en su corta carrera como profesional.
En la selección colombiana de mayores debutó en el triunfo 2-1 frente a Paraguay en la Copa América Centenario. Luego fue incluído por José Pékerman para el cierre de las eliminatorias sudamericanas rumbo a Rusia 2018. En su segundo partido, ante Uruguay, anotó el gol del empate 2-2 en Barranquilla luego de que subiera al ataque en los últimos minutos del partido. Una locura hecha con autoridad que al final valió oro para asegurar la clasificación mundialista.
El defensa de 1,95 metros de estatura es el segundo refuerzo del Barcelona en el mercado invernal, luego de Phillipe Coutinho, quien costó 120 millones de euros más 20 en variables.