Andrés Felipe Roa: “Quiero estar en la Copa América 2019”

La imagen se viraliza en las redes sociales y Andrés Felipe Roa empieza a ser tendencia en la Argentina. El “no look pass” (término del fútbol inglés que perfectamente puede aplicarse a la jugada) fue patentado por Ronaldinho, uno de los ídolos de este mediocampista nacido hace 25 años en Sabanalarga, en el departamento del Atlántico.

Y el gol que le hizo a su compatriota Iván Arboleda recorrió el mundo. Cuando enfrentó al arquero de Tumaco, amagó y antes de rematar al arco, giró la cabeza hacia atrás. “Se enojaron conmigo, pero mi intención no fue provocar a nadie. Lo sentí así en ese momento, me salió de esa manera. Le ofrecí mis disculpas al portero y está todo bien”, le dijo el costeño a El Espectador en La Quemita, el predio donde se entrena Huracán, el autodenominado sexto grande del país.

Roa llegó al fútbol de estas tierras por expreso pedido de Gustavo Alfaro. El técnico, también comentarista de Caracol Televisión, es un gran conocedor del medio colombiano. Le había echado el ojo en Deportivo Cali y lo convenció rápidamente. “No dudé un segundo en venir a la Argentina. Esta es una liga competitiva y me dará la posibilidad de seguir creciendo en mi carrera. Cuando el profe me llamó, le dije sí inmediatamente. Me motivó para jugar en Huracán, me dio confianza y quiero demostrar mi talento”, sentencia.

Roa se crió en Campo Bolívar. A los siete años, gracias al apoyo de su padre, Carlos, se inscribió en la escuela Augusto Castro. Después, en Asefusa. En el barrio jugaba por la gaseosa. Hasta que Agustín Garizábalo descubrió su brillantez con la pelota y lo llevó al Cali. Hizo las divisiones menores en el club azucarero.

Estuvo como préstamo en Unión Magdalena y Uniautónoma de la segunda división. Explotó en la primera del verde y no salió más del equipo titular. Hasta que el “Globo” se cruzó en su vida.

¿El gol que le hizo a Banfield fue el mejor de su carrera?

Lo pondría en un lugar especial junto a otros goles que hice: el que le hice al DIM en la final de 2015, cuando fuimos campeones con Cali y los dos que le marqué al América en el clásico.

En Argentina lo empiezan a llamar “Ronaldinho”. ¿Es uno de sus referentes? ¿Pensó en él para hacer ese gol?

Le quise poner un moño a la jugada. Ojalá sea el primer gol de los muchos que vendrán con la camiseta de Huracán. Me gusta Ronaldinho. Ha sido el mejor jugador del mundo. Por supuesto, me encanta Lionel Messi. Siempre admiré a Juan Román Riquelme, Andrés Iniesta y otro que mostró ser un gran jugador es Eden Hazard. En el Mundial la rompió.

Alfaro dice que usted es el jugador distinto del equipo. En la arenga que hizo Israel Damonte antes del partido con Banfield, se escuchó: “Busquen siempre a Roa”. ¿Ese respaldo le genera una presión extra?

Creo que eso me llena de más confianza que de presión. Que me vean de esa manera, que siempre me brinden su apoyo, es muy importante para mí. Obviamente, hay que asumirlo con responsabilidad, todo el equipo deposita sus esperanzas en mí y hay que saber responder con fútbol y con entrega.

¿Qué clase de técnico es Alfaro? ¿Con qué estratega se encontró y qué lugar ocupa en su carrera?

Lo estoy tratando y conociendo en estos momentos. Pero a pesar del poco tiempo que tengo en el club, puedo decir que es una persona muy trabajadora, que trata de convencer al jugador de las condiciones que tiene y explotarlas al máximo. Está apoyando y exigiendo todo el tiempo. Me da una confianza grande, sirve para desarrollar mi talento. El profe Alfaro ha sido de los más importantes, porque me abrió la puerta del fútbol del exterior. Pero varios técnicos me han marcado también: el Pecoso Castro, Fernando Velasco y Héctor Cárdenas.

¿Se adaptó al fútbol argentino más rápido de lo que esperaba?

Sí, pensé que me iba a costar un poco más, pero me incorporé sin problemas. Cada vez estoy cogiendo mayor ritmo y sigo creciendo. Y aunque me gusta tener el balón, el profe me dijo que acá hay que hacer la jugada más rápido, no puede uno andar sacándose uno o dos jugadores de encima. Cuando se presenta la oportunidad y puedo encarar, lo hago; pero tengo que hacer lo que pide la jugada. Eso es clave.

¿Qué diferencias encontró en esta liga respecto a la colombiana?

Acá hay mucha fricción, sobre todo se expresa más la parte física. Allá no se juega tan intenso. Todo es más pausado. Acá es más aguerrido. Todos meten, corren. Es un fútbol difícil. Pero no estoy teniendo problemas.

¿Es cierto que lo llamó San Lorenzo y eligió Huracán o fue una declaración demagógica por la rivalidad que existe entre los dos equipos?

Sí, es la pura verdad. La posibilidad de San Lorenzo surgió a última hora, pero ya le habíamos dado la palabra a Huracán. Y estoy contento con la decisión que tomé. Es un gran club importante, bien organizado y con una gran hinchada. Estoy viviendo una gran experiencia.

¿Por qué eligió el número 10?

Me gusta, siempre jugué con esa camiseta, la uso desde niño. Pregunté qué números estaban disponibles. Me dijeron que estaba la 12 y la 10. La había dejado el Rolfi Montenegro, que fue un gran jugador de esta institución. Y me puse su camiseta. Además, la otra es la que usa el arquero suplente.

Fue convocado para la Copa América del Centenario, pero no jugó; tuvo mayor participación en los Juegos Olímpicos. ¿Cree que este paso en el fútbol argentino lo va a relanzar para la selección?

Para eso estoy trabajando. Siempre el sueño y el deseo es estar en la selección. Representar a mi país es muy especial. Me tengo fe. Quiero estar en la Copa América de Brasil. Voy a hacer el mayor esfuerzo posible.

La imagen se viraliza en las redes sociales y Andrés Felipe Roa empieza a ser tendencia en la Argentina. El “no look pass” (término del fútbol inglés que perfectamente puede aplicarse a la jugada) fue patentado por Ronaldinho, uno de los ídolos de este mediocampista nacido hace 25 años en Sabanalarga, en el departamento del Atlántico.

Y el gol que le hizo a su compatriota Iván Arboleda recorrió el mundo. Cuando enfrentó al arquero de Tumaco, amagó y antes de rematar al arco, giró la cabeza hacia atrás. “Se enojaron conmigo, pero mi intención no fue provocar a nadie. Lo sentí así en ese momento, me salió de esa manera. Le ofrecí mis disculpas al portero y está todo bien”, le dijo el costeño a El Espectador en La Quemita, el predio donde se entrena Huracán, el autodenominado sexto grande del país.

Roa llegó al fútbol de estas tierras por expreso pedido de Gustavo Alfaro. El técnico, también comentarista de Caracol Televisión, es un gran conocedor del medio colombiano. Le había echado el ojo en Deportivo Cali y lo convenció rápidamente. “No dudé un segundo en venir a la Argentina. Esta es una liga competitiva y me dará la posibilidad de seguir creciendo en mi carrera. Cuando el profe me llamó, le dije sí inmediatamente. Me motivó para jugar en Huracán, me dio confianza y quiero demostrar mi talento”, sentencia.

Roa se crió en Campo Bolívar. A los siete años, gracias al apoyo de su padre, Carlos, se inscribió en la escuela Augusto Castro. Después, en Asefusa. En el barrio jugaba por la gaseosa. Hasta que Agustín Garizábalo descubrió su brillantez con la pelota y lo llevó al Cali. Hizo las divisiones menores en el club azucarero.

Estuvo como préstamo en Unión Magdalena y Uniautónoma de la segunda división. Explotó en la primera del verde y no salió más del equipo titular. Hasta que el “Globo” se cruzó en su vida.

¿El gol que le hizo a Banfield fue el mejor de su carrera?

Lo pondría en un lugar especial junto a otros goles que hice: el que le hice al DIM en la final de 2015, cuando fuimos campeones con Cali y los dos que le marqué al América en el clásico.

En Argentina lo empiezan a llamar “Ronaldinho”. ¿Es uno de sus referentes? ¿Pensó en él para hacer ese gol?

Le quise poner un moño a la jugada. Ojalá sea el primer gol de los muchos que vendrán con la camiseta de Huracán. Me gusta Ronaldinho. Ha sido el mejor jugador del mundo. Por supuesto, me encanta Lionel Messi. Siempre admiré a Juan Román Riquelme, Andrés Iniesta y otro que mostró ser un gran jugador es Eden Hazard. En el Mundial la rompió.

Alfaro dice que usted es el jugador distinto del equipo. En la arenga que hizo Israel Damonte antes del partido con Banfield, se escuchó: “Busquen siempre a Roa”. ¿Ese respaldo le genera una presión extra?

Creo que eso me llena de más confianza que de presión. Que me vean de esa manera, que siempre me brinden su apoyo, es muy importante para mí. Obviamente, hay que asumirlo con responsabilidad, todo el equipo deposita sus esperanzas en mí y hay que saber responder con fútbol y con entrega.

¿Qué clase de técnico es Alfaro? ¿Con qué estratega se encontró y qué lugar ocupa en su carrera?

Lo estoy tratando y conociendo en estos momentos. Pero a pesar del poco tiempo que tengo en el club, puedo decir que es una persona muy trabajadora, que trata de convencer al jugador de las condiciones que tiene y explotarlas al máximo. Está apoyando y exigiendo todo el tiempo. Me da una confianza grande, sirve para desarrollar mi talento. El profe Alfaro ha sido de los más importantes, porque me abrió la puerta del fútbol del exterior. Pero varios técnicos me han marcado también: el Pecoso Castro, Fernando Velasco y Héctor Cárdenas.

¿Se adaptó al fútbol argentino más rápido de lo que esperaba?

Sí, pensé que me iba a costar un poco más, pero me incorporé sin problemas. Cada vez estoy cogiendo mayor ritmo y sigo creciendo. Y aunque me gusta tener el balón, el profe me dijo que acá hay que hacer la jugada más rápido, no puede uno andar sacándose uno o dos jugadores de encima. Cuando se presenta la oportunidad y puedo encarar, lo hago; pero tengo que hacer lo que pide la jugada. Eso es clave.

¿Qué diferencias encontró en esta liga respecto a la colombiana?

Acá hay mucha fricción, sobre todo se expresa más la parte física. Allá no se juega tan intenso. Todo es más pausado. Acá es más aguerrido. Todos meten, corren. Es un fútbol difícil. Pero no estoy teniendo problemas.

¿Es cierto que lo llamó San Lorenzo y eligió Huracán o fue una declaración demagógica por la rivalidad que existe entre los dos equipos?

Sí, es la pura verdad. La posibilidad de San Lorenzo surgió a última hora, pero ya le habíamos dado la palabra a Huracán. Y estoy contento con la decisión que tomé. Es un gran club importante, bien organizado y con una gran hinchada. Estoy viviendo una gran experiencia.

¿Por qué eligió el número 10?

Me gusta, siempre jugué con esa camiseta, la uso desde niño. Pregunté qué números estaban disponibles. Me dijeron que estaba la 12 y la 10. La había dejado el Rolfi Montenegro, que fue un gran jugador de esta institución. Y me puse su camiseta. Además, la otra es la que usa el arquero suplente.

Fue convocado para la Copa América del Centenario, pero no jugó; tuvo mayor participación en los Juegos Olímpicos. ¿Cree que este paso en el fútbol argentino lo va a relanzar para la selección?

Para eso estoy trabajando. Siempre el sueño y el deseo es estar en la selección. Representar a mi país es muy especial. Me tengo fe. Quiero estar en la Copa América de Brasil. Voy a hacer el mayor esfuerzo posible.