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Argentina retiene el aliento en la víspera de una final que espera todo el país

El domingo, en el mítico Maracaná, se jugará mucho más que un partido de fútbol.

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AFP
12 de julio de 2014 - 02:45 p. m.
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Argentina vuelve a la final de un Mundial 24 años después de caer en Italia-90, ante Alemania, un rival tan conocido como temido por los más de 40 millones de personas que contienen el aliento hasta el domingo, conscientes de que están ante un momento histórico.

El domingo, en el mítico Maracaná, se jugará mucho más que un partido de fútbol. Durante esos 90 decisivos minutos, habrá padres con sus hijos, abuelos y nietos, amigos, familias enteras compartiendo juntas desde Ushuaia a la Quiaca un sueño común: volver a ser la mejor selección del planeta.

Alemania y Argentina son enemigos íntimos declarados.

Además de sus enfrentamientos en las citas de 1986 y 1990, también se vieron las caras en Alemania-2006, donde el anfitrión derrotó a los sudamericanos en la tanda de penales de cuartos de final después de acabar 1-1 el tiempo reglamentario, y en 2010, donde la goleada por 4-0, de nuevo en cuartos, le costó el puesto de seleccionador a Diego Armando Maradona.

La albiceleste levantó su última Copa del Mundo hace 28 años, en México-86, en un campeonato que elevó a Maradona al Olimpo futbolístico. Su famoso gol ante Inglaterra, driblando a medio equipo, y su 'mano de Dios', son ya historia viva y eterna del deporte.

Cuatro años después, en Italia-90, el equipo se quedó a las puertas. Alemania fue entonces su verdugo, vengándose de la derrota sufrida cuatro años antes con un penal en el minuto 85 que transformó Andreas Brehme y que silenció las ilusiones de todo el país.

Ha llovido mucho desde entonces, tanto que los niños ya son padres y muchos padres son ya abuelos. Varias generaciones de argentinos no han podido saborear las mieles del éxito en primera persona y esperan nerviosos la gran final. En Buenos Aires no se habla de otra cosa.

- Un país con ganas de fiesta -

Fondos buitre, suspensión de pagos, préstamos, crédito, deuda... son los términos más repetidos en los últimos días en el país, que vive una situación económica delicada. El fútbol es y ha sido el salvoconducto de una nación con ganas de fiesta.

"Necesitamos la Copa. Llevamos mucho tiempo esperándola", reconoció a la AFP Francisco, un empleado del transporte público de la capital argentina ilusionado con las esperanzas de su equipo.

El momento álgido se vivió en la semifinal ante Holanda, el miércoles, en la plaza San Martín de la capital, donde se reunieron cerca de 50.000 personas alrededor de una pantalla gigante para compartir sus sentimientos.

De haber victoria, el domingo se esperan millones de personas en las calles, especialmente en Buenos Aires, donde cientos de miles suelen celebrar alrededor del Obelisco.

- Nervios y ansiedad en horas previas -

"Vivo las horas previas con muchísima ansiedad, nervios, esperanza, emoción y angustia", contó a la AFP Germán Vázquez, un consultor y broker inmobiliario argentino de 33 años.

Vázquez coincide con varios compatriotas al apuntar que por un lado siente "ganas de que llegue pronto el domingo y, por otro, no quiero que llegue nunca, más que nada porque sé que Alemania nos va a costar mucho y un segundo puesto tendría sabor a derrota a pesar de que llegar hasta acá ya es un logro", dijo.

"Para Argentina es lo más grande que le puede pasar, no a nivel futbolístico, sino más bien como país", agregó el agente inmobiliario.

"Creo que si se le pregunta a casi cualquier argentino qué es lo más grande que nos puede pasar como país, responderían justamente que ganar un Mundial. Significaría la unión de este país", explicó.

Argentina ha vivido, seguramente, mejores generaciones que esta. En 1994 contaba con Ruggeri, Redondo, Simeone, Batistuta, Caniggia y un Maradona que vivió en Estados Unidos el principio del fin de su carrera.

Posteriormente se unieron los Ayala, Zanetti, Verón, Riquelme o Crespo a un equipo ya de por sí lleno de talento.

Hoy están Messi, Mascherano...y nueve más. Argentina es un bloque compacto. Como su país estos días. Todos a una con un objetivo común: que la Copa vuelva a recorrer las calles de sus ciudades, con miles de personas entregadas a sus héroes. Todos juntos.

Por AFP

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