
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El más dramático final de esta Copa Mundo se dio este lunes, en el duelo entre Bélgica y Japón. Corría el minuto 94 y el juego estaba empatado a dos goles. Los nipones, sin embargo, tenían una última opción de desequilibrar el marcador en un tiro de esquina. El cobro al corazón del área quedó en manos del golero Thibaut Courtois, quien sacó rápido y generó el contragolpe de Kevin de Bruyne. (Vea aquí nuestro especial del Mundial de Rusia 2018)
El volante transportó la pelota durante 50 metros antes de tocarla a un costado para Thomas Maunier, quien de primera la tocó al centro. En vez de intentar rematar, Romelu Lukaku abrió las piernas y dejó pasar el balón para que Nacer Chadly llegara de atrás y anotara el gol de la victoria.
Bélgica se impuso 3-2 en un verdadero partidazo, mucho más disputado de lo que se esperaba, pues el conjunto asiático mostró su mejor versión y estuvo a punto de llevarse la victoria. Quedó claro, una vez más, que en un Mundial no hay rival pequeño. Los diablos rojos venían de ganar sus primeros tres partidos y eran amplios favoritos, pero se toparon con un equipo muy bien parado atrás y peligroso en el contraataque. (Puede leer: Al último suspiro, Bélgica remontó y le ganó 3-2 a Japón)
En la primera parte no hubo muchas opciones de gol, pero el complemento fue muy emocionante. Tras una rápida descolgada, Japón se fue en ventaja a los 48 minutos, por intermedio de Hotaro Haraguchi. Y poco después llegó la segunda anotación, de Takashi Inui. Los tantos fueron un duro golpe para los dirigidos por el español Roberto Martínez, que se demoraron en reaccionar. Por fortuna para ellos, faltaba todavía más de media hora para el final.
Bélgica comenzó a arrimarse cada vez con mayor peligro, pero consiguió el descuento en una acción providencial de Jan Vertonghen, quien al intentar devolver de golpe de cabeza un balón al centro del área lo terminó metiendo en el arco japonés. Entonces fueron los nipones los que sintieron el golpe y pocos minutos después Marouane Fellaini igualó el marcador, también con un cabezazo, esta vez ante centro de Eden Hazard. (Lea: La tradición de los arqueros belgas)
Reviva el gol agónico con el que Bélgica clasificó a cuartos de final del Mundial:
Japón murió con las botas puestas, dejando el alma en la cancha y una imagen muy positiva de su fútbol. Bélgica sigue soñando con ganar su primer Mundial, pero deberá mejorar mucho si piensa plantarle cara a Brasil, un rival al que no le deberá dar las mismas ventajas que a los nipones. En un torneo lleno de sorpresas, Japón estuvo a punto de dar una más, pero al final se impusieron la experiencia y jerarquía de un equipo que ilusiona a sus hinchas, como lo ha hecho en vano otras veces, pero que este lunes dio una muestra de carácter y remontó un resultado que parecía imposible. Esa es una razón para seguir pensando que esta vez sí se puede. (Lea: La generación dorada de Bélgica llegó pisando fuerte al Mundial de Rusia)