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Decidida a demostrar que no orbita solo alrededor de Neymar, Brasil se medirá este viernes a Rusia en el mismo estadio que acogerá la final del Mundial. Pero para regresar a Moscú el 15 de julio antes deberá probar que superó las dependencias del pasado.
Tras el duelo del estadio Luzhniki, al equipo suramericano le espera otra experiencia terapéutica: el reencuentro con Alemania tras el traumático 7-1 de la Copa que perdió en casa.
Después de acabar 2017 como firme candidato para brillar en la cita orbital, a Brasil se le torcieron los planes con el pie de Neymar. La inoportuna lesión del jugador de PSG hace tres semanas dinamitó las cuidadas proyecciones de Tite, quien incluso retrasó diez días su convocatoria para los amistosos. (Lea también: La lesión de Neymar deja en vilo al PSG)
Y aunque el delantero decidió apostarlo todo al Mundial y pasar por el quirófano, solo volverá a las canchas a finales de mayo. En su lugar, el seleccionador optará por el extremo de la Juventus, Douglas Costa, que actuará por el lado izquierdo, con WilliaM por el derecho. Pero nadie puede llenar completamente el vacío de Neymar.
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"Es insustituible. Por su alto nivel y la calidad que tiene, por ser uno de los mejores del mundo Douglas no tiene la responsabilidad de suplir a nadie; él viene a hacer su juego", aclaró Tite el jueves.
Los sacrificados en Moscú serán, en principio, el centrocampista del Beijing Guoan, Renato Augusto, que dejará su puesto a Philippe Coutinho, y el zaguero Marquinhos, reemplazado en el equipo titular por Thiago Silva.
La baja de Neymar no fue la única que afectó a Brasil en el último mes, y las malas noticias no dejaron de llegar ni siquiera iniciada la convocatoria en Moscú, de la que tuvo que salir el martes Alex Sandro, lesionado en el muslo.
El lateral de Juventus había llegado para suplir otra baja, la de Filipe Luis, cuya presencia en el Mundial está en peligro después de la fractura en el peroné que sufrió la semana pasada.
Al final, Tite llamó al lateral del Shakhtar Donetsk Ismaily para unirse de urgencia a un grupo en el que apenas quedan ocho plazas libres. Pero aunque 15 jugadores ya tengan su pasaporte sellado por el seleccionador, la competitividad no mengua en un plantel hambriento tras la catástrofe de 2014.
Con el fracaso del último Mundial 2014 todavía bajo la piel, Brasil lleva cuatro años soñando con su redención en Rusia. Recordemos que los pentacampeones del mundo están en el Grupo E y debutarán el 17 de junio ante Suiza, antes de medirse con Costa Rica y Serbia.